El recuerdo se repetía una y otra vez en mi mente. Comencé a dar pequeños pasos hacia atrás. La mirada del hombre seguía puesta en mí. Parecía haberme reconocido pero eso debe ser imposible, aquella vez no me vio, llevaba la cabeza cubierta con una capucha.
Flashback
—¡Eres un insensato! —vociferó mi padre. —Pensaba que eras uno de mis mejores hombres perome equivocaba. —el hombre estaba de espaldas a mí, mientras que mi padre estaba frente a él. Este no parecía inmutarse por los gritos de mi padre, al parecer estaba ya acostumbrado. —¡¿Como se te ocurre dejar escapar al testigo?! ¡¿Que haremos si nos delata?! —la poca paciencia que tenía mi padre se estaba acabando. Le hizo una señala uno de sus hombres y este le pasó una pistola. Mi padre comenzó a caminar de un lado a otro delante del hombre mientras acariciaba el arma. —Como se os ha podido olvidar limpiar la zona del crimen. ¡¿Cómo?! —mi padre apuntó al hombre con la pistola y yo me llevé las manos a la boca, ahogando un grito. —Eráis 6 hombres Eliot, ¡Seis! —rio mi padre de forma siniestra haciendo que toda mi piel se erizase. —Tú debías organizarlos y controlar la situación.
—Todo se descontroló señor Bruns. —habló por primera vez el hombre. —Mandé a tres de los hombres a buscar al testigo y acabar con él, pero comenzaron a oírse las sirenas de los policías y todos se asustaron y descontrolaron. —para mi sonrpresa, el hombre hablaba con bastante traquilidad. —todos salieron huyendo, y yo solo no podía hacer nada.
—Has sido entrenado para salir de situaciones como esa. —el tono de mi padre era firme y duro.
—Si, pero el equipo que puso a mi cargo no era de los mejores y la misión no era fácil. — toda la sala quedó en silencio, un silencio que recorrió cada entraña de mi cuerpo y que no anunciaba nada bueno.
—¿Estás diciendo que ha sido culpa mía? —mi padre cogió del pelo al hombre, obligándole a mirarle. —¿Piensas que no se hacer bien mi trabajo? —todos los hombres de mi padre se acercon a ellos. —Quizas eres tú quien no vale para esto.Mi padre se alejó de Eliot y sus hombres se pusieron alrededor de él. Eliot comenzó a forcejear, pero tanto sus manos como pies estaban atados a la silla. Cuando los hombres de mi padre se separaron de él, este tenía una capucha negra que cubría su cabeza. ¿Qué piensa hacer mi padre?
La mirada de mi padre, llena de odio y maldad estaba posada en mí y un escalofrio recorrió toda mi espina dorsal. Me hizo una señal para que me acercase a él pero no me moví de mi sitio. Giré sobre mis talones, dispuesta a abrir la puerta para abandonar este horrible lugar cuando una mano me lo impidió. Julio apartó mi mano de la manivela y me obligó a ir donde mi padre. Me paré a su lado. Este me miró molesto por mi anterior actuación. Cogió una de mis manos y depositó la pistola en ella. Yo la miré aterrada, como si fuese una bomba apunto de explotar.—Dispárale. —dijo mi padre con voz neutra
—¿Qué? —pregunté sorprendida, no me esperaba eso. —No lo haré
—Rhea. —dijo mi padrea modo de advertencia.
—No papá, no lo voy a hacer. —sentía como las lágrimas se acumulaban en mis ojos. —Es una persona, su vida vale igual que la mía. —las lágrimas comenzaban a desbordarse. —Tendrá una familia e hijos a los que cuidar.
—Si te vuelves a negar, te daré una razón de verdad para que llores. —algo dentro de mi crujió al escuchar sus frías palabras. Me hablaba como si fuese uno más de sus trabajadores y no su hija. —¿Quieres que hagamos otra cosa? —asentí repetidas veces. No quería despirarle a aquel hombre. —Muy bien, tú ocuparás su lugarMe quedé muerta al escuchar sus palabras. Lo miré con los ojos desorbitados y boquiabierta. Sentí como si la sangre dejase de circular por mis venas.
Mi padre hizo una señal a sus hombres para que desataran a Diego, mientras que él me agarró del brazo y comenzamos a caminar hacia la silla. A pesar de toda la resistencia que ponía, mi padre tenía el doble o más fuerza que yo.
Mi cabeza iba a mil por hora, no quería dispara a aquel hombre, pero tampoco quería que me disparasen a mi y sabía que mi padre era capaz de hacerlo con tal de que aprenda la lección: nunca negarme a hacer lo que él dice.
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La Oveja Blanca
Teen Fiction-No se porque te empeñas en seguir estudiando -dijo mi padre con seriedad -Te acabarás dedicando al negocio familiar -su mirada atravesó la mía como un afilado cuchillo -Es algo inevitable, está en tu sangre -No estés tan seguro -reí al ver la segur...