• D I E Z •

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Me supera. Mi padre a veces me supera de verdad.
Se que odia que vaya a la universidad, y también la carrera que estoy estudiando. Se que le encanta hacerme perder el tiempo obligándome a ir con él a sus negocios, así como ha hecho hoy. Me había hecho saltarme la mitad del día en la universidad, solo para venir a un estúpido negocio con él. Para venir a la casa de uno de sus negociantes.

Incréible.

Por mas que le diga que no quiero tener nada que ver, que me deje en paz y que se olvide de que me haga cargo de la mafia, él sigue y sigue, con mas insistencia. Solo espero volver a tiempo a la universidad, no me gustaría perder el día entero.

Un hombre de no mas de 35 años, nos abrió las enormes puertas que daban paso a un gigantesco despacho. Sin embargo, al entrar, no da la misma sensación. El lugar no es tan grande, quizas la mitad o menos que el despacho de mipadre. Dan mas impresión las puertas que otra cosa.
Allí dentro, sentado en una silla detras del negro escritorio, nos esperaba un hombre, quizas de la edad de mi padre. Este al vernos se levantó y se acercó a nosotros. Saludó de forma calurosa a mi padre, como si de toda la vida se conociesen. Nos invitó a sentarnos frente a él.
No sabía que pintaba yo en este lugar, no había visto a este hombre en mi vida, pero mi padre piensa que es importante que le acompañe para que aprenda a negociar. Que debo conocer estos ambientes para mi futuro como líder. No voy a poder quitar ese pensamiento de su cabeza, asi que, ahora me limito a ignorarle o darle la razón como a los tontos. No tengo necesidad de discutir con él por ahora.

- Me alegro de verte Bruns. - dijo el hombre con tono amistoso. -Ha pasado mucho tiempo desde la última vez.  -su mirada se detuvo en mí. -¿Está es tú hija? ¿La pequeña Rhea? -me miró sorprendido pero de nuevo volvió a sonreír. -¿Qué tal está Flora? -giré la cabeza hacia mi padre y este tenía los labios apretados.

Pues si que llevaban tiempo sin verse este hombre y mi padre. Con que Flora es el nombre de mi madre, ya se un dato mas y eso es lo que le esta concomiendo por dentro a mi padre.

- Yo también me alegro de verte Murray. -sonrió mi padre. Bipolar lo llamaban. -Deberíamos vernos mas a menudo. Te presento a mi hija Rhea. -le sonreí algo desconcertada, pues no recuerdo a este hombre. -Flora y yo ya no estamos juntos, ya sabes como es mi vida. Ella no estaba conforme con ello. -esta vez fui yo quien apreté los labios y lo miré incrédula. ¿Cómo se atrevía a mentir de forma tan descarada? Conté hasta 10 para tranquilizarme y no saltar aquí delante. Aparte mis ojos de mi padre y comencé a observar el lugar.
-¿Qué novedades traes para mi? -dijo es tal Murray.
-¿Conoces a la familia Sallow? -la voz de mi padre había cogido un tono serio.
- Como no conocerla. Esa familia esta cogiendo poder a una velocidad incréible. -apoyó Murray los codos en el escritorio. -Es un problema para nosotros.
- Pronto dejará de serlo. -noté oscuridad en la voz de mi padre. Me bello se erizó al sentir la mano de mi padre en mi espalda. -Mi hija esta infiltrada en su mafia. Me contó que Eliot Santoro...
-¿Quién trabajaba hace unos años contigo? -interrumpió Murray a mi padre asombrado.
-Si. -se limitó a contestar. -Ahora esta trabajando para los Sallow. Que traicionero por su parte irse con el enemigo.
- Entiendo tu frustración. -se echó para atrás en la silla, pegando su espalda al respaldo de esta y colocando sus manos detrás de la nuca. -Pero ¿qué tiene que ver Eliot para eliminar a los Sallow?
- Ordenaré que alguien mate a Eliot y de esta forma los incriminaremos. -una sonrisa siniestra apareció en el rostro de mi padre.
-¿Y que gano con yo eso? -se cruzó de brazos Murray. Aquí venía el gran momento esperado. La negociación. -No estoy de acuerdo en matarlo.
-Eliminando a la competencia nos quedaremos con todo el poder de la ciudad, ¿no te parece un buen beneficio? -sonrió de lado mi padre. -Él nos ha traicionado Murray.
- Cuéntame mas de ese plan que tienes Bruns. -se acercó Murray a la mesa para escuchar mejor a mi padre. -Accederé con una condición: Eliot seguirá con vida. Yo me encargaré de él.

Mi padre y Murray cerraron la negociación firmando unos papeles. Estabamos a punto de irnos cuando ambos sepusieron a hablar de la vida y yo me quedé tal que: hola folio en blanco, ¿todo bien en tu vida?
Las puertas del despacho se abrieron tras nosotros. Todos nos giramos y por ellas entraba un chico de mi edad o unos años mas. Su cabello era platinado, sus ojos azules como el océano y su cara parecia haber sido tallada por los mismisimos dioses. Obvio, y como todo el mundo era mas alto que yo, quizas de la altura de mi padre. Vestía una camisa blanca con unos pantalones negros ajustados y unas zapatillas blancas. Era un chico que agradaba a la vista, no os voy a mentir.
Caminaba con firmeza hacia nosotros, como si tuviera todo el ambiente controlado. Su mirada recorrió a todos los presentes hasta que se detuvo en mi. Le iba a contestar algo como "que miras" pero mi padre comprendió mis intenciones y me detuvo antes de que pudiera decir algo.
Murray se levantó y se paro al lado de aquel chico, quien seguía con su mirada puesta en mi.

- Este es mi hijo Yanay. -sonrió orgulloso Murray. Mi padre y él estrecharon sus manos, intercambiaron algunas palabras y su mirada regresó a mi. Empezaba a darme escalofríos.
-¿Quién es ella?- su voz era mas suave de lo que me esperaba.
- Es mi hija Rhea. -contestó mi padre. ¿Quién le ha dado el permiso de que me presente? Porque yo no.
- Encantado. -dijo este cogiendo mi mano y depositando un delicado beso en ella. -Yo soy Yanay. -lo miré extrañada por su acto.
- Si, si, ya lo ha dicho tú padre. -retiré la mano. -Encantada yo también.

Yanay suelta mi mano y se acerca a su padre, le dice algo al oído y sale de la sala. Fusilo a mi padre con la mirada y este simplemente se encoge de hombros.

Mi padre me dejó frente a la puerta de la universidad. A duras penas pero lo conseguí. Quedaba menos de cinco minutos para que las clases volviesen a empezar. Corría tanto que no veía ni mis piernas sobre la acera. Atravese las puertas de la universidad y todo el mundo estaba regresando a clases después del descanso. Cogí con fuerza mi mochila y me adentré en la muchedumbre.
Conseguí llegar a clase antes que el profesor. Nunca había corrido tanto en mi vida.
Me senté junto a Eros, que me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Otra vez ese sentimiento agridulce inundó mi ser. Me estaba convirtiendo en la clase de persona que mas detestaba. Poco a poco, con mis actuciones, me estaba transformando en mi padre.
A mi mente vino la negociaicón de hace un momento. Mi padre y Murray piensan matar a Eliot e inculpar a Eros y su familia. Sabía que no podía guardarme esta información en mi interior. Hacer eso me convertiría en una pesona peor que mi padre. Saber la verdad y todo lo que va a ocurrir y no avisar a quienes estan implicados. Quizas esto vaya en contra de mi misión. Si mi padre se llegase a enterar acabaría conmigo sin dudarlo, pero no puedo guardármelo, no cuando personas inocentes van a salir heridas y mas cuando esas personas cada vez me importan mas. Hiciera bien o no mi misión, mi padre ya me dejó claro que no dudaría en herir a alguien si es necesario. Puede que nunca consiga mi libertad, que simepre esté atada a mi padre y a los fantasmas de mi pasado, pero hoy, mi misión coge otro rumbo. Se acabó hacer lo que mi padre diga, a partir de ahora haré lo que yo creo que es correcto.

-Eros. -lo llamé en un susurro. Este me miró, le hice una señal para que se acercase a mi y eso hizo. -¿Recuerdas el hombre que estuvo entu casa? -asintió.

Por un segundo dudé si contarle o no. Quizas no me creyese. Si descubre la verdad me odiará. Me dolería que lo hiciese pero tendría todo el derecho del mundo. No quiero que esta relación entre nosotros se terminé, se ha vuelto importante para mi, pero prefiero que me odie sabiendo la verdad a que nuestra relación se base en una mentira

- He oído que quieren acabar con él.
- Esta bien. Cuando volvamos a casa avisaremos a mi padre. -lo miré atónita. Me ha creído asi como asi. No me ha hecho ninguna pregunta.
-¿No te preguntas como lo sé? ¿Y si fuera una mentira? -me giré hacia él.
- Tanto mi padre, como su mafia y sus hombres tienen muchos enemigos que quieren acabar con ellos. Es de esperar que oigas esa clase de cosas. -sonrió como si fuese lo mas normal del mundo, aunque pensandolo mejor, esa clase de cosas son normal en nuestro mundo. -Y claro que creo en ti, no, yo confío en ti. No me mentirías ni jugarías con la vida de una persona.

La herida que se había formado en mi interior por haberle mentido estos meses seguía doliendo, pero tenía la esperanza de que dejase de hacerlo, de que se cure de ahora en adelante. No mentiría mas. No a quienes me quieren. Me lancé a sus brazos y no dudó en corresponderme.

¿Qué he hecho para merecer un chico como él en mi vida?

La Oveja BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora