7

452 61 22
                                    

Los dias en Omelas habían pasado relativamente cortos para Jay con tanta actividad y gente nueva que habia entrado en su vida. Casi no recordaba de donde venia, ni usaba prendas negras, e incluso varias chicas lo habían invitado a salir. Parecía otro, estaba más perdido que nunca. Como si estuviera drogado, un mambo de felicidad infinita en donde todo era lindo y precioso. No habia preocupación por cosas ilegales, ni cuentas que pagar, todo iba en ruedas por su propia cuenta. Dudaba querer irse de ahí, pero sobre todo, ¿Ir a donde?

Se encontraba muy ocupado en oler las deliciosas rosas que vendía la señora de la plaza. Eran bellísimas y hacia unos días quería decorar la ventana de lo que era su nuevo cuarto. Tan concentrado que ni siquiera escuchó que lo llamaban, ni siquiera sintió cuando se acercaron a él.

— ¡Jay! —le gritó un hombre casi de su edad, zamarreandolo de la camisa.

Sorprendido,  Jay volteo a verlo. ¿Lo conocia de algún lado? ¿Quién se creía tratándolo de esa manera? Lo apartó de un empujón, pasando sus manos por su ahora arrugada camisa hawaiana.

— ¡Oye! ¿Qué te pasa? — exclamó Jay, dejando anonadado el joven frente a el.

—Soy yo, Heeseung. ¿Qué te sucede?

— ¿Heeseung? —hizo una mueca, realmente intentando recordar si lo conocia de algún lado.

— ¿No me recuerdas? — Jay negó, dudoso. Algo en él se le hacia familiar, más no tenia recuerdo alguno con él: — Creo que te confundiste.

—Soy tu compañero, somos policías. —dijo Heeseung, comenzando a desesperarse. Analizó de pies a cabeza a su amigo, notando aquél extraño look que llevaba. Estaba seguro de que no le gustaba usar tanto color. — ¿Qué haces con esa ropa? ¿Donde estan tus armas o tu uniforme? ¿donde esta el niño?

—Esta es mi ropa. —se encogió de hombros, no le importaba. — Ah, cierto... Heeseung, ¿Qué estas haciendo aquí?

— ¿Como que hago? Vine a buscarte, desapareciste en ese ascensor sin dejar rastro alguno. Creí que iba a volverme loco, pero pase el juego y estoy aqui frente a ti... en este raro lugar. — observó todo a su alrededor, casi con miedo aunque la gente que pasara lo saludara como si lo conocieran de toda la vida.

— ¿Yo desaparecí? — preguntó Jay.

— ¿Qué te hicieron? — suspiró, masajeando sus sienes. Parecia drogado, en las nubes. Era otro.

—No me han hecho nada. — largó una risita — Todos han sido muy amables conmigo.

— ¿Por qué no me recuerdas del todo? ¿Por qué no tienes tus armas? — tiró su cabello hacia atrás. — Bueno, ya esta, no importa. Nos vamos. —le dio un. empujoncito para que caminara, pero Jay no lo hizo.

—Aquí no hay armas... — volvió a quitarlo. — Y quiero quedarme. Es un bello lugar, deberias conocer mas.

Heeseung vio a la gente que pasaba. No podia hacer entrar en razon a Jay con todos viendo, aunque algunos parecían sorprenderse con su uniforme y sus armas. ¿Qué les pasaba?

Tomó a Jay del brazo y lo llevó a un lugar solitario en donde no los pudieran molestar ni escuchar. No le importaba si le habian lavado el cerebro o algo así, su misión era llevar de regreso a Jay y SungHoon, y eso iba a hacer, costará lo que costará.

—Escuchame... — comenzó a hablar Heeseung, tomándose un tiempo para pensar bien sus palabras mientras Jay lo miraba con ojos grandes, curioso. — Yo no se que te hicieron, pero voy a llevarte a donde perteneces. Solo dime en donde esta el niño, lo voy a buscar, vengo por tu y nos vamos. ¿Okey?

🎴 escape de omelas · jayki  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora