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En la noche, Heeseung habia fingido ir a la cama, más no fue asi. Se mantuvo despierto y aún vestido, pues debía estar listo para cuando Jay regresara, fuera la hora que fuera. Se sentía algo nervioso, y el extraño gato con una luna en Ia frente no le ayudaba. Era el único animal que había visto hasta el momento en Omelas... y encima un gato. No le gustaban.

Mientras tanto, Jay ya había llegado a la municipalidad, y luego de checar que nadie lo hubiera visto, bajó a aquel asqueroso sótano, alumbrando todo con su linterna. Odiaba chocar de frente con tan horrible olor, pero sabía que luego de un rato se acostumbraría. De todos modos eso no importaba.

— ¿Niki? — preguntó Jay, no lograba hallarlo.

Comenzaba a desesperarse, hasta que pudo divisarlo hecho una bolita en un rincón. Avanzó a él, bajando la mochila de su hombro. Todo lo que necesitaba lo tenía allí dentro. Esa noche se lo llevaba si o si.

—Hoy vamos a irnos, vas a venir conmigo. — habló Jay. — Te va a gustar el lugar donde vivo, ya veras. —se sentó frente a él y sacó la bolsa llena de alimentos frescos y limpios. — Aquí esta tú comida. Come, pero no te apures o te puedes atragantar.

Por primera vez desde que entró se dedico a observar con detenimiento a Niki, pues él no se habia movido de su posición. El chico negaba, casi con miedo, y hasta podia jurar que un sollozo provenia de él. Jay se preocupo y lo alumbró mejor, logrando divisar las marcas de golpes que poseía en su cuerpo y rostro.

La respiración de Jay se aceleró un poco. Su cuerpo llenandose de cólera por lo que le habian hecho. Claro, ahora comprendía. Ayer había hecho feliz a Niki, lo que causó disturbios y llevó al padre de JungWon a salir apurado, luego de eso, mágicamente todo se habia arreglado... seguro luego de golpearlo.

—Por Dios... ¿pero que te han hecho? — negó indignado. — Ya no van a hacerte esto si te vienes conmigo. — acarició su cabello. Niki se movió por reflejo pero luego se quedó, sabiende que Jay no le haria daño. — Yo soy tu amigo ¿lo recuerdas? No voy a dañarte, te protejo. — Niki solamente negó, con lagrimas cayendo por sus mejillas mientras hipaba, angustiado — No me tengas miedo ¿ok? Vamos a irnos ya.

Quiso abrazar a Niki y revisar que no tuviera heridas graves, odiaba verlo asi, pero algo se lo interrumpió. Una segunda luz los alumbro desde la puerta, lo que llevó a Jay a voltear a ver quién era.

—Vaya vaya. —dijo el hombre allí parado, el mismo que solía ir a llevarle aquella basura de comida a Niki con un balde. — El jefe tenia razón, alguien se habia metido aquí.

Lleno de miedo, Niki se aferró a Jay, sintiéndose seguro con su presencia. Jay lo abrazo de forma protectora, dejándolo contra su pecho.

— ¡Son unos malditos desgraciados, pero no van a seguir agrediendo asi a este pobre chico! — gritó Jay, hecho una furia.

—Es un maldito, es su destino ser un sucio infeliz, y creo que ahora tendra un acompañante. — apago la linterna y cerró la puerta rápidamente, dejandola bajo llave.

— Maldición. — exclamó y dejó a Niki para correr escaleras arriba, pero ya era tarde. Estaba encerrado.

Empujó, golpeó, pateó, hizo todo lo que se paso por su cabeza para intentar abrirla, pero era imposible y tampoco tenía nada que le ayudase. Por su parte, Niki estaba tan preocupado porque algo le pasase a Jay, que ni siquiera había probado bocado de la deliciosa comida que le había llevado. Tenía el estómago cerrado.

—Esos hombres no van a ganar. —dijo Jay, regresando a donde estaba Niki, sintiendose un tanto frustrado. — Vamos a salir y vas a estar a salvo.

Niki negó, abrazandose a si mismo: — Niki malo sucio. Jay no. —dijo.

—Te has aprendido mi nombre, eso es bueno. — a pesar de la situación, Jay no pudo evitar sonreir, aunque Niki tenia cara de ‘no me da risa’. — Y no, no eres eso, los hombres esos son malos y sucios.

Niki no dijo nada, solo suspiró entrecortado por haber estado llorando. Y aunque aún tenia ganas de ello, estar con Jay lo mantenia tranquilo.

—Te traje algo para que te cubras. —dijo Jay, sacando una manta de su mochila. — No te pongas triste. — cubrió al chico, pasándola por sus hombros.

Niki se quedó mirando la manta, con una expresión llena de confusión, pero de igual modo lo tomo manteniéndolo en su espalda. Lo olió y pasó sus dedos por ella, sintiendo que era suave y calentita. Algo que no conocía.

— ¿Te gusta como huele? — preguntó Jay. Le daba algo de gracia que oliera todo. Niki asintió. — Duérmete. —se recostó donde estaba, sin importarle que estuviera sucio.

Niki no dudo en gatear hasta donde estaba Jay, y se echó a su lado. Le gustaba tenerlo cerca, sentir su calor, tener el contacto físico que nunca había tenido con nadie, sus fuertes brazos rodeándolo. Jay solo dejó que se acurrucara en él, tapando a ambos con la manta. Podía jurar que hacía más frio que la vez anterior ahi dentro.

De repente, sintio como la nariz de Niki se paseaba por su pecho hasta su cuello, haciéndole cosquillas. Le sorprendió un poco, pero entonces supo porque lo hacía.

—Es perfume, algún dia oleras asi de bien también. —dijo Jay, sabiendo que eso era lo que tanto le estaba gustando a Niki, pues no dejaba de oler. — ¿No sabes cuantos años tienes? — Niki le dedico una mirada llena de confusión, ¿qué mierda eran los años? Jay largó una risita. — Sabía que no tenías idea. Los años son el tiempo que tienes de haber nacido. — Niki apreto los labios, no tenia idea de que hablaba exactamente. — Quizá tengas unos 17 o 16, eres un niño todavía. — Niki solo lo miraba, seguia sin entender nada. — Tengo que enseñarte muchas cosas. — sonrió, enternecido con la idea de ayudarle.

Niki apoyo la cabeza en su pecho sin decir nada, y asi se quedo. Para sorpresa de Jay, el chico se durmió relativamente rápido. Él mayor solo lo dejó, no le molestaba, además no podia darse el lujo de dormir, debia estar atento a lo que sea que pudiera pasar. No dejaría que le hicieran daño a Niki de nuevo. Iba a salir de allí junto a el como fuera.

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▣Gracias a la escritora original por permitirme adaptar la historia uwuuwuw 🐰🐯💕

🎴 escape de omelas · jayki  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora