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La noche habia llegado, llenando el cielo de tantas estrellas que a Jay se le hacia increíblemente hermoso e irreal. Esas vistas no eran posibles desde la ciudad, pero allí cada punto brillante parecía resaltar cada vez más en aquel azul oscuro. Una luna llena hacía aún más mágico todo.

— ¡Hijo! —la voz de un hombre sacó de sus pensamientos a Jay.

El policía volteó al vista para notar a un hombre mayor quizá de cuarenta o cincuenta entrando a la casa. JungWon no dudó en ir a abrazarlo, entonces supo que era su padre. Era casi tan alto como Jay, vestía informal pero de saco, dándole un aire a persona importante, y su cabello casi gris parecia ser cada vez menos. Pero físicamente se veía como alguien saludable. El perfecto padre feliz.

—Voy a salir ahora. No te quedes hasta tarde y come sano. Vuelvo en la mañana. — dijo el hombre a pesar de que acababa de llegar, acariciando los cabellos castaños de su hijo.

—Claro que si papá, ve con cuidado. —dijo JungWon, con sus mejillas sonrojadas.

—Me ducho y me voy. — avanzó para llegar a las escaleras, cuando se percató de la mirada penetrante de Jay. Estaba seguro de no haberlo visto por la ciudad. — ¿Amigos nuevos?

— Mmm si, algo asi. — miró de reojo a Jay, quien solo se cruzaba de brazos esperando a que lo delatara, pero no fue asi.

—Pues pásenla bien. —y sin más, subió a su cuarto, con la madera crujiendo bajo sus zapatos.

SungHoon aún seguía en la cocina, atragantándose con cualquier cosa que JungWon preparara. El azabache ignoró a Jay como lo habia estado haciendo toda la tarde, para regresar con a su amigovio. El policía solo se quedo sentado en el sofá, escuchando las conversaciones de pubertos enamorados que esos dos tenian a cada rato.

—Tu y tu padre se llevan muy bien. — escuchó a SungHoon hablar. — Seguro él si logra convencer al oficial de que no voy a irme...

—Lo va a convencer, ya verás. Así te quedas conmigo. —su tono de voz siendo demasiado meloso y dulce.

—Y yo que creí que esto de enamorarse era para tontos. —seguro habia caído redondo por su sonrisa.

—Yo nunca me habia enamorado... excepto por la vez que me enamore de las tartas de mermelada que hace la señora del pueblo, son deliciosas. — hubo una pausa y Jay tuvo que hacer un esfuerzo por no reírse. — Pero eso es diferente a esto. Siento cosas en mi estómago cuando te veo.

—Nunca he estado con nadie. —dijo SungHoon, con aquel aire de virginidad mega latente.

—Estamos en las mismas. —ambos rieron algo avergonzados.

— ¿Puedo darte un beso?

—Nunca he besado. —dijo JungWon, algo tímido y aún más ruborizado que antes.

— Ni yo. — parecía no importarle.

—Solo tienen que meterse la lengua. —dijo Jay desde la sala, escuchando todo le que hablaban.

— ¿La lengua para que? — preguntó JungWon, totalmente inocente.

De pronto, todos los videos porno que SungHoon habia mirado pasaron por su mente, recordando para que era la lengua, pero no quería pervertir a JungWon, aún no, por lo que decidió ignorar aquello.

—No le hagas caso... — susurró SungHoon, acortando la distancia.

Observó como JungWon cerraba los ojos y hacia trompita, esperando a que unieran sus labios. El pálido no tardo en darle un pico inocente que puso rojas las mejillas de ambos. Varios besos más llegaron luego del primero. Creían haberse vuelto adictos a lo lindo que se sentía.

🎴 escape de omelas · jayki  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora