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El sol brillaba en lo alto del firmamento, pero lejos estaba de ser un buen día. Los disturbios habían sido los protagonistas de la madrugada. La gente se robaba cosas, se atacaba por problemas insignificantes e incluso ya habían algunos muertos.

Jay observó como el empapelado rosa viejo de las paredes se desprendía poco a poco, y cala adornando el suelo. Opaco, seco, como hojas de otoño. Todo estaba yendo mal para los habitantes de Omelas, todo por el simple hecho de darle un buen trato a Niki.

Aun se le hacia increíble.

— ¿Crees que sea bueno avanzar así? —   preguntó Heeseung, viendo por la ventana como un vecino de en frente intentaba arreglar su jardín destrozado.

Jay negó: Pero tampoco podemos quedarnos aquí. Se escucha que esta demasiado feo alla afuera, así que debemos ser lo mas cuidadosos posibles. —quito la vista de la ventana para encontrar la expresión seria de su compañero. —  Creo que ahora vamos a quedarnos aquí, pero hay que estar preparados.

—Busquemos lo que sea que pueda servirnos y vayámonos. Debemos llegar a esa estación. —bufo por lo que les iba a costar llegar — No recordaba que estuviera tan lejos.

—Y no solo eso. Ese maldito gato con la luna en la frente esta aquí. Me da mala espina, ¿Cómo nos encontró?

— ¿Y como entró? Cerramos muy bien todo.

—Ya se, ¿no es eso demasiado sospechoso y escalofriante? En la madrugada escuche ruidos y al instante estaba el maldito en la cama, justo en mis pies.

— Es la única mascota que recuerdo haber visto... pero bueno, no tenemos tiempo para eso- Mejor hay que prepararnos e irnos en cuanto podamos.

Heeseung asintió y se apuró en subir, a ver si al menos se daba una ducha antes. Odiaba estar sucio. Por su parte, Jay también subió, pero para despertar a los menores. Era hora de que desayunaran, debía mantenerlos fuertes para seguir con éxito el camino.

Jay abrió la puerta del cuarto en donde estaban SungHoon y JungWon, encontrándose a los mocosos abrazados, compartiendo la misma cama. Ahogó una risa al notar que andaban semi desnudos. Eran unos cochinos.

—Levántense ya, hormonales. — exclamó, logrando que JungWon se moviera un poco, dormido. Tomó la ropa que estaba regada por el piso y se las tiro, llegando a la cara de SungHoon. — Ya despierten.

—No... —se quejó JungWon y se cubrió rápido con las sábanas cuando recordó la condición en la que estaba. — ¡Sal de aquí!

— ¡Adiós! — chilló SungHoon, lanzándole su almohada al oficial.

Jay solo largó una carcajada y se fue rápido de allí, no queriendo ser testigo de nada que pudiera dañar su salud mental. Camino hacia donde habia dormido con Niki y abrió lentamente la puerta. Allí estaba el, con su cabello desordenado y refregándose los ojos. Se veía tan tierno.

—Ah, ya despertaste. —dijo Jay, viendo como Niki alzaba sus brazos para que lo cargara. —  Debería de adoptarte y ser tu papá. — se acerca un lado de la cama y lo alzó entre sus brazos como recién casados.

— ¿Papá? — preguntó Niki, confundido.

—Olvidalo. — largo una risita. — Yo soy tu amigo que te cuida.

—Amigos...

— ¿No te gusta que seamos amigos? —se sentó, dejando a Niki en su regazo. El se veía pensativo y parecía perdido con tanta información nueva de golpe, pero aun así asintió. — Vamos a irnos de aquí ahora así que es hora de irse a preparar

🎴 escape de omelas · jayki  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora