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Las nubes grises se alzaban en el cielo, bloqueando la luz de la luna. Las calles húmedas, los carteles luminosos de los negocios ya cerrados, los semáforos marcando el paso a los pocos que aún rondaban por esas horas.

Heeseung manejaba su coche en dirección al edificio donde todo había sucedido, donde vivia la tía de uno de los jóvenes. Jay leía una y otra vez la información que llevaba entre sus manos, algo nervioso por el posible resultado al que podian llegar. ¿Y si no funcionaba? ¿Qué habria pasado en verdad con Park SungHoon?

Tenían muchas preguntas, pero pocas respuestas.

— ¿Si pensaste en como tendremos acceso a las camaras? — preguntó Heeseung, y Jay agitó un papel, mostrándole que tenía un permiso. — ¿ Lo autorizaron?

— Falsifique la firma y todo. —dijo Jay. — Era algo urgente y nos iban a decir que no. Estaría bueno que yo entre mientras tu vigilas desde la cabina.

— Vaya, pensaste en todo. Aunque si se enteran de que has hecho eso...

— Ya sabes como soy cuando quiero resolver algo, y no, no lo sabrán, quedate tranquilo.

— Ahora habran dos desaparecidos. — bufó.

— Si no salgo de ese ascensor es porque eso si funciona. O sea... ese chico desaparecido. Anoche me quedé investigando y tal parece que al hacer correctamente el orden de estos números, como que te lleva a otra dimensión. Entonces él ya no regresó.

— ¿Y que se supone que yo haga? ¿Cómo regresas en tal caso? —estaciono en el primer lugar vacío que encontró, llegando al fin al edificio.

— Haciendo los mismos pasos, supuestamente. —se quitó el cinturón de seguridad y bajo, evitando el agua estancada en los bordes de la calle.

— ¿Tienes un crucifijo por las dudas? — bromeó, bajando también para luego cerrar con llave y activar la alarma. Comenzaba a cuestionarse si era buena idea haber ido con los uniformes.

— Traigo una virgen enorme en mi bolsillo por si acaso. — ambos dejaron salir una risita por lo bajo, intentando no hacer ruido. Todos dormían.

Se acercaron a la puerta de cristal, en donde el guardia del edificio se encontraba esperándolos. Ya avisado, aunque con algo de dudas, estaba dispuesto a cooperar, y más si tenian una orden. Más allá de que el pobre no tenia idea de lo falso que era.

— Bien, casa del diablo ahi voy. —dijo Jay, apretando el puño sobre el arma que descansaba en su cintura a medida que se acercaba al ascensor, seguido de su compañero.

Todo en el lugar se veia normal, salvo por algunos carteles y banderines que decoraban el lobi, en una silenciosa protesta preguntando por Park SungHoon. Los vellos de sus brazos se erizaban de solo pensar que estaban en el lugar de un supuesto crimen, y que seguirían los pasos que habian eliminado a aquel muchacho de la faz de la tierra.

Rogaban que todo saliera bien. ¿Pera qué era lo 'bien' en esa situación?

— Yo estaré vigilando las cámaras. —dijo Heeseung. — ¿Qué se supone que haga si desapareces?

— Guardar la evidencia y venir a buscarme.

Heeseung se quedó mirando por un instante a su compañero. Una parte de él no creía, decia que era imposible, que no funcionaría, que solo harian el ridículo. Pero otra parte de él estaba asustada, dudaba y hasta aseguraba que podia llegar a ser real. No sabia si estaba listo para ver desaparecer a Jay también.

— Cuida tu arma. —por si las dudas.

Jay solo asintió, y entró al ascensor. Su corazón se aceleró con tan solo aquello, y eso que las puertas aún no se cerraban. Leyó las instrucciones en las fotocopias que llevaba en su mano, mientras ocupaba la otra en llevar la radio para mantenerse constantemente en contacto con el mayor.

Mientras tanto, Heeseung se dirigió junto al guardia a la sala de pantallas, en donde se podía monitorear cada una de todas las cámaras ubicadas en puntos estratégicos del edificio.

— ¿Seguros de que haran esto? —  preguntó el hombre. Él si estaba convencido de que todo ese caso tenia algo paranormal,  hasta pensaba seriamente en renunciar.

Heeseung le pidio que hiciera silencio en cuanto vio por las camaras que Jay ya habia cerrado las puertas e iba por el primer piso indicado en la lista.

— Se supone que luego de hacer esto me voy a Narnia. —dijo Jay por el radio, tonteando un poco para desviar sus nervios, pero la realidad era que cada piso al que iba, peor se encontraba.

— Traeme un autografo de Aslan. — le contestó Heeseung, sin despegar la vista de las pantallas, vigilando siempre las más importantes a su parecer.

Cuatro, dos, seis, dos, diez, cinco.

— Bien, yo te lo traigo. — dijo, en el momento justo en que apretaba el ultimo botón requerido, y su voz sonó distorsionada.

Heeseung frunció un poco el ceño, no solo por haberlo escuchado asi, sino porque efectivamente el ascensor se habia dirigido por si solo al décimo piso.

—Jay, no salgas. —se apuró a decir Heeseung desde el radio, pero solo obtenia estdatica de parte de Jay.

Aun podia ver a su compañero parado en medio de la caja de metal aunque sus llamadas no le llegaran, rodeado de vidrios que solo le hacian ver a Jay la capa de sudor que cubria su frente, recordandole el valor que habia perdido en tan solo segundos.

La respiracion de Heeseung se atoró en cuanto lo vio avanzar para abandonar el ascensor, pero en la camara del pasillo no habia nada. Jay habia salido, pero al mismo tiempo no. Su cabeza estaba a punto de explotar, su mente se nubló ante tantas ideas y preguntas que lo estaban ahogando. Sus piernas no respondian ante la idea de correr a buscarlo, asegurarse de que era todo una broma para molestarlo.

—Imposible. — logró pronunciar, mientras el hombre a su lado ya juntaba las cosas para irse, repitiendo una y otra vez que aquel edificio estaba maldito.

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Los personajes están en la multimedia siosi, viva Heeseung 0-o 🛐❤️🦌

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▣Gracias a la escritora original por permitirme adaptar la historia uwuuwuw 🐰🐯💕

🎴 escape de omelas · jayki  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora