Podía notarlo, notar el desprecio en los ojos de su progenitor, el nada amoroso padre que la vida le dio.
Como veía con odio o incluso asco a sus hijos. Pero no puede echarle la de ello, incluso a su corta edad entendía porque no los quería.
Lo poco que recordaba de él era triste. Caminando de un lado a otro con la mirada perdida, con rastros de lágrimas y su amoratado y maltratada piel las múltiples discusiones con su otro padre el imperio japonés, los desgarradores gritos de piedad que podía escuchar por las noches.
Cada recuerdo sobre el padre que lo odiaba pero el amaba era triste, pero lo entendía.
No podía amar a los hijos que tuvo sin ningún amor, no podía amar al resultado de un abuso. Un abuso no sólo hacía el sino también hacia su país y a toda su gente.
Aún recuerda con gran claridad la última vez que vio con vida a sus padres. El día que la guerra terminó y Japón se rindió, vio a los aliados irrumpir en su casa en busca de su despiadado padre japonés para llevarlo a juicio, sólo para encontrarlo sin vida con la garganta cortada y un cuchillo atravesando su vientre en el famoso acto de sepuku.
Se había quitado la vida a sí mismo.
Y hubiera sido un alivio para para los tres pequeños si no fuera por el hecho de que a su lado se encontraba el cuerpo del Imperio Coreano. ahí agonizante y con tantas apuñaladas en todo su cuerpo (incluso en su cara) que era casi irreconciliables.
El japonés se había ido de este mundo pero no sin antes asegurarse de que el coreano se fuera con él.
Vio por última vez sus ojos lloroso como siempre los conocio, antes de que su último aliento se lo arrebatacen con un tiro de gracia que lo saco de su sufrimiento.
Poco recuerda después de eso; solo a sus hermanos Japón y Sur siendo llevados por Estados Unidos mientras se alejaba despreocupado de la escena. Intentó seguirlo, corrió e intentó tomar la mano que sur le extendió para ir con ellos pero fue detenido por un jalon en su brazo, URSS lo tomó y lo arrastró en dirección contraria alejándose por lo que serían décadas.
Llevándolo al infierno en la tierra y dónde iniciaría su sufrimiento.
Recordaba todo esto al ver al recién nacido que sostenía entre sus brazos, A su hijo.
Tal vez ahora entendía a su padre, ahora él también tenía la misma mirada de desprecio hacia lo que engendro, nisiquiera se le paso por la cabeza ponerle un nombre ¿para que? Si en primer lugar no sentía afecto hacia esa cosa que nació.
Solo lloraba y lo molestaba, ¿como podía sentir afecto?, ese bebé sólo representaba un abuso hacia su persona y un signo de su debilidad hacia como alguna vez él lo represento para su padre.
Estaba llorando, lloraba a mares por el enorme error que cometió, por ser débil y ahora el resultado de esto lloraba en sus brazos pidiendo ser alimentado.
No llegaría a quererlo nunca, o al menos eso pensó en primera instancia.
Pero ahora se encontraba en la oficina de la ONU ayudando a OMS a levantarse del suelo mientras se disculpa a profusamente por haberlo tirado, y todo esto solo para que lo ayudarán y que su hijo no sufriera el mismo destino que el y que su padre.
Una lenta y agonizante muerte.
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Como están? :)
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🌸PEQUEÑO ENCARGO (🇰🇵)
FanfictionSu muerte era inevitable, y así como las flores germinan, florecen y finalmente se marchitan lo mismo pasaba con su vida. Después de la caída de la dictadura de Corea del Norte, la muerte de este country es inevitable. ¿Pero que para sí el aún tien...