╰ ≡ ┃ꜜ traición. ٩
dylan vive en un cuento de hadas, con el esposo perfecto y una vida perfecta, pero todo se le viene abajo y la realidad le da una cachetada para que ponga los pies sobre la tierra; cuando, mientras celebraba el aniversario de un...
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Dylan se deja caer en la cama y se quitó los zapatos, necesita dormir y olvidarse de todo, sobre todo del rubio de su ex esposo.
No es fácil no cuando toda la vida estuvo enamorado de él, no, no estuvo, está enamorado de él. Ama su sonrisa, sus chistes sin sentido, su actitud alegre, su rostro aniñado cuando duerme, que fuera tan cariñoso y amable con los animales, ama su cabello rubio claro y sus ojos grandes de cachorro.
Thomas era muy guapo.
Ama cuando lo besa, sus besos suaves, sus labios salvajes, sus manos acariciándolo por todas partes. Pero todo aquello se había acabado. Thomas lo había traicionado y él no iba a perdonarlo por mucho que lo amará.
—Yo insisto en que debes de buscar un buen hombre, un macho. No como Thomas que es un pelele. Uno con músculos por todos lados que te sostenga y te haga volar— le dijo Kaya en el teléfono.
—¿Te han dicho que eres una loca?
—Un montón de veces— admitió ella —. Vamos a una disco.
—Ya estoy algo viejo para eso.
—Tonterías, estas hermoso, justo como le gustan a los chicos de hoy en día, te llevaré a un bar y juro por dios que tendrás sexo toda la noche
Dylan sonrió con pocas ganas—. No tiene ni cinco horas que firme el acta. No puedo hacer eso, además tu madre debe estar harta de cuidar a Wendy por ti.
—A mamá no le importa, no me hagas ver como una madre desobligada. Vamos Dylo, ¿qué podemos perder?
—Está bien— asintió sin ganas, Kaya hizo un escándalo que pudo escuchar claramente por el teléfono.
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Se levantó con un ligero dolor de cabeza, vio al hombre acostado a su lado y dejó que su cabeza cayera de nuevo en la almohada.
El hombre estaba durmiendo plácidamente, apenas y lo recordaba, tenía una nariz perfilada y era todo músculo, justo como Kaya le había dicho que se buscará.
El hombre se dio la vuelta y lo miró —¿Qué hora es?
—Van a ser casi las diez — el hombre se levantó rápidamente de la cama y se empezó a vestir bajo la atenta mirada de Dylan.
—Por dios— dijo fajándose la playera—. Mi esposa va a matarme.
Dylan empezó a sentir un dolor en el estómago y tenía ganas de vomitar por la resaca.
—¿Tienes una esposa?
—Si— respondió—. Una muy insoportable, ha sido una gran noche, pero hasta aquí llegamos. Si nos encontramos hagamos de cuenta que no nos conocemos.
Dylan asintió derrotado, esperó que el hombre de fuera y también se cambió. Trato de arreglarse lo mejor posible cuando recibió una llamada por parte de su madre.
—Mira las noticias— fue lo único que le dijo.
Temiendo haberla cagado, revisó los links que su madre le había mandado.
