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—Señor Dylan— saludó la señora Davis, la ama de llaves de la casa de sus padres, una mujer que había estado en la familia desde que tiene memoria, ella aseguraba haberle cambiado los pañales, él trató de sonreír, pero solo fue un gesto leve y fuer...

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—Señor Dylan— saludó la señora Davis, la ama de llaves de la casa de sus padres, una mujer que había estado en la familia desde que tiene memoria, ella aseguraba haberle cambiado los pañales, él trató de sonreír, pero solo fue un gesto leve y fuera de sinceridad.

—Vine a ver a mis padres— dijo.

—¡Oh Dios!— exclamó ella después de escucharlo—. Usted no tiene que explicarme nada, esta es su casa.

—Gracias— le dio un beso en la frente a la mujer y se dirigió rápidamente a la oficina de su padre, el hombre que contaba con varias arrugas y canas pero que aún se veía en forma, estudiaba en su computadora, pero le sintió llegar y puso su atención en él.

—Por tu cara supongo que algo ha pasado, no por nada finalizaste la fiesta de repente, estoy seguro de que mañana habrán notas y muchos rumores en la revista, pero bueno— el hombre se quitó los lentes y los colocó en su estuche—. Eso solo significa que has peleado con Sangster, nunca me agradó el sujeto que se llevó a mi bebé de mis brazos, sabes. ¿Qué hizo?

—¿Por qué estás tan seguro de que fue él quien hizo algo?— Dylan caminó hasta pararse frente a su escritorio, pero no se sentó en la silla.

—No hay forma de que tú hagas algo que a él no le guste, te tiene en la palma de su mano— suspiró el hombre—. Mientras seas feliz no me importa. ¿Hay algo que quieras contarme?

Y ahí estaba el hombre que a pesar de tener montañas de trabajo, siempre dejaba un espacio para hablar con él: su padre, su héroe de toda la vida.

Tomó aire y apretó el respaldo de la silla con sus manos—. Thomas, él... Tiene un hijo con otro hombre.

La cara de su padre era incertidumbre pura.

—¿Qué has dicho?— le preguntó levantándose de su escritorio.

Dylan dio la vuelta al escritorio para abrazarlo y hundir su rostro en su pecho, necesitaba consuelo—. Él me ha engañado con otro papá— lloró fuerte apretando la camisa de su padre entre sus manos.

—Por Dios Dyl, mi Dyl dime que es una broma.

Negó con la cabeza una y otra vez—. Me engañó e incluso tiene un hijo, un niño de cinco años. ¿Y sabes que es lo peor? Que es un hombre muy guapo, un hombre guapo y un niño que es su primogénito, ¿cómo puedo competir contra eso?

—Un primogénito.

—Si papá, y yo me siento tan mal, me duele mucho y no sé cómo explicarme, ¿qué pastilla puedo usar para curarme?

—Voy a matar a ese idiota— Patrick apretó los puños—. No puedo creer que te hiciera esto.

—Me quiero morir— lloró más fuerte—. Me quiero morir porque lo sigo amando, porque no puedo dejar de pensar en él, le he dado mi vida entera, supe que nos casaríamos desde los cinco años y lo di todo para que nunca se rompiera nuestro compromiso.

—Dylan, te apoyaré en todo lo que decidas de ahora en adelante, no me gusta verte llorar, se me parte el alma hijo.

Acarició su cabellera azabache como lo hacía cuando Dylan era un niño, incluso cuando creció lo seguía haciendo porque para él siempre sería su pequeño, así tuviera más de treinta años.

Su niño consentido.

Lisa entró a la oficina interrumpiendo el momento, se cruzó de brazos—. Thomas llamó, quiere que te convenza de que regreses a tu casa.

—¡Por supuesto que no!— exclamó su padre—. Ese imbécil ha jugado con nuestro hijo, lo ha lastimado.

Lisa lo ignoró—. Te daré tiempo para que pase el dolor, pero tienes que regresar.

—No, no voy a hacerlo— Dylan negó—. Voy a pedirle el divorcio.

—No lo harás, no vamos a dejar que ocurra un escándalo ni dejar que caigan las acciones de la empresa, irás con él y no sé cómo me hagas, le ruegas, te acuestas con él, pero vas a convencerlo de no registrar a ese niño, tu hijo debe ser su primogénito, no el de un bastardo.

—¿Por qué eres tan fría?— le preguntó Patrick—. ¿No ves que Dylan está sufriendo?

—Así son las cosas Dylan, la vida no es color de rosa y tú— se dirigió a su esposo—. No tienes derecho a decir nada, el Karma existe— les dio una fría mirada a ambos y se retiró.

—¿Estoy causando problemas, verdad papá?— preguntó Dylan bastante cansado.

—Olvida eso, Dyl. Solo piensa en ti, en lo que quieres y lo que creas mejor. Yo te apoyaré.

TRAICIÓN  적응! ー dylmas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora