Chapter Three

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Los tres chicos entraron a la habitación de los gemelos tal y como Jihyo les ordenó, mientras ella charlaba un poco con la madre de los pequeños.

—¿Cómo se llama?

—Sana.

—Sana, ¿por qué no haz pedido ayuda? —preguntó la pelinegra.

—¿Para qué? Dongju sufre burlas en la escuela solo porque su padre es un alcohólico... Dongmyeong tiene pesadillas, ¿Qué más le dirían a Dongju? ¿que soñaría Dongmyeong? ¿cómo se sentirán al saber que su padre está en la cárcel? —Dijo Sana.

—Se sentirían en paz. Sabiendo que su madre ya no sufre. —Jihyo tomó la mano de la otra mujer— Permíteme ayudarte Sana...

—¿Geonhak es tu hijo? Haz hecho un buen trabajo.

—No lo es, pero el trabajo si es mío. Y soy consiente de lo bien que lo he educado, así como soy consiente de que esos chicos tienen tanta suerte de tenerte como madre. Eres muy fuerte... pero incluso las personas fuertes necesitamos ayuda en ocasiones... —dijo Jihyo— Tu esposo debe pagar el daño que les ha hecho a ti y a tus hijos... no esperes a lamentarte por ello, Sana estás a tiempo.

—No puedo dejarlos sin un padre.

—Ese hombre, y te lo digo con todo respeto... es de todo, menos un padre. Se que apenas te conozco... pero me gustaría mucho ayudarte. —Jihyo tomó un papel de la mesa y un bolígrafo y escribió un número— Por favor llámame.

—Lo haré... Gracias.

—¡Geonhak, ven acá!

—Aquí estoy. —dijo Hak al acercarse a la pelinegra con los dos chicos siguiéndole— Noona... ¿pueden acompañarnos al centro comercial?

—Su madre decidirá, pero por mí no hay ningún problema.

—¡Mamá, por favor! ¡por favor! —dijo Dongju.

—Dong, no lo sé... ¿y si su padre viene?

—Que vaya Dongju. —dijo Dongmyeong— Si papá viene... al verme a mi no se dará cuenta de que Dongju no está, además ellos vinieron hasta aquí ¡solo para verle! mamá no puedes decirle que no.

—Bien... si me lo pides así me es imposible negarme. —Sana sonrió y dejó un beso en la frente de su hijo mayor— Cuídate mucho Dong... y disfrútalo cariño. —dijo dejando un beso igual en la frente del menor.

Unos forcejeos se escucharon en la puerta.

—Está aquí... salgan por la ventana de mi habitación, Dongju muéstrales.

—¡¿Quién tranco la puerta?!

Los tres caminaron hacia donde el más pequeño les indicaba y salieron con cuidado. Primero Jihyo, luego ayudó a Dongju y por último a Geonhak.

Luego de estar caminando rápido hasta alejarse lo suficiente, la mayor se puso atrás, dejando a ambos chicos adelante para que pasaran el tiempo juntos en lo que llegaban al centro comercial. Eran alrededor de las 9:30 pm, sí, llevaban ya casi 3 horas fuera y ninguna fue en el centro comercial.

—Dongju... —murmuró Geonhak.

—Dime, Hakkie.

—¿Por qué tienes la mejilla rojita?

—Mi papá la hizo. —dijo sin importancia— Pensó que yo quería salirme de la casa, la verdad es que yo solo quería buscar a mi mamá. —soltó una pequeña risita que sorprendió a Geonhak.

¿Por qué contaba las cosas de esa manera?

—¿Y no te duele?

—Ya no. —dijo con una sonrisa tocando su mejilla— El dolor pasa, las heridas sanan... así es. —decía el menor— Todo lo que lastima o te hiere se va en un segundo. ¡Pero las cosas lindas permanecen! Recuerdo que cuando tenia 5 años, papá nos llevó al cine y luego jugamos unas máquinas que sacaban peluches. ¡Sigo teniendo el que gané! Es un alíen. Es verde, como tus ojos.

Saturno | LeeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora