Chapter One

126 18 16
                                    

— —Muchos años antes— —

El pequeño de cabellos cafés, bajó a paso lento a la cocina por algo de comer. Acomodo un poco su ropa con ayuda de su hermano gemelo, algo mayor Dongmyeong, aunque su uniforme estaba algo gastado ya.

La vida de Dongju era complicada. Su padre era un desgraciado que utilizaba su dinero para comprar cervezas y bebidas alcohólicas en lugar de pagar los gastos en casa; y utilizaba sus manos para maltratar a su madre, hermano y a él en lugar de trabajar.

Su padre decía que mínimo uno debía salir a traerle dinero, Dongmyeong decidió que no quería que su hermano sufriera más, así que le dijo que fuese el a la escuela ¡y sea el mejor! con eso, el estaría compensado por aguantar a su padre.

Pues Dongju, tenía un corazoncito muy frágil.

—¿Qué haces? —cuestionó su madre al ver al menor pararse sobre la mesa para lograr alcanzar unas galletas.

—Solo quería un poco de comida antes de irme, mamá. —dijo el pequeño.

—Dong, baja de ahí, si tu padre te ve te reprenderá, déjame ayudarte. —la mujer amablemente, ayudó a su pequeño y le sirvió las galletas junto con un vaso de leche tibia.

Luego de eso, su padre llegó y el menor salió disparado hacia el colegio.

Al llegar, entró a su aula para tomar asiento hasta el frente, Dongmyeong le dijo que siempre se sentará al frente, para así estar más concentrado en clases y no tener tantas distracciones.

Dejo sus libros y lápices bajo su pupitre, pero en cuestión de minutos, estos se vieron en el piso, al igual que el mismo pupitre y su cuerpo.

—¡Qué vergüenza que un pobretón esté aquí!

Se escuchaba la bulla de aquella bola de chicos.

—¡Su padre es un enfermo, no dudo que sea igual!

Y unas patadas comenzaron a golpear su cuerpo, no dolía, a comparación del dolor en su corazón, no dolía, nada dolía. Odiaba a su padre, pero el miedo de enfrentarlo con solo 8 añitos era más grande que el desprecio.

Luego, el castaño pudo observar cómo los golpes se dispersaron y una mano se le fue extendida.

—Vamos Dongju, te llevare a la enfermería. —dijo aquel pelinegro.

El más bajo se sentó mientras aquella mujer terminaba de untar un poco de pomada en aquella zona golpeada, que dentro de poco estaría repleta de moretones.

—No te preocupes Dong, estás perfecto, solo dolerán un poco los moretones, pero eres un niño fuerte. —comentó aquella mujer con una sonrisa.

—Que me duela no me quita lo fuerte... —dijo el castaño.

—Claro que no. —apoyó la mujer— Gracias Geonhak por ayudarlo, yo hablaré de esto con el director, ahora vuelvan a sus respectivas aulas, las clases ya comenzaron.

Y Geonhak ayudo al menor a salir.

Kim Geonhak, era sólo tres años mayor que Dongju, pero siempre trataba de ayudar al menor, pues cuando él fue nuevo, Dongju fue quien le brindó su amistad y así, comenzó aquella linda historia entre ambos amigos.

Geonhak era un lindo pelinegro que a diferencia de Xion, él contaba con una estabilidad económica, salvo que a pesar de sus padres estar en un matrimonio perfecto, no parecían prestarle mucha atención al menor, aunque de igual manera a este no parecía importarle.

Dongju tomó una de sus libretas y con pasitos rápidos, camino hasta detrás de la plaza cívica de la escuela para encontrarse al pelinegro.

—¡Geonhak! —exclamó el menor sentándose en aquel césped junto a su mayor— ¿me esperabas?

—Claro que si, toma. —el pelinegro le extendió una servilleta que parecía tener adentro un pedazo de pan— debes comer.

—Gracias, Hakkie... —el menor no demoró en acabarse aquello y arrancar una hoja de su libreta— ¡Mira!

—¿Qué crees qué haces? —río el mayor al ver como aquel castaño corría por el reducido espacio con aquel papel ahora con forma de nave en su mano.

—¡Vuelo una nave! ¿No es obvio?

—¡Dame, dame, dame! —exclamó el pelinegro acercándose y el menor le ignoró alejándose— ¡Dongju es mi turno! ¡Tú ya jugaste!

—¡Toma otro papel y hazlo! —exclamó el menor continuando con su juego.

—¡Ahora veras como se hace!

Y así se pasaron las horas, la salida llegó y el menor estaba a punto de cruzar la reja cuando Geonhak le pegó un grito.

—¡Xionie!

El menor detuvo su andar y le miró hasta que se acercara para así, regalarle una sincera sonrisa.

—¿Qué pasa? —cuestionó tambaleándose sobre sus piecitos.

—¿Quieres ir a casa? Papá está en un viaje del trabajo, y mamá parece más interesada en sus asuntos, ¿podrías acompañarme a comer? —cuestionó con una sonrisa y el menor negó rápidamente con la cabeza.

Podían ser muy cercanos, pero Dongju jamás habló con Geonhak sobre cómo su padre trataba a su madre y a él, solo sabía que era un alcohólico, no más.

—No, no me lo tomes a mal, Geonhak, es solo que, mamá ya me espera con mi hermano para comer, ¡es algo muy rico! —exclamó el menor— espero puedas entenderme, te lo digo con cariño, me gustaría estar contigo a la hora del almuerzo, pero será después...

—Sí, tu mamá debe esperarte, debes ir, ¡te veo mañana DongDong! —el mayor dejó un beso en la mejilla del más bajo y se fue.

El pequeño Dong caminó rápidamente hasta su casa, su ropa ya estaba algo sucia por el día, su camisa blanca tenía manchas de tierra y algo arrugada por la golpiza que le dieron, sus zapatos no tan negros tenían algunos agujeros y sus pantalones algo rotos de la rodilla se veían aún más sucios.

Entró a casa encontrándose con su papá en el comedor sentado, teniendo frente a él una botella de cerveza. Solamente camino hacia su recámara, sin encontrar a su hermano, echó un vistazo a su hogar, no habiendo rastro de nadie más.

Decidió salir un poco, camino hasta la puerta y su hombro fue tomado con fuerza.

—¿A dónde crees que vas eh? —claramente su padre estaba muy borracho, ya.

—Y-yo sólo quería dar una vuelta, p-perdón. —la voz del pequeño temblaba y una mano impactó con fuerza su mejilla.

—No actúes así, pareces una nenita estúpida.

Las lágrimas corrieron por las mejillas del castaño y en un intento de volver a la habitación, su cabello fue tomado con fuerza y él fue arrojado al suelo.

—¿Donde estuviste toda la mañana? ¿Y mi dinero? —cuestionó el mayor.

—Y-yo estaba en la escuela, p-papá, ¡pero Dongmyeong hyung debe estar por llegar con tus cosas! ¡si quieres voy por el! —y otro golpe.

—¿Me crees tan idiota? Solamente quieres largarte de aquí. —y la mano fue levantada de nuevo.

—¡Ya no le hagas nada! —gritó su madre— ¡es solo un niño, déjalo!... d-desquítate conmigo, yo llegue tarde, debí estar aquí... —dijo la mujer parándose frente a Dongju y haciéndolo a un lado— D-dongmyeong, por favor vayan a su recámara, por favor no salgan.

El castaño mayor tomó los hombros de su hermano y entraron a su recámara, el menor se aventó a los brazos del mayor y lloro.

—¿Por qué estás lastimado? ¿Fue papá? —cuestionó el castaño mayor.

—N-no, unos chicos en la escuela me molestaron, ¡p-pero Geonhak hyung estuvo ahí!

—Me alegra saber que al menos alguien te quiere de verdad, Xionie. —Dongmyeong abrazó al menor—Mereces... todo el cariño del mundo.

Los gritos comenzaron a escucharse desde afuera y ambos se abrazaron con más fuerza.

Saturno | LeeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora