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Antes de darse cuenta, el viernes llegó. La profe notó un cambio en Jaime y Nico, cosa que le gustó, ya no tenía que andar preocupa' de que se agarraran a pelea.

El Óscar faltó sus tres días, pero los otros dos fue y no se durmió. Un gran avance.

Los días que se encontraron en los recreos aumentaron, conversando entre pasillos y separándose despues del toque de campana.

Algo raro estaba pasando, diciéndolo firme; en el Edgar.

No sabía qué era, pero incluía al Yelo.

●•●

Las cinco y quince llegaron y tenían que partir a la academia.

Asistir ya no era un problema para el Nico, no lo quería admitir pero de apoco le estaba gustando.

-¿Vamoh? -dijo el Nico mientras pescaba sus cuestiones y se ponía la mochila tras la espalda.

En cambio el Edgar estaba apenas guardando esa única lapicera -que por cierto aún no la robaban- y miraba como aweonao la pizarra. Inusualmente, no quería ir. Pero tampoco dejaría al Nico solo po.

-Anda por mientra' tú. Voy al baño y voy.

-Ya. Apúrate, mi amor.

El -hace tiempo- típico tono maraco del Nico salió a relucir más que nunca. La profe de arte lo miró re raro, con las medias pepas, sin querer decir nada.

Aweonaaaao.

Mucho más corto, perdón por la tardanza ; - ;

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