#04

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»»Taehyung se despidió con una respetuosa reverencia, de los padres de su amigo de iglesia, forzando una cordial sonrisa, e interpretando el mejor papel de chico bueno, como acostumbraba hacer con sus propios progenitores. Sin embargo, una vez fuera de su vista, resopló con fastidio, dándole una mirada a su amigo.

—Casi se me arruina el paseo por culpa de tus padres —se quejó, negando con la cabeza. —¿Qué les dio por venir a dejarnos hasta aquí?

—Ya sabes cómo son —Namjoon se rascó la nuca, apenado.

—¿Sobreprotectores? ¿Desconfiados? ¿Intensos? —se burló el otro, conservando su expresión molesta. —Fue casi un milagro que no nos llevaran en brazos hasta el bus de la iglesia y nos abrocharan los cinturones también.

—Ya, deja de ser tan irónico, y vete, antes de que alguien más te vea por aquí —sugirió sabiamente su amigo. —Como te vean, y se den cuenta que no fuiste al retiro, tu mentira se irá al demonio.

—Sí, sí, tienes razón —le palmeó la espalda afectuosamente. —Gracias por cubrirme, hermano... nos vemos el lunes, ahí te contaré todo —lo animó, sabiendo lo mucho que le gustaban esa clase de chismes a su colega.

—Ten cuidado —pidió y Taehyung frunció su ceño ante la recomendación.

—No eres mi madre —se mofó, saliendo a la carrera en dirección contraria.

Rápidamente, sacó su celular, enviándole un mensaje al motivo de su fuga. Detuvo un taxi y fue directamente al departamento del empresario. Como no era su primera vez allí, saludó al portero, a la recepcionista y subió al elevador. Digitó la clave en la puerta y entró hasta el cuarto de su "papi". Seokjin sonrió satisfecho de verlo allí, tan temprano por la mañana.

—Esta es la forma más increíble de iniciar el día —murmuró con voz ronca, por venir recién despertando. Sin embargo, Taehyung negó.

—Puede ser mejor —afirmó, dejando su bolso en el suelo.

Se quitó la chaqueta, junto a la camiseta, para después comenzar a deshacerse de su pantalón y el resto de la ropa. Seokjin se relamió los labios de sólo ver lo que hacía, como en un show privado. Una vez completamente desnudo, caminó hacia el mayor, quien tiró las mantas hacia el lado, recibiéndolo con una gloriosa erección matutina, que había sido patrocinada por su improvisado striptease.

Con agilidad, Taehyung se montó sobre Seokjin, envolviendo el cuello del empresario para saludarlo apropiadamente, con un beso intenso, importándole poco que acabara de despertar. Las grandes manos ansiosas del pelinegro, recorrieron la piel desnuda del menor, deleitándose con la suavidad de ésta, su aroma y su calor. Lo apegó a su cuerpo, rozándose con él, mientras metía su lengua en la boca del castaño. Junto a Taehyung, Seokjin se sentía de veinte años; sentía que era capaz de correr una maratón y sobrarle las energías para subir una montaña. Con sólo tenerlo allí, en su departamento, a su entera disposición, sus terminaciones nerviosas se activaban, su sangre punzaba con vigor, calentándole las extremidades y manteniendo su erección dura como una roca. Seokjin se creía capaz de pasar cada segundo de ese fin de semana, haciéndole el amor a Taehyung, tan profundamente enterrado en él, que no se podría saber donde comienza uno y termina el otro; tan apasionados, tan envueltos en lujuria, que el infierno luciría como un cerillo encendido, en comparación al calor que juntos eran capaces de producir, mientras cogían como dos desquiciados.

La cama del mayor se sacudió violentamente, con cada empuje de la polla de Seokjin contra la entrada de Taehyung, golpeteando contra la pared, al ritmo de sus gemidos de placer. El movimiento poco a poco fue deteniéndose, al tiempo que el empresario descargaba chorros de semen caliente sobre el trasero y espalda del chico, apreciando la enrojecida piel, debido a sus nalgadas. Era una obra de arte, en toda la extensión de la palabra.

¡Ups! - JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora