¡Ups! - JinTae

#06

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Aquella semana que le siguió, Namjoon estuvo oculto bajo una roca o algo parecido, porque Taehyung no le vio ni la sombra, no recibió un mensaje, ni una llamada de su amigo. El castaño casi podía visualizarlo de rodillas, dándose golpes de pecho, por haber dejado que otro hombre lo tocara.

Para Taehyung no era la gran cosa, un par de besos y una manoseada; sus compañeros de clase lo hacían todo el tiempo en las excursiones escolares, y luego fingían perdida de memoria, continuando con sus vidas como si nada. Si Namjoon no fuera tan asustadizo, le ofrecería un trío con Seokjin. Nunca habían hablado del tema, pero no creía que a su novio le molestara.

Pero, el domingo no pudo continuar ocultándose más, ocupando su lugar habitual, junto a él, mientras el pastor impartía el sermón.

—¿No piensas hablarme? —susurró Taehyung, dándole una mirada por el rabillo del ojo.

—Es que... no sé ni qué decir —admitió, sonrojándose. —Me jodiste la cabeza y ahora no puedo dejar de pensar en eso... ¿qué se supone que haga? —el castaño volteó a verlo, notando lo angustiado que lucía. —Estuve toda la semana investigando del tema y... vi-viendo videos de esos —enfatizó la última palabra.

—¿Quieres entrar al gremio? —lo molestó, riendo discretamente.

—No te burles de mí —advirtió, tenso. —Sólo... es por la investigación.

—Ajá —asintió, divertido. —Bro, no es el fin del mundo ser heterocurioso, deja de mortificarte —le palmeó el hombro. —Sólo necesitas conocer gente.

—Y... ¿tú puedes presentarme a esa gente? —dudó, viéndose tan inocente que Taehyung quiso reír.

—Sí, sí... —volvió a asentir, presionando sus labios en una línea, para que nade notara su sonrisa. —Veré que puedo hacer.

Y guiado por esa petición, el día siguiente, en cuanto salió de la escuela y se encontró con Jin en la seguridad de su carro, le soltó la pregunta.

—Papi, ¿conoces algún antro gay al que podamos ir? —lo miró, batiendo sus pestañas con coquetería.

—¿Quieres salir a bailar, bebé? —le acarició el muslo con propiedad, mordiéndose el labio. Los pantaloncillos de deporte le quedaban tan bien.

—Bueno, eso... y también mi amigo que, al parecer tiene cierta curiosidad —dijo con una risita, al sentir sus caricias subiendo peligrosamente.

—¿Cuál amigo? —alzó una ceja, a la defensiva.

—El único que tengo —rodó los ojos, con obviedad. —Kim Namjoon, mi colega de la iglesia.

—¿Pervertiste al monaguillo? —se unió a su diversión.

—Papi, ya te he dicho que no somos católicos —negó, reprimiendo la risa. —No tenemos misas, ni sacerdotes, y Namjoon no es monaguillo...

—Para mí es todo igual —le restó importancia. —Ahora, volviendo al punto... quieres llevar a esa pobre alma pura a un antro de la perdición... ¿por qué?

—Ya te lo dije, papi... tiene curiosidad —dijo, sin mirarlo directamente a la cara. No quería levantar sospechas en Seokjin, aunque se intentara autoconvencer que el manoseo no era algo realmente relevante.

—Y, ¿de dónde nace esa curiosidad, exactamente? —Taehyung se mordió el labio. Jin no era estúpido, eso era evidente.

—Le conté lo nuestro —confesó, removiendo sus ojos, inquieto. —Pero, no te preocupes papi, porque él es un amigo de verdad... no va a delatarme con mis padres.