#13

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Lo primero que hizo Taehyung al entrar en el departamento de Seokjin, fue encerrarse en el baño. El empresario no quiso preguntar nada, a la espera de que el menor decidiera hablarle, pero eso no pasó, al menos, durante lo que duró el viaje hasta allí. Y, aunque la ducha resonó por el cuarto de baño, Seokjin también podía oír el llanto del castaño, si ponía suficiente atención. Aún quedaban cosas por decir, y el mayor lo sabía. No era normal que Taehyung hubiera actuado así frente a su madre, como si la odiara y buscara vengarse de ella, haciéndola sentir vergüenza pública.

—¿Bebé? —se atrevió a llamar a la puerta, luego de veinte minutos. —¿Tienes hambre? —pegó la oreja a la superficie de madera, sin oír nada más que el agua de la regadera. —¿Quieres que pida algo especial, o prefieres salir a comer a un restaurante?

Silencio.

Seokjin presionó sus pomposos labios en una línea, comenzando a preocuparse de verdad.

—Taehyung... —un sollozo lastimero se hizo oír, tan bajo que Jin creyó estar confundiéndolo con algo más. —Amor... si de alguna manera... puedo ayudarte, por favor... por favor, dímelo y haré lo que sea —pidió, sin saber qué más decirle, para intentar llegar a él.

Esperó un poco más, atento a cualquier ruido que proviniera del interior. El agua de la ducha se detuvo, y dos minutos después, el seguro de la puerta fue quitado. Jin no dudó en abrir de inmediato, para comprobar el estado de Taehyung. El chico vestía su bata de baño, con el cabello completamente mojado, goteando sobre ésta, y su rostro enrojecido por el llanto. Sus ojos lucían ligeramente hinchados y cada tanto, sorbía sonoramente su nariz. Algunas lágrimas silenciosas se confundían con las que caían de su pelo, rompiendo un poco el corazón del empresario.

La posibilidad de ser el principal motivo de su tristeza, estaba acabando con él. No quería creer que, de alguna manera, había presionado al chico a rebelarse contra sus padres, sólo para estar juntos, por su egoísta capricho de salir con él.

—Bebé... —susurró. Taehyung se aferró a su cuello, y Seokjin atrapó su estrecha cintura entre sus brazos, presionándolo contra él, sintiendo como lloraba un poco más. Lo guio hasta el mueble del lavamanos, sentándolo allí con intención de verlo a la cara. Acunó su rostro y quitó las lágrimas con sus pulgares, dejando un beso en cada una de sus mejillas, además de uno breve en sus labios. —Si quieres regresar... yo no voy a molestarme... —murmuró suave, buscando su mirada. —Nunca he querido forzarte a estar a mi lado... tú eres libre de hacer lo que quieras...

—Estoy bien... —logró decir, sorbiendo su nariz, y tosiendo un poco al sentir su garganta seca. —Estaré bien... es sólo que... —tomó una gran bocanada de aire. —Aún no puedo creer que me haya liberado de ellos, después de vivir tantos años sintiéndome como un monstruo por su culpa...

—¿De qué hablas? —indagó el mayor, ahora que el chico había decidido hablar.

—Por ser homosexual... —puntualizó. —Crecí escuchando que el hombre que duerme con otro hombre, no heredaría el reino de los cielos —citó, rodando los ojos y estos se cargaron nuevamente de lágrimas. —Y yo... no entendía por qué... ¿por qué yo? ¿por qué a mí? Si nací y me crie en la iglesia, porqué sentía esto tan incorrecto, por qué tenía que vivir así... Cuando logré entender lo que me pasaba, que era gay y que eso no cambiaría por mucho que pasara horas arrodillado, pidiendo ser normal... lo acepté —continuó relatando, ante la atenta mirada de Seokjin. —Pero, también entendí que, para mis padres y cualquier persona que me rodeaba en ese entonces, yo era un enfermo, un desviado... un pecador... tal como lo dijo mi madre —Jin limpió otra lágrima que cayó por su mejilla enrojecida. —Escuchar de tu propia madre... —su voz se quebró y el mayor acarició el costado externo de sus muslos, en una manera silenciosa de darle su apoyo. —Y mi padre... tan machista y retrógrada... diciendo que todos los homosexuales se retorcerían en las llamas del infierno... yo sólo tenía trece años —lloró más. —Trece años y lo único que pensaba, era en la gran decepción que sería para ellos, si alguna vez se enteraban.

¡Ups! - JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora