¡Ups! - JinTae

#12

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El celular vibraba insistentemente sobre la mesita de noche de Taehyung. El chico estaba profundamente dormido, después de la tediosa cena con sus padres. Taehyung restregó un ojo, tratando de enfocar su mirada en la brillante pantalla, sonriendo al instante, cogiendo la llamada.

—Feliz cumpleaños, amor —la voz de Seokjin lo hizo suspirar, dejándose caer de regreso a la cama.

—Papi... —se mordió el labio inferior.

—Quería ser el primero en felicitarte —aclaró. —¿Lo logré?

—Sí, papi —afirmó. —Mis padres están organizando una reunión con los jóvenes de la iglesia para mañana, y yo sólo quiero volarme de aquí, para meterme a tu cama... no lo soporto más —detalló en susurros.

—Yo tampoco, bebé —la voz de Seokjin era un ronroneo bajo. —Pero veo difícil que puedas escaparte de casa en medio de las fiestas... —Taehyung torció el gesto. El soñaba con que, el día que cumpliera la mayoría de edad, tomaría todas sus cosas y se marcharía para siempre, pero Jin tenía razón. Sus padres no le permitirían salir, así como así, por muy adulto que fuera, frente a la ley. Necesitaba trazar un plan. —Por lo que, estaba pensando en que... el día que regreses a clases, de vuelta de vacaciones, pasaré por ti, y nos iremos por ahí.

—Me encantaría —sonrió amplio.

Pero, esa noche Taehyung no pudo dejar de pensar en que Seokjin no mencionó en ningún momento que se fugara con él, como solía decir. ¿Habría muerto su interés, por el poco tiempo que podían compartir? ¿Estaba desistiendo de la idea de un futuro juntos? Taehyung quería creer que no era eso, pero tampoco podía ser iluso. Llevaban meses de verse a penas una vez por semana, y a veces, menos que eso, para compartir un par de besos y ya. Su relación estaba en sequía y eso parecía repercutir en su contra.

La mañana siguiente, su mente estaba perdida en sus propios pensamientos, captando poco o nada de lo que ocurría a su alrededor.

—Así es como los jóvenes se pierden... —atrapó la conversación a medias, mientras revolvía su cereal. —Pueden parecer los más consagrados, y de un día para él otro, darle la espalda a todo lo bueno que tienen, para irse por el camino de la perdición —su padre afirmaba con ímpetu.

—Yo aún no puedo creer que ese muchacho, que lo vimos crecer, y que era tan buen amigo de Taehyungie, haya decidido perder su alma de esa manera... —el menor miró a sus padres, confundido al oír que mencionaban a su colega. —La hermana Kim estaba muy afectada, cuando me contó de la llamada telefónica.

—¿Namjoon llamó? —fingió sorpresa, en su papel de amigo.

—Ni siquiera deberíamos nombrarlo, hijo —aconsejó su padre. —Es una lástima por esa familia, pero si ese joven se torció tanto, es por algo... de seguro sus padres no supieron criarlo adecuadamente, y su fe era insuficiente.

—¿De qué hablan? —pretendió no entender, con su mejor mirada de inocencia.

—Taehyungie, Namjoon... —su madre tomó la mano del castaño, mirándolo con tristeza. —Él tenía una doble vida... —dijo, como si se tratara de lo más terrible que existiera sobre la faz de la tierra. —Estaba saliendo con... con dos hombres —Taehyung alzó las cejas, tan alto que se perdieron en su flequillo. Jamás pensó que su amigo les diría toda la verdad a sus padres. —Por eso huyó de casa... pero, ya mucha gente se ha enterado...

—Qué vergüenza para esa familia... y para nosotros, que nos relacionen con ellos —dijo su padre, dejando ver sus verdaderos sentimientos, lo que le revolvió el estómago a Taehyung, por lo falsos que podían llegar a ser. —¿Qué va a pensar el pastor? —se escandalizó. —¿Qué nosotros estamos involucrados con lo que le pasó a ese joven?