#07

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Completamente perdido, sintiéndose como un intruso en aquel lujoso club nocturno, Namjoon dio un par de pasos lejos de la pista de baile, para aclarar su cabeza. Había sido una mala idea de principio a fin acompañar a Taehyung y a su pareja a ese sitio, sabiendo que, por hacer mal tercio, rápidamente terminaría sobrando entre ellos. Ahora debía ver cómo regresaría a casa o, por el contrario, con qué mataría el tiempo, hasta que su amigo lo buscara para marcharse juntos.

En su camino hacia los asientos de las orillas del local, tropezó con un bonito chico rubio, tirando accidentalmente su colorido trago al suelo, salpicándolos un poco a ambos.

—Oh, l-lo siento mucho —se disculpó el adolescente, haciendo varias reverencias seguidas, contando mentalmente cuánto costaría el coctel que acababa de tirar. —Com-Compraré uno nuevo para usted —ofreció, y el hombre frente a él rio delicadamente, dejándolo embobado con la bella expresión angelical de su rostro.

—No te preocupes, yo iba distraído —le dio una nada discreta mirada de cabeza a pies, y de regreso, asintiendo en aprobación. —Nunca te había visto por aquí...

—Es... Es primera vez que salgo... —respondió, sin apartar sus ojos del rubio, que era unos cuántos centímetros más bajo que él. —Que vengo aquí, quiero decir —se corrigió, para no mostrarse como un chiquillo inexperto, aunque lo fuera.

—También, luces joven... ¿cuántos años tienes? —lo miró, entrecerrando los ojos en un gesto que pretendía ser de intriga, pero que resultaba en exceso adorable a ojos del adolescente.

—Diecio... diecinueve... no... veint-veintiuno —tartamudeó torpe, palmeándose mentalmente por su estupidez. El rubio rio más, tomándolo de la mano y llevándolo hacia una mesa.

—Ven conmigo, novato.

—¿A-A dónde? —balbuceó, dejándose arrastrar de todos modos.

—No deberías estar aquí solo, con esa cara que grita carne fresca —advirtió el hombre, deteniéndose frente a una mesa con un solo ocupante. Namjoon lo observó en silencio, aun sin entender por qué estaba siendo llevado allí. —Mira lo que encontré, Kookie —le habló al pelinegro que estaba revisando su celular. El aludido alzó su rostro, con sus grandes ojos clavándose en Namjoon con curiosidad. Kim presionó sus labios en una línea, respirando profundo por la nariz, sintiéndose al borde de algo que no podía explicarse a sí mismo, como si estuviera por cruzar el umbral invisible hacia lo desconocido y peligroso, a la vez que atractivo y deseable. —Se tropezó conmigo cuando venía con tu appletini —hizo un encogimiento de hombros, conservando su sonrisa encantadora. —Es un novato —señaló con sus ojos al adolescente, aun firmemente agarrado de su mano.

—Se le nota —sonrió el pelinegro, luciendo tan amable y agradable como el rubio, para Namjoon. —Ven, siéntate con nosotros, chico... ¿cuál es tu nombre? —averiguó.

—Na-Namjoon —dijo, inseguro de si era apropiado soltar información personal a un par de desconocidos que acababa de conocer en aquel antro gay del barrio alto.

—Namjoonie, yo soy Jeon Jungkook y él es mi novio, Park Jimin —los presentó y el chico asintió, recibiendo la información. El llamado Jimin, se sentó junto a él, dejándolo atrapado entre él y Jungkook. Namjoon se debatía entre mirar a uno o al otro, aun sin comprender qué pretendían con él.

—Voy a ponerte al corriente, calabacita —retomó la palabra el rubio, cogiéndolo del brazo con confianza. —No es recomendable que te muevas a solas por este lugar, mucho menos con esa carita de bebé que tienes —le apretó una mejilla con delicadeza, con su mano libre, dejando al menor pasmado. —No me malentiendas, el lugar tiene su prestigio y no es como que alguien vaya a asaltarte ni nada parecido, pero... hay ciertos pervertidos que aman los chiquillos novatos como tú, y no me gustaría que fueras uno de esos pobres chicos a los que les va muy mal... ¿Eres nuevo en esto? Detecto vibras de adolescente curioso —lo analizó con su mirada y Namjoon sólo podía removerse, incómodo con su escrutinio. —También fuimos como tú, escapando de casa para ir a conocer gente como nosotros —su expresión se relajó. —Besar a un par de chicos, experimentar... ya sabes... pero, no puedes arrojarte a los brazos de cualquiera, calabacita... eso es muy peligroso.

¡Ups! - JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora