7. Maricón.

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Oliver Escalante.

-OLIVIAA!!-Veo cómo el amigo de Olivia se acerca corriendo a ella con una chica detrás de él.

Cómo si mi vida dependiera de ello, corrí hacia ella viendo cómo caía con fuerza al suelo. Quite mi sacó y cuando estuve junto a ella la tome su cabeza con cuidado colocando el saco en si herida precionan tratando de detener el sangrado.

-Llamen una ambulancia, ahora por favor.-Me dije con desespero a su mejor amigo el cual miraba a su amiga inconsciente tendida en el suelo. Él solo asintió buscando un celular con las manos temblorosas.

-Dios mío santo.-El grito desesperado de Minerva acercándose a Olivia inundó mis odios.- Que sucedió, ¿mi niña está bien?

Yo solo me límite asentir.
Después de revisar su respiración y comprobar que estaba estable, gire mi vista hacia el causante de todo. El cual seguía tratando de safarse de cualquier agarré de mis compañeros. Sintiendo como la irá corría por mis venas, recosté la cabeza de Olivia sobre el regazo de Minerva. Sin poder contralarme camine hacia él.

Al verte llegar frente a él abrió los ojos como platos y yo sin poder detenerme lleve mi puño hacía su rostro con tanta fuerza causando que el tipo cayera de espalda, sin intención de parar lo tome del cuello de su camisa levantándo lo.

-Ey, ya Diego tranquilo. Suéltalo.- Preocupado Vicencio trato de apartarme tocando mi hombro. Yo solo apreté mi agarré.

-A...migo, tranquilo.-El rubió que estaba bajo mi agarre tartamudeo con nerviosismo. Su nariz estaba sangrando gracias al golpe.

Dándole un último golpe causando que volviera al piso, pero está vez cuando intento levantarse no pudo, así que optó por quedarse sentado.

-Ahora si tienes miedo no, pero para golpear una mujer si eres muy macho, maldito maricón.-Le bramé.- Abrahám Llama a la policía, para que esté miserable revisa su merecido.-Mi compañero asintió, y a lo lejos pude escuchar las sirenas de la ambulancia.

Con desespero me acerque a Olivia la cual se encontraba rodeada de gente.

-Apartece todos, no la rodeen como si fuese un animal de circo el cual observar. La fiesta de terminó, salgan todos.-Todos me miraron pero nadie se movió de su lugar.- Que no escucharon, salgan AHORA. -Grite.

Vi como todos con rapidez tomaban sus cosas saliendo casi corriendo de ese lugar, cuando ví los paramédicos caminar hacia nosotros pude permitirme respirar con tranquilidad y sentirme más tranquilo.

°°°


Horas después, cuando los paramédicos se fueron y que padre de Olivia llegará lo más alterado que mis ojos lo habían visto desde que lo conocía estaba más que insistente; aún así que los paramédicos le dijeran que ella estaba estable, insistió en llamar a un médico de confianza.

Yo me encontraba a unos metros de la sala, dónde ella yacía inconsciente sobre el sofá. El doctor estaba terminando de hacer una sutura en su cien, unos cuántos puntos ya que la herida era algo grande.

Veo como el señor Arturo se encontraba en el sofá más cercano a su hija con la mandíbula sobre sus manos. Se notaba cuan preocupado estaba.

Cuándo el doctor termino la sutura se aproximó a tomar una lamparita y abriendo sus párpados con sus pulgares, examinando sus ojos por segunda vez desde que él había llegado.

-Sus pupilas están bien, no hay señales de trauma.-Dijo dándole una mirada tranquilizadora al hombre a su costado.-Ella aún está inconsciente gracias a qué recibió doble impacto al caer al suelo, pero estará bien. Pero no hay que descartar nada, les dejé algunas indicaciones y los medicamentos anotados en se papel. Le he aplicado un analgésico, pero si al despertar su dolor es muy fuerte, les dejare un analgésico en capsula. Cualquier señal anormal que noten en ella no duden acudir a emergencias.-El padre de Olivia se acercó a él asintiendo tomando la hoja entre sus manos.-Por el momento es todo de mi parte, que tenga buena noche. Con permiso.

Sin más el tomo su maletín caminando hacia la salida, siendo escoltado por Abrahám el cual minutos antes estaba a mí lado. Los seguí hasta que se perdieron por el pasillo.

El sonido del tono de una llamada me hizo regresar mi mirada hacía la sala de estar.

El señor Arturo sostenía su celular en su mano mirando la pantalla.

-Diego, debo atender está llamada. Por favor quédate con Olivia por si despierta, solo demorare unos minutos.-Me miro, yo sólo asentí y el se encaminó hacia su despacho.

Ahora solo estaba solo con ella, debí aceptar que aún que ella estuviera inconsciente tenía esa facilidad de ponerme nervioso.

Con lentitud me acerque ella, tomando asiento en la mesita frente a ella. Por unos minutos me di el atrevimiento de observarla. Justo ahí tan tranquila y pacífica, ni pareciera que cuando está conciente es una completa loca fuera de su carril. Una tonta sonrisa se me escapa, lleve con lentitud mi mano hacia su cabeza acariciando su cabello hacía atrás, apartándo cualquier mechón de su rostro.

Era tan hermosa, no entendía como podría haber tanta perfección y tanto carácter en tan pequeña mujer. Su rostro parecía tallado por los mismísimos ángeles, si no era que ella era uno mismo. Esos ojos verdes que ahora se encontraban cerrados era un delirio para mí, no sabía porque esa mujer lo hacía sentir tantas emociones. Lo hacía perder tanto la cabeza, pero ya no había día que no deseaba por verla, aún así que ella se encargará de destruirlo con sus palabras pero había entendido que no importará cuánta veces ella lo atacará, sería capaz de aceptar cualquier cosa con tal de tenerla cerca. Sería un privilegio ser destruído por ella si eso le daba la seguridad de poder tenerla cerca siempre.

Llevando mis manos a mi cara deje caer mi cabeza hacia abajo, soltando un suspiro. Había sentido tanta rabia con ese cabron por lastimar la que hubiese sido capaz de matarlo, pero al verla tendida en ese suelo cubierta de sangré lo hizo tener tanto miedo que la irá ya no existía.

-Tranquilo gorrita no llores, aún sigo viva.-Escucho por lo bajo es voz que se hizo escuchar con dificultad. Apartando mis manos rápidamente de mi rostro la vi a ella haciendo una mueca tratando de moverse.-Auch!!-La oi quejarse alejando su mano de su cabeza.

-Me alegro que estes bien.-La mire con una sonrisa.

-Ese cabron si que me pegó fuerte.-Dijo con un ojo entre cerrado soltando una pequeña risa burlona.

-Tranquila, ya le he dado su merecido.-Le dije palpando su mano con suavidad, debo aceptar que lo hice con miedo a que ella me reprochará y me alejara, pero no lo hizo. Todo lo contrario, me dedico una mirada dulce.

-Ahora me siento más tranquila al saber que mi héroe me salvó.-Me dedico una sonrisa tierna. Ahora entendía, había tardado un poco al darme cuenta. Tal vez no era tan tajante como era costumbre gracias al analgésico que le había administrado el doctor.

-No deberías agradecer nada, ese es mi trabajó.-La mire a los ojos, y suspiré. Joder como había extrañado ese color verde observando me, temía que nunca más volviese a verla y algo malo le sucediera.

-Aun así.-alzo su mano buscando la mía, la cual tome gustosamente.-Gracias por siempre salvarme y cuidarme aún que siempre sea una perra contigo.-La ví hacer una mueca.

Yo le di un pequeño apretón a su mano para después depositar un pequeño beso en ella.

-Recuerda Olivia, estaré aquí para tí, siempre para salvarte y cuidarte cada momento de mi vida aún que pierda está misma en el intento. Nunca estarás sola mientras yo viva.-Por primera vez desde que la conozco un brillo recorrió sus ojos dedicándome una sonrisa más hermosa y sincera que mis ojos se habían permitido admirar.

Estaba completamente perdido, al final quién terminaría salvado me sería ella misma, de su propio amor.

Sálvame © [Alicia Echeverría]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora