Olivia Vega.
Bufé observando mi reflejó en el espejo. En verdad me había probado más de cinco vestidos y ninguno me complacía. Claro, hola señorita complicaciones.
Rodé los ojos rascando mi cabeza con frustración. Pero de un momento a otro aleje mi mano lejos de mi cabello apretando los dientes, mientas trataba de acomodar unos cuantos mechones que salían del peinado.
Unos golpes en la madera de la puerta me hicieron desviar mi vista del reflejo. Dando unos cuantos pasos tome el pomo abriendo lentamente, cuando el semblante de ese rostro tallado por los mismos ángeles y esos ojos oceánicos que ni el mismísimo Poseidón poseía.
Me regaló una sonrisa, a lo que yo me corrí hacia un lado para que pudiese pasar.
Lo veo escanear mi habitación y detenerse en mi cama, o más bien lo que estaba sobre ella. Una montaña de ropa.
Yo cerré la puerta detrás de mí, causando que la música proviniente del salón cesará.
-¿Tan complicado es?-Me miró señalando montaña, yo me recarguen en la puerta cerrando los ojos asintiendo mientras mordía mi labio inferior.- Ven acá.-Murmuro entendiendo su mano hacia mí. Yo con lentitud camine hacia él, entrelazando nuestras manos.
Pegándome a su pecho, bajo su mirada hacia mí, ya que era más alto que yo. Deja caer lentamente su mano en mi mejilla acariciando, mientras me observaba con cautela.
-Eres hermosa con cualquier cosa que te pongas encima, pero para ser sincero. -Se acercó a mi oído.-Te ves mejor sin nada de esto.- Susurro acariciando mi hombro para tirar lentamente de la manga del vestido y yo solté una pequeña risa echando mi cabeza hacia atrás, sintiendo cómo el dejaba un beso en el hombro, alejándose lentamente.
-¿Ya han llegado muchos cuervos?- Profire refiriéndome a los invitados. El asintió y yo bufé acercándome Al montón de ropa sobre mi cama. Cansada del tiempo perdido, tome entre mis manos un vestido color carmesí en satín, lo suficientemente largo para topar con mis tobillos, pero con una abertura en un costado que dejaba al descubierto mi pierna y terminaba en mi muslo. En la parte de arriba no tenía un escote pronunciado, pero si una espalda descubierta. Él vestido perfecto para ser una zorra decente. Pero aquí todos sabemos que decente no era una palabra que me describiera.
-¿Puedes ayudarme?-Le di la espalda señalándo me el cierre en mi espalda. Él sin titubear se acercó a mí haciendo el trabajo más fácil para mí. Cuando sentí como el vestido se aflojó lo deje caer y rápidamente me coloqué el otro. Escucho un chiflido a mi espalda y me giro sobre mi hombro dándole una sonrisa coqueta.- ¿Que tal?
-Nisiquiera deberías preguntarlo, estás maravillosa.-Se acercó a mí rodeando me la cintura con sus brazos.- Cómo siempre, Radiante.- Susurro y yo eche la cabeza hacia atrás recostandome sobre su pecho, soltando un suspiro.- Tan malo te parece la idea del baile.-Yo asentí aún con los ojos cerrados.
- Odio la idea de tener de socializar con gente que lo único que le interesa es tener un pedazo de mierda en la boca y un litro de vino regalado. Odio que Rebeca venga acá tratando de controlar la vida de todos.-Bufe.- Odio que mi padre le consideré y le permita todo solo por llevar su sangre, la odio. En verdad me empeño en no ser déspota, pero con ella me sale al natural.-Negue con la cabeza.
-Cariño, tú lo eres con todos no solo con ella.-Siento como su pecho vibra al reír y agradezco que el no pudiera sentir como mi pecho vibro a escucharlo decir "Cariño".
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Sálvame © [Alicia Echeverría]
Romance"El amor es tan loco que te hace cometer hasta el delito más impune, pero también es aquel que te saca del delirio más oscuro de un terrible abismo". A ella le encantaban los retos, pero no ser retada. Le encantaba ser el centro de atención, pero o...