23. CAPITULO FINAL.

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[ wait - M83 ] Inserta canción.


Olivia Vega.


El fresco viento de una tarde lluviosa me golpeo el rostro al bajar del coche. Parpadee al estar frente a esas grandes puertas de metal y un escalofrió me recorrió la columna al percatarme de que volvía a ese lugar después de tantos meses de ausencia, y me reproche a mí misma no haberlo hecho antes.

Baje mi vista hacia mis manos las cuales sostenían un ramo de petunias, las favoritas de mi madre. Hoy era 14 de noviembre, hoy era el cumpleaños de mi madre. Mordí el labio pasando la mano por la parte de mi abdomen con nerviosismo. Las manos me sudaban, mi padre pareció notarlo ya que se acerco a mí pasando la mano por mi espalda, dándome su apoyo. Agradecía que estuviera conmigo. Veo como me ofrece su brazo, el cual acepto enganchándome de él, caminando con su apoyo. Aún me costaba apoyar todo mi peso, las heridas habían sanado superficialmente, pero aun me quedaría una larga recuperación para que mis órganos sanaran después de una operación.

Al estar frente a la gran tumba de mármol color perla, fue justo cuando mi corazón dio un giro y mi piel se erizo. Aún me seguía afectando tanto como el primer día, la echaba tanto de menos. Ella había sido mi mejor amiga, la mejor protectora y amorosa madre en mi infancia entera, y estos cinco años sin ella habían sido tan caótico. Prácticamente mi vida se había ido a la mierda.

Observo como mi padre emboza una pequeña sonrisa tierna, se acerca  a la tumba y la acaricia.

-Hola mi amor, feliz cumpleaños.-Una media sonrisa se formo en mis labios al verlo dejas un ramo de rosas, sentándose a un costado acariciando la como su se tratase de la piel de mi madre, y hablándole con el mismo amor de siempre.

Siempre ame en la manera en la cual mis padres solían mirarse, y amarse. Incluso después de la muerte él seguía amándola, él solía decir que prometió amarla por toda la eternidad, incluso si ella no estuviera en su eternidad, él la seguiría amando.

Y al observar a mi padre, el volvió a mi mente. La manera en la que me miraba, y como sus ojos brillaban al verme, era justamente como los ojos de mi padre al ver a mí madre. Cómo el centro de todo su universo. El universo que yo misma me había encargado de destruir.

Por más que me odiara por apartarlo, al final acepte que era lo mejor. Era lo mejor mentirle y que siguiera con sus sueños, que se quedara y lo perdiera todo por mí.

Se que sufría. Lo hacía yo por igual, pero al final me consolaba la idea de que encontrara alguien que mereciera su amor, que pudiera corresponderle de la gran manera que él merecía. Se merecía alguien que no tuviera tantas heridas por sanar, alguien que no estuviera tan rota. Alguien que fuera capaz de decirle lo tanto que lo amaba sin miedo de salir corriendo, alguien que no era yo sin duda.

No supe cuanto tiempo estuve perdida en mi mente, cuando veo a mi padre haciendo me una seña con la mano para que me acercara. Y eso hice, me senté a su lado, inhalando.

-Feliz cumpleaños mamá.-Me sentía extraña al hacerlo. Hablarle como si ella estuviera ahí, cuando solo le hablaba al viento. Pero precisamente en ese momento una ráfaga de aire acaricio mi rostro, y justo fue cómo si mi madre estuviera ahí.

Veo cómo mi padre se pone de pie, con el móvil en la mano.

-Te daré tu espacio, ahora vuelvo.-Dijo antes de llevarse el móvil a la oreja. No me molestaba para nada cada vez que él se alejaba gracias a una llamada, entendía que era un hombre ocupado. Pero por más ocupado jamás me ha abandonado, era un excelente padre. 

Sálvame © [Alicia Echeverría]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora