O5. CINCO

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Malia abrió los ojos de golpe, desorientada, con un terrible dolor de cabeza, el cuerpo agarrotado y una sensación de sequedad en la garganta, como si hubiese pasado horas sin beber una gota de agua. Le dolían todos los músculos. Incluidos los de las extremidades. Demasiado cansada y confundida, trató de incorporarse sobre sus codos mientras recorría frenéticamente la habitación en busca de Lucas, y se dio cuenta de que ya no estaba en el refugio del bosque sino en un cuarto de paredes naranjas que se le hizo vagamente familiar.

Se bajó de la cama como pudo, pero al estar tan débil, sus piernas le fallaron y tuvo que agarrarse de unos brazos fuertes para no caerse. Los brazos resultaron pertenecer a un chico de más o menos su edad, el cabello castaño, casi rubio, y unos intensos ojos azules que creyó haber visto antes en alguna parte. Él la sujetó y la ayudó a levantarse.

— ¿Malia, qué demonios  estás haciendo?—preguntó la voz alarmada de una mujer entrando en la habitación—No puedes salir de la cama todavía.

En cuanto la castaña la vio, su expresión confundida se desfiguró en una de total sorpresa. Aunque no estuvo prestando mucha atención a los detalles hasta ese momento, con fijarse en aquella mujer, supo de inmediato el lugar en dónde estaba.

—Mierda—resopló molesta y seguidamente, sintió una punzada aguda en un costado que la hizo tastabillar un poco. El chico la condujo muy despacio de vuelta a la cama y la acostó encima con delicadeza.

Melissa le habló tranquilamente.

— ¿Qué? ¿Estás enfadada porque ya no puedes seguir ocultando cosas de nosotros?—se rió con un poco de ironía—Pues siento decepcionarte, querida. Se acabaron los secretos.

La joven entornó los ojos. ¿Cómo es que de todos los lugares fue a parar precisamente a esa casa? La enfermera cerró la puerta y volvió su atención hacia ella. Traía una bandeja con comida en las manos y la observaba con una mezcla entre enojo y decepción.

—Supongo que eso significa que fue Stiles quien me trajo aquí y te contó todo ¿verdad? —En cuanto logró sentarse en la cama, se frotó la frente deseando estar equivocada — ¿Y ahora me vas a reñir como si fuera una niña pequeña?

—No, ya estás bastante crecidita para eso—la mayor se encogió de hombros y se acercó a la mesita de noche en donde puso la bandeja con algunos huevos con tocino y un vaso con zumo de naranja—. Pero esperaba un poco más de confianza por parte de la chica que vivió bajo mi techo durante casi tres años.

—No intentes hacerme sentir mal. Trataba de protegerlos, hum, de protegerlo.

—Lo único que hiciste por él fue romperle el corazón.

SHADES ━━━ teen wolf ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora