29. VEINTINUEVE

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— ¿Estás seguro de esto?

Scott tamborileó nerviosamente con sus dedos sobre la superficie del capó del coche, allí donde Stiles estaba sentado

No había sido sencillo tomar esa decisión, pero muy en el fondo sabía que era lo correcto para ayudar a sus amigos y procurar que su futuro no se viera tan afectado por nuevas amenazas.

Para poder tener paz... al menos por el momento.

—Es lo que debemos hacer —respondió, y su mejor amigo no dijo nada más.

Ambos se voltearon y se quedaron observando la residencia de los McCall como si no hubiera nada más interesante que ver en la calle.

—Yo podría ir con ustedes si me lo permiten —agregó el de apellido Stilinski, tras emitir un profundo suspiro— en algún momento podrían necesitar de mi ayuda ¡Y todavía tengo mi bate!

El verdadero alfa negó rotundamente.

— No. Tú lugar está aquí protegiendo a la manada mientras estamos fuera —le dijo— Además, después de todo lo sucedido, imagino que el sheriff necesitará de tu ayuda con todo el trabajo en la comisaría.

—Eso es cierto, pero igual...

—Llamé a mi padre hace unos días —agregó— El FBI se ha encargado de cerrar el caso de Lucas Gallardi definitivamente.

Scott miró hacia el horizonte que se desplegaba delante de sus ojos, las hileras de árboles que se juntaban de forma irregular a los costados del vecindario, al cielo anaranjado del amanecer de California, y después, sintió que Stiles se bajaba de un salto para apoyarse de vuelta en la puerta del copiloto. Sus ojos castaños se encontraron con los oscuros de su mejor amigo.

—Bueno, si algún problemilla fuera de los planes se presenta —le dijo— Ya sabes que estamos a solo una llamada de distancia.

El hombre lobo curvó los labios y asintió, ocultando las manos en los bolsillos de su chaqueta.

—Lo sé.

—Además... —continuó— Sabes que Beacon Hills siempre va a necesitar a su alfa. Así que no te líes mucho allá en Europa.

Los dos rieron al unísono y se dieron un último abrazo antes de que el resto de la manada llegara.

Melissa subió las maletas junto con Argent en la cajuela del auto, mientras Allison salía con la pequeña Aimee apoyada en su cintura para despedirse de Isaac, quien tomó a la pequeña de rizos rubios en sus brazos y dejó un sonoro beso en sus rechonchas mejillas de bebé, haciéndola reír.

—Prometo llamar todos los días, así no te pierdes de nada —dijo la cazadora. Isaac la tomó por la cintura y la acercó para que estuvieran los tres juntos.

—¿Te quedarás aquí con Melissa?

—Sí —asintió— comenzaré a tomar un curso de enfermería en las noches, de esa forma podré cuidar de Aimee en la mañana mientras Malia ayuda a Deaton en la veterinaria.

—Eso está bien —dijo, mientras los dos caminaban hacia el auto— Estaré de vuelta pronto, y entonces podremos ver qué nos tiene preparado el futuro.

En realidad, Isaac no sabía cuánto tiempo estarían fuera, pero procuraba poder regresar cada vez que le fuera posible.

Con una sonrisa, Scott abrió los brazos hacia Malia, y esta de un salto le rodeó el cuello con los suyos.

—Espero que ese viaje no se extienda demasiado —ella se separó y ambos se miraron mutuamente— Claro, siempre que no te metas con una bandada de vampiros o una horda de brujas en el camino.

Él rió, negando por lo absurdo de sus palabras:

—Entonces ¿Sólo tengo que evitar a ese tipo de gente y todo saldrá a la perfección?

  —No. Más bien creo que todo saldrá bien si no intentas hacerte el héroe esta vez y te concentras en tu objetivo, porque yo no estaré ahí para darte un buen escarmiento cada vez que lo necesites —agregó, poniéndose de puntillas para dejar un suave beso en sus labios— Te quiero de vuelta sano y salvo, de una pieza, y lo más pronto que se pueda.

Scott sonrió, inclinándose nuevamente para atrapar sus labios con los suyos.

—Bueno chicos ¿Tenéis todo listo? —cuestionó la señora McCall— ¿No se os queda nada? ¿Cepillo de dientes? ¿Protector solar? ¿Corrector de ojeras?

Argent puso los ojos en blanco, al tiempo que el resto de los miembros de la manada reían por lo bajo.

—¿Qué? No me pongas esa cara Christopher. Sabes que solo quiero  asegurarme de que todo esté en orden —lo regañó.

—Y si lo permitiera, volverías a sacar las maletas del auto para hacerlas de nuevo —suspiró entre negaciones.

Minutos después, Stiles se colocaba junto a Lydia Martin en la acera, ambos viendo a sus amigos subirse al vehículo y ponerlo en marcha. Observándolos lado a lado con el resto de las chicas hasta que desaparecieron por la carretera.

La señora McCall abrazó a Malia, regalándole una mirada tranquila, mientras Allison se acercaba a ellas con la pequeña Aimee dormitando en su hombro desnudo.

Entretanto esto ocurría, el chico Stilinski pensó que, finalmente, después de tantas dificultades, podían ver al fin la calma después de la tormenta.

Y aunque la batalla final había culminado, todos ellos eran conscientes de que su mundo no era de permanecer en paz por mucho tiempo. Por eso, decidieron que continuarían viviendo el día a día con normalidad, resolviendo misterios y saltándose los líos, hasta que otra nueva alarma los hiciera levantarse de sus puestos para luchar otra vez.

Pero mientras tanto, esto era lo que quedaba. Ya ninguno de ellos volvería a separarse. Ya ninguno volvería a estar solo.

Las tinieblas habían desaparecido, y ahora en su lugar, solo reinaba la luz.











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SHADES ━━━ teen wolf ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora