Después de que Andrea me haya dado una camiseta la cual tengo que tener puesta para entrar a la cafetería y que me diferencien entre personal y clientela decidimos que era hora de salir de casa he ir a el local.
Aidan y yo no hemos hablado hoy en todo el día, son las siete y ya estamos por salir, el turno de Andrea no demorara en comenzar.
Subimos el auto y nos dirigimos hacia la cafetería en la que ya se encuentra el otro chico que hará el turno junto a nosotras.
-Hola -nos saluda con una sonrisa-, ya va a empezar el turno, vamos a ver nuestras libretas para apuntar los pedidos.
Nosotras asentimos y nos dirigimos a por las libretas, hay tres secciones, a mí me tocó la "C", cada uno está atendiendo sus mesas. Hasta ahora las mesas que me han tocado solo han sido de parejas, mi zona está en un rincón, que no tiene ventanales a diferencia de las otras dos zonas.
La puerta se abre y entra una chica rubia muy bonita que se dirige a la zona que yo estoy atendiendo. Me acerco y comienzo con el reglamento de atención del que nos informaron.
-Buenas noches, bienvenida ¿Le gustaría ordenar algo ahora o desea tiempo para elegir su orden? -saludo y pregunto mientras le doy una sonrisa amable.
-Hola -me devuelve la sonrisa-, esperare a alguien, pero por favor tráeme dos bebidas frías y dos postres.
-Está bien, en un momento le traeré su orden -sonrío y me retiro a informar el pedido. Mientras espero que preparen lo que me han pedido, atiendo a un chico que acaba de llegar y pide algo para llevar.
Cuando me entregan el pedido de la chica se lo llevo hasta su mesa, al parecer su acompañante aún no llega, dejo su pedido en la mesa y me sonríe con amabilidad y agradecimiento.
Después de al menos cuarenta minutos me informan que tengo que entregar la boleta de pago así que salgo de la cocina con su boleta realizada. Al acercarme al parecer el acompañante de la chica ya había llegado, lo único que podía ver era su espalda, pero se me hacía extrañamente conocido, se veía tenso, la chica estaba parada delante de él y tenía sus dos manos en la nuca del chico.
Ese cabello, la espalda, se me hace como...
Aidan.
Ay no.
-Eh... -mierda, mi corazón- La boleta de pago está lista. -digo carraspeando incomoda, me duele demasiado el pecho.
-Oh, está bien -dice la chica alegremente.
Aidan se ha quedado mirándome tenso, le doy una mirada rápida, pero la dirijo a otro lugar rápidamente al notar que los ojos se me estaban volviendo borrosos por las lágrimas, le sonrió a la chica para disimular.
La chica me entrega el dinero sonriendo alegremente.
-Ehm... -trata de hablar Aidan y lo interrumpo antes de que formule una sola palabra.
-Gracias por habernos elegido, vuelvan pronto -trato de sonreír con los ojos llorosos-. Hacen muy linda pareja, hasta luego.
-Emma, te lo puedo explicar -escucho una voz cuando me giro para caminar a la cocina, lo ignoro y quiero seguir, pero me veo interrumpida por la mano de alguien sosteniendo la mía y la aparto rápidamente.
-No tenemos nada que hablar, ahora déjame que quiero irme a casa -no lo había notado pero mis manos están en puños y mi mirada hacia Aidan al parecer atemoriza.
Nunca pensé ser tan intimidante.
Avanzo hacia la cocina sin esperar respuesta, primero tengo que dejar a Andrea en su casa y luego estaré en mi casa y podré llorar tranquila.
¿Lo peor? No tengo el derecho de reclamar nada, porque no somos nada.
Que asco da sentirme mal por algo que se supone que no era nada.
Al entrar a la cocina no puedo más y rompo en llanto, no, ¡no!, no quiero llorar por él.
- Pero ¿Qué mier...? ¿Qué pasó? -se acerca Andrea apresuradamente hacia mí.
-Yo... yo creía... ¡Ah! Soy una idiota -lloro en los brazos de mi amiga quien pasa sus manos por mi espalda haciendo un ridículo intento de calmarme.
-Sh, sh, tranquila -murmura-. Vamos a casa.
Al subir al auto Andrea se ofrece a conducir hasta su casa mientras yo intento tranquilizarme.
-Ve con cuidado -me pide cuando la dejo en su casa y ahora tengo que manejar yo.
-Está bien, te avisaré cuando llegue -digo con voz baja, ella asiente y me da un abrazo que se siente como si intentará juntar nuevamente cada parte de mí, en este momento eso se siente imposible. Se separa y entra a su casa, no sin antes mirarme con preocupación.
Enciendo el auto nuevamente y prendo la radio para distraerme e intentar que las lágrimas paren.
Comienza a sonar una melodía que se me hace conocida.
Oh no.
Cambio rápidamente la canción cuando noto las lágrimas invadiendo mis ojos nuevamente.
En este momento comienza una nueva melodía que no conozco y no la cambio, pero ¿Por qué en los peores momentos me tengo que identificar con todo lo que veo y escucho? La canción habla sobre traición. Irónico.
Vale no fue buena idea, ahora mis ojos llorosos me arden, cuando estoy por llegar a casa paso al lado de un auto, exactamente el auto de Aidan claro, maldita sea. Las luces de mi casa están encendidas así que supongo que mis padres ya llegaron, bajo del auto y noto la mirada fija de alguien en mí, la cual ignoro porque ya se de quien se trata así que comienzo a caminar hacia la entrada de mi casa a pasos apresurados.
-Emma -volteo los ojos al oír la voz de Aidan- ¿Podemos hablar?
-No.
Antes de que yo pueda abrir la puerta de mi casa esta se abre de un solo golpe y expone a mi padre que al parecer está muy molesto.
- ¡¿Te has estado viendo con Aidan Johnson?! -pregunta alterado.
¿Cómo lo sabe?
- ¿Eh?
-Hemos visto las cámaras y te has estado viendo con él, en la casa y al salir ¿Qué diablos te pasa?
Las cámaras...
¿Había cámaras?
En este momento no me siento bien para hablar o discutir, solo quiero acostarme, escuchar música y lamentarme.
-Yo... yo lo lamento, fue un maldito error y no volverá a pasar, pueden estar seguros de eso, no me siento bien y si me disculpan lo único que quiero hacer ahora es ir a mi habitación porque estoy realmente cansada -no espero respuesta y subo a mi habitación a toda velocidad.
Lo primero que hago al entrar es acercarme a la ventana y ponerle seguro. Alcanzo mi pijama y me enfundo en ella para tomar mis audífonos, acostarme y escuchar música a todo el volumen posible, ignorando mis problemas.
Estoy siendo una ridícula, pero me duele, me duele saber que siento muchas cosas por él, me duele saber que no puedo quejarme o exigir algo que yo misma tenía miedo de preguntar.
Unas dulces notas comienzan a reproducirse y la letra me identifica tanto que siento que voy a volver a llorar, pero estoy tan cansada que me quedo dormida mientras se reproduce la canción.
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Bajo las reglas
Teen FictionMuchas reglas y mil maneras de romperlas. Nunca estuve completamente lista para seguirlas y mucho menos para romperlas pero el lo valía, el "nosotros" lo valía. No hablar, no acercarse, no mantener ningún tipo de relación, ninguno puede entrar a la...