—¿Entonces sin darnos cuenta hemos postulado a la misma universidad?
—Eso es lo que parece —murmuro mirando la pantalla en frente de nosotros.
Resulta que habíamos quedado en un trato, postulamos a las opciones de universidad que el instituto nos ofrece y cuando nos den la confirmación para al finalizar el instituto, que por cierto termina en dos meses, dar el examen de admisión. Nos diríamos juntos a que universidades habíamos postulado. Justo hoy que han llegado las confirmaciones hemos caído en cuenta que ambos hemos postulado para la universidad, yo para Psicología y el para Administración.
—Y... ¿Te aceptaron? —pregunto jugando con mis manos con nerviosismo.
—¿Y a ti? —responde con otra pregunta.
—Veámoslo al mismo tiempo —murmuro.
—Vale —asiente, Aidan es muy fácil de leer por lo tanto me es fácil darme cuenta que está nervioso— Uno...
—Dos...
—Tres.
Ambos abrimos el correo al mismo tiempo, leo con rapidez el documento hasta llegar a la parte final.
A nuestra universidad le alegra informarle que usted ha sido aceptada como una de nuestras estudiantes a la carrera de psicología.
De un momento a otro estoy saltando en mi cama mientras abrazo a Aidan, el ríe antes de unir mis labios junto a los suyos.
—¿Ingresaste? —pregunto, su mirada se vuelve decaída y en seguida entró en pánico, no, no puede ser, no fue planeado, pero ambos teníamos que haber ingresado.
La mueca de su rostro se convierte en una gran sonrisa.
—¡Ingresé! —grita sobresaltandome y haciendo que mi primer instinto sea lanzarme hacia él y comenzar a dejar varios besos por todo su rostro.
—Joder, no me la creo —digo abrazándolo.
—Pues créetelo, hemos entrado a la misma universidad —dice tomando mi rostro con sus dos manos.
—Joder, sigo sin creérmelo —y de verdad no me la creo.
Aidan está por volver a unir nuestros labios, pero alguien toca la puerta de mi habitación y me tengo que separar de él para abrir.
—Hola ¿Qué pasó? —pregunto a mi padre que se encuentra en la puerta de mi habitación.
—Tu madre ha hecho bocadillos —me estira una bandeja— Celebren comiendo.
Aidan y yo reímos y asentimos.
—¿Qué hacemos ahora? Además de comer claro —dice tomando mi laptop.
—Eh, no lo sé —me encojo de hombros.
Ambos nos acostamos en la cama mirando el techo mientras comemos.
—Aidan, ¿Alguna vez te has enamorado? —pregunto.
—Bueno, me enamoré cuando te conocí y vi la gran y hermosa chica que eres —dice sonriendo— Y tu ¿Te has enamorado Emma?
—Si Aidan, yo me he enamorado —digo.
—Esta conversación está un poco retrasada. Primero te confesé cuanto te amo y luego te pregunto si te has enamorado.
—Tienes razón —rio— Hemos hecho las cosas al revés.
—Emma...
—¿Si?
Aidan se voltea para quedar acostado de lado, su mano se dirige a mí brazo mientras lo recorre de manera lenta.
—¿Tú crees que alguien nos escuche? —pregunta con voz lenta y en murmuro que hace que de un respingo.
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Bajo las reglas
Teen FictionMuchas reglas y mil maneras de romperlas. Nunca estuve completamente lista para seguirlas y mucho menos para romperlas pero el lo valía, el "nosotros" lo valía. No hablar, no acercarse, no mantener ningún tipo de relación, ninguno puede entrar a la...