-Tengo un obsequio para ti -miro a Aidan quien esta recostado en mi cama.
¿En qué momento tomó tanta confianza?
—¿Ah sí? –pregunto interesada.
—Sí, es algo que sé que te gustara mucho o eso espero —su mirada brilla.
—No puedo esperar para verlo —su alegría es realmente contagiosa.
Lo veo acercarse a su mochila y sacar una bolsa. Se sienta a mi lado y me la entrega.
—Es un libro, era mío, pero te lo regalo. Sé que te gusta ese género de libros, además tiene marcadas las páginas que me transmitieron algo o las cosas que más me gustaron... —se le desvanece la sonrisa y lo miro intrigada, yo también estaba sonriendo, pero cuando he visto que se ha quedado callado, he dejado de hacerlo—. Lo lamento soy patético.
—Hey no, cállate. No digas eso, me encanta, de verdad gracias —me acerco y lo abrazo por la cintura. Noto como su cuerpo se tensa, pero termina rodeándome con sus brazos—, hoy mismo lo comenzaré a leer —le aseguro sonriendo.
—Me alegra que te haya gustado —dice dándome un beso en la cabeza, nos separamos y terminamos sentándonos nuevamente en mi cama.
-Lo de marcar las páginas, me ha encantado.
Una linda sonrisa se extiende por su rostro.
—Me pone muy feliz que te guste, tenía miedo que no te agrade...
—Pero me encantó —le sonrío—. Pidamos pizza -digo parándome para tomar mi móvil. Llama tu —le paso mi móvil.
Alza las manos evitando tomar el móvil.
—Oh no, habla tú.
—Yo no lo hare, me trabó al hablar cuando me pongo nerviosa —le extiendo el móvil nuevamente.
—¡Yo también!
—Venga, toma, pide la pizza iré abajo a ver refrescos —le dejo el móvil en la cama y sin decir más bajo a la cocina.
Cuando vuelvo a mi habitación lo veo hablando por el teléfono y le sonrío alzando los pulgares.
—Listo, llegan en treinta minutos.
Solo asiento y le lanzó el refresco.
—Sobre lo que me dijiste, mis padres están de acuerdo con que tu vayas a mi casa —me mira.
—Esta súper bien, entonces cuando mis padres estén en casa iré a la tuya —el solo asiente mirándome.
—Escuchemos música —pide mientras se acerca a el pequeño parlante que tengo en mi habitación.
Comienza a sonar una melodía que no tenía letra, pero era extremadamente contagiosa.
Aidan comienza a bailar dando saltitos en su lugar, moviendo las manos de manera graciosa. Baila mientras graba vídeos ridículamente necesarios para tenerlos de recuerdo.
La canción se detiene dándonos aviso de que ha finalizado y tomo un poco de agua. Noto que Aidan me mira y se acerca hacia mi sin despegar sus ojos de los míos.
—Extrañaba pasar tiempo contigo, te extrañe demasiado —sus palabras me sorprenden.
—Yo también te extrañe demasiado —digo sonriendo aun sorprendida.
No nos movemos, nos seguimos viendo a los ojos, pasa unos segundos y tengo la necesidad de alejar mi vista de él.
Me aclaró la garganta algo tensa.
—Me tengo que ir, Emma —sonríe—. Nos vemos mañana.
Aidan hace un ademán de dirigirse hacia la ventana y rio divertida, el voltea su rostro extrañado.
—Mis padres no están, venga, vamos por la puerta principal.v
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Bajo las reglas
Dla nastolatkówMuchas reglas y mil maneras de romperlas. Nunca estuve completamente lista para seguirlas y mucho menos para romperlas pero el lo valía, el "nosotros" lo valía. No hablar, no acercarse, no mantener ningún tipo de relación, ninguno puede entrar a la...