2. La Búsqueda

87 12 0
                                    

91 estaba aturdido, no reconocía el lugar donde estaba, no había más que algo verde a su alrededor. Estaba oscuro, pero había luces arriba. El guardián se levantó lenta y cuidadosamente, no estaba en el jardín, no estaba en el núcleo ni en su descanso

- ¡Estoy en el mundo humano! – gritó 91. – Pero, ¿por qué? Esto no puede pasar. – 91 daba vueltas tratando de comprender. - Ya sé, esto tiene que funcionar.

91 se sentó sobre sus piernas y cerró sus ojos. Al instante una luz blanca apareció frente a él y dejó ver algo entre ella.

- 100, que alegría que seas tú. – respiró aliviado 91. - ¿Qué estoy haciendo aquí? – 91 estaba entrando en pánico

- Tranquilízate hombre. Estás en el mundo humano.

- Dime algo que no sepa genio. – 91 rodó los ojos - ¿Pero por qué?

- Eso tendrías que saberlo tú. 91, incumpliste las reglas, ¿¡por qué!?

- Yo no hice tal cosa. – 91 estaba ahora más confundido

- Desobedeciste una orden de un mayor, escapaste de tu descanso e intentaste rebelar una última voluntad... - 100 le enumeraba sus faltas.

- No, no, no, estás equivocado, yo no hice tal... bueno no todas. Yo no desobedecí una orden, me fui y aparecí en el cuarto de los guardianes, intenté regresar, pero fue inútil ¿qué querían? ¿Faltar a mi compromiso como guardián? Ya estaba allí, que más daba

- Como sea, 1 me dijo que tienes sanciones. – 100 desplegó un pergamino. - Tu misión dura aproximadamente 3 meses, sin embargo, por haber intentado rebelarle a un alma su última voluntad se te condena a 1 mes extra en este lugar. Por haber desobedecido una orden de tus mayores se te condena a 2 meses más en este lugar y sin la posibilidad de usar tus recursos de guardián...

- ¡Que! ¿Acaso quieren que sea un humano? – 91 no podía creer que le quitaran sus habilidades.

- No puedes ser un humano, solo tendrás tus habilidades de guardián bloqueadas, solo tendrás derecho a invocar la sala de luz 1 vez por mes, así que cuídalas. – 100 cerró el pergamino

- ¿Y que se supone que haga...? – 91 hizo las cuentas. - ¡6 meses! Ni si quiera sé que debo hacer para cumplir su última voluntad.

- Pensé que eras un experto. – 100 se estaba burlando

- Sí, pero nunca tuve que estar aquí para hacerlo yo mismo... - 91 pensó un poco antes de hablar. – 100... Si te digo, si te rebelo la última voluntad de mi alma 1,997,000 ¿Cuánto sería mi castigo?

- Bueno... considerando que puede ser indispensable que tus mayores lo sepan... de 2 a 3 semanas. – 100 le dio un aproximado

- Bueno, ya estaré aquí medio año, qué más da. – 91 suspiró antes de continuar. – Esa chica era un alma corrompida.

- ¿Un alma corrompida? – 100 se extrañó al igual que lo hizo 91 en un comienzo, no era normal que un alma como esa fuera acreedora de un obsequio.

100 sabía que un alma corrompida era aquella que le perteneció a una persona que en su última etapa de la vida había hecho actos pavorosos, y en su lecho de muerte, debido a sus buenas acciones durante toda su vida, se le clasificaba como un alma corrompida. Como una prenda blanca que se mancha antes de que te tomen una fotografía. Las almas corrompidas llevaban al otro lado una carga muy pesada, su último pecado sería castigado en la otra vida. En toda la historia, no había habido un alma corrompida que fuera meritoria de un deseo de corazón.

Guardian de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora