12. El dolor de perderte

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- ¿Podría darme 6 huevos? – Zhan se veía cansado, pero tenía que resistir un poco más

- Lo siento, pero se me han terminado. – dijo el señor

- Pero si los estoy viendo ahora mismo desde aquí. – Zhan estaba indignado

- Lo siento, no hay más, ahora lárgate o llamo a la policía. – el hombre le hizo un gesto de desprecio y atendió a alguien más

Zhan no podía entender que es lo que pasaba, esa era la 5ta vez que le pasaba, muchas tiendas o personas del edificio o cerca de este, se habían estado comportando muy extraños con él. Zhan no había dormido bien en esos tres días, si antes ya le costaba su sueño a cause del insomnio, ahora las pesadillas eran su martirio.

- Niño. – susurró una señora. – Tú... si tú. – Zhan se acercó dudoso. – Toma tus huevos, pero ya no vengas a mi negocio

- Pero ¿por qué? Acaso los ofendí a usted o a su esposo de alguna manera. – preguntó el chico

- No, no es eso, pero... - la mujer titubeaba si decirle o no. – Verás, hay un rumor sobre ti... alguien dijo que te vio pelear cerca del jardín de niños Cǎihóng y que... tú eras eso

Zhan sabía a que se referían, la pelea con Mo Liang, nunca debió haberse exaltado de esa manera, sólo había puesto en riesgo todo. Habiendo pasado por malas experiencias, Zhan tuvo que negar todo. Y aunque la mujer no se fue muy satisfecha, al menos le había dado el beneficio de la duda.

Ahora todo tenía sentido para él, la gente empezaba a tratarlo diferente, y todo a causa de que estaba enamorado. Pero había algo mal, él estaba allí, sólo en el departamento, sufriendo los abusos de todos, mientras Yibo podía pasearse de aquí allá sólo porque había decidido hacer pasar a su mejor amiga por su novia.

Aquellos pensamientos Zhan se deshizo rápidamente de ellos, no podía culpar así a su novio, él también estaba sufriendo la situación. No podía empezar a amargarse, pero, esos últimos días, las cosas habían estado terribles, que los pensamientos negativos eran un constante en la vida de Zhan.

- Buenas tardes. – saludó Zhan al vecino

- Maldito maricón. – dijo el hombre en voz baja, pero lo suficientemente audible para que Zhan lo escuchara

Zhan se quedó quieto en la entrada de la puerta, en poco tiempo esa gente iba a empezar a atacarlo. Y entonces ya no tendría a donde más huir, pero si se quedaba, era solo por una cosa, Yibo. Él dijo que tenía un plan, y él confiaba ciegamente en su novio, no iba a dudar, e iba a seguirlo a donde fuera, pues ahora mismo, él era lo único que lo sostenía, su única razón para seguir luchando.

Dentro de la habitación, Zhan comenzó a arreglar todo, ese era el último día que Yibo pasaría en casa de sus padres. Ahora podían volver a estar juntos y en poco tiempo ambos se escaparían juntos, a donde fuera, si era con él, estaban bien.

Zhan sacudió, barrió e hizo todo para que la casa se viera increíble e impecable, usó sus pocas habilidades culinarias y comenzó a prepararle una comida de bienvenida a su pareja. No había mayor felicidad que estar juntos de nuevo.

La hora había llegado, Zhan puso la mesa, un bonito mantel y flores adornaban, el chico corrió entusiasmado a su habitación. Por la mañana había pasado por la librería y pidió prestado su libro favorito. Zhan sonrió al ver el título, ese viejo libro de literatura era como un amuleto, dentro podía encontrar los rastros de algunas de sus marcas dejadas en el pasado.

Zhan tomó una pluma y entonces subrayó el mensaje que quería que Yibo leyera, sería divertido ver su expresión al tratar de encontrarlo, pero valdría la pena cuando leyera su significado. Una vez todo listo, Zhan puso el libro en el lugar dónde Yibo se sentaría, encendió las velas y se sentó ansioso, esperando al amor de su vida cruzar la puerta.

Guardian de AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora