Capítulo 4

9 2 0
                                    

La tía Eunji estaba sentada en su silla en una postura extrañamente rígida, con la mirada perdida en el vacío. Sus manos se aferraban con fuerza al reposabrazos y su rostro había perdido el color.

-¿Tía Eunji? Mamá, ¿le ha dado un ataque? ¡Tía Eunji! ¿Me oyes? ¡Tía Eunji!.- Quise cogerle la mano, pero mamá me retuvo.

-¡No la toques! No hay que tocarla.- Youngmi empezó a llorar.

-¿Qué le pasa? -gritó Soobin-. ¿Se ha atragantado con algo?

-Tenemos que avisar al médico de urgencias -dije- ¡Mamá, haz algo, por favor!

-No ha tenido ningún ataque. Y tampoco se ha atragantado. Tiene una visión -explicó mamá-. Enseguida se le pasará.

-¿Segura?

La mirada fija de la tía Eunji daba miedo. Se le veían unas pupilas enormes y los párpados totalmente inmóviles.

-De repente ha empezado a hacer mucho frío - susurró Soobin-. ¿No lo notáis?

Youngmi sollozaba en voz baja. -Haced que pare -suplicó.

-¡Wooyoung! -gritó alguien.

Todos pegamos un brinco, sobresaltados, y entonces nos dimos cuenta de que había sido la tía Eunji la que había gritado. Realmente hacía mucho frío. Miré a mi alrededor, pero no había ningún fantasma en la habitación.

-Wooyoung, mi niño. Me lleva hasta un árbol. Un árbol con bayas rojas. Oh, ¿dónde está ahora? Ya no puedo verlo. Hay algo entre las raíces. Una piedra preciosa enorme, un zafiro tallado. Un huevo. Un huevo de zafiro. Qué hermoso es. Qué valioso. Pero ahora se está agrietando; oh, se rompe, y hay algo dentro... Un pajarito sale del huevo. Un cuervo. Ahora salta al árbol.

Pese a que la tía abuela Eunji rió, no desapareció la mirada fija de su rostro, y sus manos seguían aferradas a los brazos de la silla.

-Empieza a soplar viento. -La risa de la tía Eunji se desvaneció-. Es una tormenta. Todo gira. Vuelo. Vuelo con el cuervo hacia las estrellas. Una torre. En lo alto de la torre, un enorme reloj. Hay alguien sentado ahí arriba, sobre el reloj, balanceando las piernas. ¡Baja enseguida, niño atolondrado! -De pronto su voz traslucía miedo y empezó a gritar-. La tormenta te derribará. Es demasiado alto. ¿Qué está haciendo allí? ¡Una sombra! ¡Un gran pájaro traza círculos en el cielo! ¡Allí! Se precipita hacia él. ¡Felix! ¡Felix!

Aquello era insoportable. Aparté a mamá y cogí a la tía abuela Eunji por los hombros.

-¡Estoy aquí, tía Eunji! ¡Por favor! ¡Mírame! - exclamé sacudiéndola suavemente.

La tía Eunji volvió la cabeza y me miró. Poco a poco, su rostro fue recuperando el color.

-Angelito -susurró-, ¡ha sido una locura trepar tan alto!

-¿Te encuentras bien, tía? -Miré a mamá-. ¿Estás segura de que no le pasa nada malo?

-Era una visión -repuso mamá-. Está bien.

-No, no estoy bien. Era una mala visión -masculló la tía Eunji- a pesar de que el principio era muy agradable.

Youngmi había dejado de llorar. Mis dos hermanos miraban fijamente a la tía Eunji con cara de extrañeza.

-Ha sido espeluznante -confesó Soobin- ¿Os habéis fijado en cómo de repente ha empezado a hacer frío?

-Imaginaciones -repuse.

-¡No es verdad!

-Yo también lo he notado -convino Youngmi-. Se me ha puesto la carne de gallina.

RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora