Limpié las heridas de Juno bajo la tenue luz de una lámpara de queroseno que yacía sobre el escritorio de Marga, Lobo se mantenía recostado sobre mis zapatos, apoyando su cabeza en mis piernas, y de vez en cuando la levantaba al escuchar los quejidos de su dueño. El príncipe no se atrevió a mirarme a los ojos en ningún momento, por el contrario, se mantuvo atento a las marcas rojizas de mis muñecas. El brillo de sus ojos era triste, culpabilizándose de algo que no había podido controlar.
Marga nos observó con atención, su bola de cristal había dejado a un lado su color transparente y un mar azul la llenó. Pensé que era algo normal, sin embargo, la postura nerviosa de la bruja expresaba todo lo contrario.
-No entiendo como ha conseguido entrar en esta realidad.-Masculló Juno al mismo instante que apretaba sus puños. De todos, él parecía el más preocupado. -Ese imbécil...
Le levanté la barbilla para limpiar parte de su labio herido y, por un breve instante, nuestras miradas se rozaron. No alcancé a comprender por qué retenía las lágrimas, jamás había llorado ante mi, aún así, mis oídos habían podido Su captar su silencioso llanto en numerosas noches. Lobo se estremecía a mi lado cuando lo escuchaba y yo me dedicaba a acariciarlo, incapaz de armarme de valor y abrazar al joven príncipe.
-No pienses más en ello, Juno-murmuré con preocupación-. Intentemos no acercarnos más al pueblo.
En vez de tranquilizarlo, mis palabras parecieron enfadarlo más.
-¡Cómo voy a no pensar en ello! Ese hombre está obsesionado contigo.-Sus ojos se clavaron en los míos, rabioso, y lobo levantó la cabeza soltando un gruñido de molestia, haciendo que bajara el volumen de su voz-Ni siquiera he podido protegerte esta vez. Si vuelve...
-No tienes que protegerme.-Contesté y tomé sus manos para deshacer sus puños.-Me esforzaré por ser más fuerte.
Le regalé una sonrisa tranquilizadora, intentando que confiara en mí, pero Juno tan sólo se incorporó y decidió marcharse sin decir nada más. Lo seguí con la mirada, angustiada por no comprender su actitud, y solté un profundo suspiro. A mi lado, Marga dejó escapar una pequeña carcajada.
-Conozco a Juno desde hace años y le importas mucho.-Volví mi rostro hacia ella, quien seguía atenta a su bola de cristal-. Tal vez, le recuerdas mucho a su antigua compañera de ejército, Blanca Sea.
Levanté ambas cejas cuando me extendió una vieja fotografía, en ella aparecían Juno y lobo junto a una joven muchacha. Me percaté de que sus facciones eran idénticas a las mías, no obstante, su cabello estaba cortado por encima de su barbilla y en sus mejillas yacía una larga cicatriz. Acaricié la imagen experimentando una fuerte espina en el pecho y me sentí familiarizada con el paisaje.
-Soy yo...-Las palabras salieron de mi boca solas, sin poder controlarlas.
-Sí, lo eres.-Marga se levantó de su asiento y se arrodilló ante mí.
Sus ojos rojos brillaron más que nunca, provocándome una sensación llena de angustia y dolor, me encogí en mi asiento y sujeté mi cabeza entre mis manos al notar un profundo martilleo en ella.
-¿Qué quieres decir?-Jadeé cuando de mis brazos cayó un líquido viscoso y me asusté al percatarme de la sangre que descendía por mi piel.
-Todos tenemos un yo alternativo, forman parte de nuestro ser y nos separan una vez que nacemos. Sentimos igual, incluso nuestras historias están obligadas a repetirse. Sólo tenemos una copia de nosotros mismos y, si uno de nosotros muere antes de tiempo, el que continua vivo está condenado a fallecer en poco tiempo.-Sus dedos se extendieron por el río de sangre que manchaba mi piel y todo comenzó a oscurecer, hasta el punto de desaparecer.
El dolor abandonó mi cuerpo y la total oscuridad se adueñó de mi vista. Intenté mover las manos, no obstante, parecía que mi alma hubiera escapado de su cárcel y vagué por un mar negro hasta llegar a un tunel brillante. Me absorbió lentamente, perdiendo mi cosciencia y volviendo a despertarme en medio de un bosque lleno de flores silvestres.
Estaba tumbada en la hierba, no sentía ningún tipo de malestar y el lugar me resultó bastante conocido. Me senté lentamente y, como si fuera una rafaga de viento, unas piernas delgadas corrieron frente a mis ojos. Levanté la mirada y seguí con esta a la joven de cabello corto que reía entre los árboles. Sus ojos claros se alzaban al cielo con una sonrisa divertida y se detuvo en seco al mismo tiempo que el sol se escondía detrás de las nubes grises.
-¡Blanca! ¡Esperame!-La voz de Juno me hizo dar un pequeño brinco de sorpresa y apareció en la escena con una expresión de felicidad. Me di cuenta de que se veía más joven y su cabello estaba mucho más claro.
La nombrada se detuvo en seco y lo esperó sin dejar de reír. Juno la alcanzó con rápidez, sus brazos la rodearon con dulzura y la subió a su hombro para darle vueltas. Se veían bastante unidos, alegres, en su propio mundo.
-Quería despedirme antes de la batalla de mañana.
La escena cambió en un abrir y cerrar de ojos. Fruncí el ceño percatándome de que ya no me encontraba en el bosque, sino, en una largo pasillo de piedra. Me pegué a la pared, asustada por que se dieran cuenta de que estaba allí y analicé a los dos jovenes que retenían las ganas de llorar.
-Juno...-Blanca vestía con su traje de soldado y en las manos sujetaba una pequeña tela bordada con una rosa. La reconocí inmediatamente, pues Juno siempre la llevaba en su uniforme.-La hice para que me recuerdes siempre.
El joven príncipe la tomó, acariciándola con los pulgares y dejando entrever una sonrisa triste. La nostalgia me invadió como si estuviera dentro de sus pieles y aguanté la respiración cuando Blanca se puso de puntillas, robándole un inesperado beso al mayor.
De pronto el frío se adueñó del lugar y, volviendo a pestañear, me encontré en el campo de batalla. La sangre actuaba de alfombra, algunos caballos se hallaban muertos en el suelo, junto a los cadáveres de sus dueños. Caminé por el pasillo de lo que parecía el mismo infierno y mis pies se detuvieron bruscamente al reconocer la escena de la muerte de Juno.
El cielo rojizo contrastaba con el iris verde del príncipe, estaba rodeado por los cuerpos de sus padres y lloraba silenciosamente mientras observaba a un muchacho de rizos blancos. Me quedé sin respiración al reconocer al príncipe del invierno, sujetaba un arco frente a Juno, serio, con los ojos inyectados en rabia, y lo apuntaba directo al corazón con una flecha. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, como si algo me impidiera reaccionar, y el sonido de la flecha siendo lanzada se grabó en mis oídos.
No me di cuenta de que tenía los ojos cerrados hasta que el silencio se volvió ensordecedor. Poco a poco fui levantando los párpados y mis rodillas chocaron contra el barro al darme cuenta de lo que realmente había ocurrido. Blanca se encontraba con los brazos abiertos protegiendo a Juno con su propio cuerpo. Varias flechas atravesaban su anatomía, no obstante, seguía de pie con los dientes sangrantes y apretados por el dolor.
-¡Blanca!-La muchacha no pudo soportarlo más y se desplomó en los brazos del joven desesperado.
Juno la abrazó con desesperación, gritando su nombre constantemente y siendo testigo de como el alma de su mejor amiga se evaporaba en el humo del aire. Me destrozó observarlo tan aterrado, ocultando el rostro muerto de su compañera contra su pecho. Una nueva flecha atravesó el cráneo del príncipe y el horror provocó que chillase.
En un estremecimiento regresé a la cueva de Marga. Las lágrimas humedecian mis pecosas mejillas y tuve que sujetarme a la mesa del escritorio para no desvanecerme.
-Tu otra alma se sacrificó por Juno.-Marga dio un paso hacia mí y me ofreció un vaso de agua.-Se amaban, Juno nunca tuvo la oportunidad de decirle lo que sentía y no pudo marchar en paz.
-...Tiene que haber alguna manera de que pueda confesarlo.
Toqué mi tórax al sentir como mi corazón palpitaba con fuerza al pensar en ello. Marga estiró los labios en una sonrisa y pasó una mano por mi cabello largo.
-Blanca es Mar, y Mar siempre será Blanca.
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Entre dos mundos
FantasyMar es una estudiante aparentemente normal. Tiene una vida tranquila y, dejando aparte algunos problemas familiares, se le puede considerar afortunada. Tras un catastrófico evento, Mar pierde parte de su alma y acaba perdida en un limbo de magia, s...