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Mis ojos se abrieron de golpe, esperando ver un nuevo anillo de diamantes, pero me equivoqué.

No era un anillo, tampoco eran joyas.

Era una placa pequeña, rectangular y plateada con el título

Administrador de cocina

Grabado.

–Promoción, bebé–sonrió. –Ya no te quedarás atrapada detrás de esa computadora, estarás con la familia. – Fingí una sonrisa desesperada.

–El personal–Yo corregí. –Tratamos al personal como a una familia.

–Entonces, todo sobre sentirse aislada y no apreciada- Hice una pausa y miré al suelo.

–Estabas hablando de ... ¿Trabajo?

–Sí, te lo dije- Parecía que te quedaste en blanco, tal vez te estaba aburriendo-

–No, lo sé, solo pensé, nada-

–¿Qué pasa, Jen? –Ella murmuro. –¿Hay algo mal?

–Sí–estaba perpleja ante mis propios pensamientos. Sus manos estaban alcanzando las mías y vacilante entrelacé nuestros dedos una vez más, pero esto no se sentía bien. –Te echo de menos.

–¿Qué quieres decir? –ella rió torpemente. –Estoy aquí.

–Pero no lo estas–suspiré. –Solo estás ... en modo de trabajo. Lisa ... Vamos a ... Saltemos el almuerzo hoy, ¿de acuerdo? ¿Por qué no volvemos a tu oficina, cerramos la puerta, cerramos las persianas y ... no sé, ¿cuál es la palabra pasada de moda? ¿Hacer el amor?

Sus ojos miel se intensificaron mientras pasaba una mano por su suave cabello oscuro. Se mordió el labio inferior y se inclinó hacia delante.

–Pero ... ¿es tortilla el martes? –Ya había terminado con ella.

–¿Te das cuenta de lo difícil que es para una joven de diecinueve años encontrar atractivo a una chica de treinta y seis años? ¿Crees que disfruto tener una condición rara en la que quiero follar a personas mayores? Deberías estar agradecida de que realmente quiero que me folles yo... no te estoy haciendo un favor, se supone que me estás haciendo un favor. ¿Por qué no te atraigo? He estado trabajando con un entrenador personal durante casi cuatro meses, lo estoy. .. estoy caliente otra vez! –Casi lloro cuando la expresión facial de Lisa era bastante burlona.

Estaba furiosa, y ella estaba completamente aturdida.

Estuve guardando esto durante tanto tiempo y finalmente salió.

–Estás siendo una mocosa. Cálmate, Jennie. Contrólate.

–No me digas qué hacer, no eres mi madre–casi escupí. –Y tampoco eres mi papi porque no hemos follado en dos meses. Estoy harta de ti, estoy harta de todo. Toma esta maldita placa, no la quiero. –Lisa solo miró hacia abajo mientras mantenía sus dedos en su cabello.

–Te estás avergonzando a ti misma. Siempre tienes que hacer una escena.

–¿Quieres que haga una escena? – Abrí mucho los ojos.

–Jennie, no– Cogí mi vaso de agua, a punto de tirarlo sobre su bonito traje negro.

Pero me tranquilicé y tomé un sorbo. Me puse de pie de repente y crucé los brazos mientras lo miraba.

–Feliz martes de tortilla, maldita imbécil.

Me fui poco después y solo me llevó treinta segundos darme cuenta de que estaba equivocada.

Llámame Papi 3 - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora