Fingí que no me afectaba.
Como si sus palabras volaran por mi cuerpo y se desvanecieran como humo. Se derrumbó después de que mis palabras fueron dichas y se agachó miserablemente de rodillas, donde sollozó en sus manos.
Al igual que antes, cuando pensó que sus hijos nunca fueron suyos después de una feroz llamada telefónica de Sandra.
La dejé allí, sabiendo que no tendría la energía para tratar de perseguirme.
Me preguntaba si esa sería la última vez que saldría de casa, mis pensamientos estaban llenos de angustia. Regresé a la granja y me quedé en mi habitación todo el tiempo que pude sin que nadie me molestara, lo que solo duró diez segundos antes de que Sandra entrara para verificar si todo estaba bien.
Me dio gentilmente a Ella y la acuné llorando cómodamente, y parecía que había estado haciendo eso durante las siguientes dos semanas.
Los niños echaban de menos a su mami, y también Ella.
Lloraba en las noches con más frecuencia y sabía que era por la pérdida de su mami.
Recé por ella todas las noches y espero que todo termine, pero este simple viaje a la granja parecía no tener fin.
Era Nochebuena mañana.
Y fue un miércoles por la mañana cuando entré débilmente a la cocina de azulejos sombríos con un puchero deprimido, sollozando silenciosamente para mí misma mientras me estremecía por lo bajo al pensar en pasar otro día.
Las cosas eran más difíciles ahora que Sandra se fue hace unos días para resolver algunos de sus propios problemas que había dejado en Italia.
Me susurré palabras incoherentes a mí misma mientras temblorosamente me preparaba una taza de té y respiraba profundo y ansiosa.
–Desaparecido en combate. – Una suave voz susurró detrás de mí.
Salté ligeramente ante el ruido repentino, haciéndome exhalar y poner una sonrisa falsa antes de darme la vuelta y sonreír.
Fue Sydney.
–H-Hey, ¿estás bien? – Podía detectar mi tristeza mientras entrelazaba tímidamente sus manos y miraba torpemente hacia abajo.
–Solo vine a desayunar
Estaba a punto de dar un paso adelante, pero me agaché un poco y puse ambas manos sobre sus hombros antes de darles un pellizco juguetón.
–Te prepararé el desayuno. ¿Qué quieres? –Ella frunció el ceño con preocupación, pero no habló nada de sus emociones.
–Copos de maíz, por favor
–Claro–susurré y metí la mano en el armario encima de mí, levantando mis manos hacia la caja mientras luchaba por agarrarlos.
–Dios. – Lloré, disgustada porque me estaba molestando por no poder alcanzar una caja de cereal. –Aquí vamos. – Limpié una lágrima cuando finalmente bajé la caja y agarré un tazón.
Sollocé, abanicando frenéticamente mi rostro exhausto mientras intentaba reprimirme.
–¿Estás bien? – Sydney murmuró con sospecha.
–Si. – Me reí ansiosamente y saqué el cartón de leche.
Lo moví ligeramente sobre el tazón lleno de tres cuartos, vertiéndolo lentamente hasta que accidentalmente derramé unas gotas sobre el mostrador.
Inhalé y exhalé con dificultad, intentando controlarme con seguridad, ya que estaba casi roto.
–No. – Lloré en voz baja, agarrando una toalla de papel e intentando limpiar el desorden.
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Llámame Papi 3 - Jenlisa
FanfictionEres lo suficiente grande para ser mi madre. -Entonces, tal vez deberías empezar a llamarme papi Escrito por: @1d_jollygood (Wattpad) Créditos a ella