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Hace cuatro meses, me pasó lo más sorprendente. Lo que deseé durante tanto tiempo se hizo realidad y me encantó.

Sí, claro, Ella fue genial.

Ella era mi vida, pero cuando la sostuve en mis brazos el día después de dar a luz, la epifanía más tranquila y hermosa vino a mí. Lisa no puede escapar de mí ahora. Nuestra bebé nos juntó más y la aplaudí por eso.

También tuve que aplaudir las bolas de Lisa por pasar todo este tiempo, porque Isabella Manoban Kim fue la trilogía de mi vida.

Me dijeron que era demasiado joven y que tenía toda la vida por delante.

Pero ... ¿La gente no sabía lo genial que era con los niños? He estado cuidando niños desde que tenía dieciséis años. Cuidé niños durante dos meses antes de que Lisa me pidiera que fuera a cuidar a los suyos.

He pasado casi cuatro años criando hijos, entonces, ¿por qué debería estar tan preocupada por los míos?

Tengo la familia perfecta. Lalisa Manoban, Oscar Manoban, Sydney Manoban, Ella Manoban y Jennie ... Kim. Intentamos llamarla Isabella, pero era una boca llena. Luego la llamamos Ellie, pero ahora nos hemos vuelto tan flojos que la llamamos Ella.

Funciona.

Y en este mismo momento, todos menos tres estaban profundamente dormidos, ya que eran las cuatro y media de la madrugada. Fue el turno de Lisa de poner a Ella a dormir, pero llegó a casa anoche a las once de la noche; Quería dejarla dormir.

Se incorporó del acogedor y suave colchón, pero la empujé suavemente hacia abajo.

–La tengo.

–Es ... es ... es ... es mi turno. – Somnolienta bostezó aturdida, sus ojos aún cerrados mientras se relajaban en los cojines blancos y soñadores.

–No discutas, solo duerme. – Gemí extenuante y me puse de pie.

Lancé una túnica gris de seda sobre mi cuerpo desnudo y llevé mis doloridos pies a la habitación de Ella. Cautelosamente me froté los ojos cansados ​​y entré en la habitación temática del cielo. Antes de que Lisa y yo tuviéramos a Ella, llamamos a un diseñador de interiores, que sugirió una decoración en forma de nube y estrella que incluso alentaría a la bebé a dormir más.

Bueno, no funcionó.

Ellie estaba llorando en su cuna con forma de ala de ángel y algo me dijo que dentro de su mono rosa pálido, estaba ocultando una sorpresa para mamá. La recogí con cuidado, acunándola con ternura mientras repetidamente la callaba en silencio.

–No llores– susurré, sacudiéndola un poco mientras mis labios rozaban su frente. –Estoy aquí ahora, cariño. – Me retiré un poco cuando sus ojos mieles se conectaron con los míos, y su hedor me confundió.

–¿Qué demonios pasó allí abajo? –Pregunté, acariciando su trasero mientras seguía llorando. –No puedo esperar para desenvolver esto, gracias, Ella. – La coloqué suavemente sobre el cambiador y fui directo al grano. –Sí, está bien, eso es mucho, Ella.

Me ocupé y ahora estaba feliz con su nuevo pañal y mono blanco con jirafas bebés corriendo por el frente. Le acaricié la cabeza suavemente mientras la abrazaba y cantaba pequeñas canciones de cuna para que se durmiera.

No sirvió.

Estaba completamente despierta.

Me aparté un poco para mirar su suave rostro de bebé, sus labios rosados ​​formando una 'o' antes de dejar salir un pequeño hipo, y otro, y otro.

Llámame Papi 3 - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora