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Lisa y yo paseábamos nerviosamente de un lado a otro de nuestra habitación, tenía mis ojos cerrados mientras abrazaba mi cuerpo ahora completamente vestido.

–¿Crees que están abajo?

–Seguro. –Lisa habló. –Probablemente estén traumatizados

–No podemos escondernos aquí por más tiempo– entró en pánico, sosteniendo el monitor de bebé en su oído mientras se paraba en un par de jeans y camisa.

–Ellie está sola y eso no me gusta

–Dios– grité, presionando mi frente ansiosa contra la puerta mientras trataba de escuchar cualquier sonido alarmante.

No hubo ninguno.

–Rápido, ve a buscarla. Ahora. –Lisa salió corriendo de nuestra habitación e hizo un giro brusco hacia su habitación.

Segundos después, recuperó a nuestra hija y rápidamente regresó corriendo a nuestro escondite.

–Ella está bien. –Sus pequeñas manos se levantaron hacia la cara de su mami mientras ella pellizcaba y tocaba con curiosidad sus mejillas antes de dejar escapar un adorable chillido.

–Mish-Mish-Mish–Lisa se congeló, su mirada fija en la mía.

–Tengo una idea

–Tengo la sensación de que sea lo que sea, no va a funcionar

–Deberíamos acercarnos a los niños, pero seremos madres realmente geniales. Podemos actuar de manera muy informal acerca de lo que acaba de suceder y luego darles una charla.

Sugirió con ojos emocionados, haciéndome fruncir las cejas con impotencia mientras negaba con la cabeza en señal de negativa.

–Tenemos que ser serias– murmuré, pero entonces también se me ocurrió una idea.

–¿Qué pasa si pretendemos estar enojados con ellos por entrar? De esa manera, podemos hacer que se sientan mal consigo mismos

El ceño fruncido de Lisa se convirtió en una sonrisa.

–Eso es brillante. Podemos, como, castigarlos. Y luego les daremos la charla

Ya lo estaba pensando mejor.

Di un paso hacia ellos, trazando las yemas de los dedos de mi mano izquierda hasta la piel de Ella y las yemas de los dedos de mi mano derecha hasta el hombro de Lisa.

–Quizás no deberíamos hacer eso. No es su culpa que nos hayan visto. Es nuestra culpa por no cerrar la puerta.

–Tienes razón, joder–suspiró miserablemente.

–¿Qué pasa? Simplemente vamos directamente hacia ellos y les decimos: ' niños, su madre y yo estábamos haciendo algo que hacen los adultos

–Nos van a hacer muchas preguntas. Pero tendremos que responder lo más apropiadamente que podamos. Podemos hacer esto– Insté con confianza, manteniéndome firme mientras los miraba con asombro a ambos.

–Sostendremos a Ellie cuando hablemos para que nos dé una sensación de inocencia.

La abrazó con fuerza y ​​le dio un suave beso a un lado de la cabeza.

–Dejemos de procrastinar y poner fin a esto ahora mismo– Murmuré cansadamente.

–Está bien– respiró, sus labios haciendo un leve puchero. –Dame un beso.

Tomé su línea de la mandíbula y me puse de puntillas antes de colocar besos suaves y tranquilizadores en sus labios antes de retroceder para besar a Ella también. Me tomó de la mano y con eso nos fuimos a buscar a los niños. Mi corazón se hundió cuando los vimos sentados en la mesa de la cocina en sus taburetes, sus ojos traumatizados como platos. Ni siquiera hablaban, solo miraban al vacío. La mano de Lisa tomó mi hombro y suavemente me tiró hacia atrás cuando estábamos al pie de las escaleras.

Llámame Papi 3 - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora