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Las cosas estaban bien.

Podrían haber sido mejores, quizás un poco más de esfuerzo para mantenerse despierta por las noches, pero aparte de eso, las cosas iban bien.

Eran las cinco de la tarde y los niños estaban felices viendo películas en sus habitaciones de arriba.

Ellie estaba en la sala viendo Tweenies, no es que en realidad supiera lo que estaba sucediendo, ya que acababa de salir del útero. Estaba parada en la cocina, una vista perfecta de mi bebé mientras miraba a un lado con preocupación. Sonreí para mis adentros mientras sus grandes ojos se mantenían en la pantalla con sospecha, sin idea de lo que estaba sucediendo. Seguí mirando de un lado a otro, comprobando que no estaba rodando hacia el borde del sofá. Creé un entorno de cojines para que descansara, solo para asegurarme de que estaba a salvo.

Me cambie por unas mallas negras y un jersey festivo rosa claro para la temporada.

La Navidad era en unas pocas semanas, mejor empiezo a vestirme para la ocasión. Tenía un delantal rojo escarlata alrededor de mi cuerpo mientras estaba de pie junto al cansado mostrador de la cocina y preparé la mezcla para mi pastel de chocolate sin gluten. Tarareé una suave melodía para mí tranquilamente mientras batía la mezcla de chocolate, lamiéndome el labio inferior. El sonido de la puerta de entrada se escuchó de repente como música para mis oídos.

Abrí los ojos sorprendida mientras Lisa paseaba suavemente segundos después, silbando una melodía incoherente y alegre también.

Ella sonrió cuando sus ojos se posaron en los míos, caminando hacia la cocina mientras sus brazos pronto envolvían mi cintura desde atrás.

–Estás en casa temprano. –Reconocí felizmente cuando giré un poco mi cabeza para mirarla detrás de mí, sus ojos se cerraron con fuerza.

–Hmm–ella respondió antes de presionar besos cortos, dulces y repetitivos en mi cálida mejilla.

Bombardeó mi piel con besos, bañándome con su comodidad. Me reí ante su extraño afecto y acerqué mis manos a las suyas que descansaban alrededor de mi tonificado estómago.

Mientras se separaba libremente de mi mejilla, continuó tarareando esa melodía indescriptible que permaneció en sus labios. Me agarró el brazo suavemente y lo acercó a su cara, y antes de que pudiera procesar remotamente lo que estaba haciendo, sentí una cadena de metal colgando de mi muñeca.

–Lisa– jadeé, tirando de mi muñeca frente a mis grandes ojos.

Me había puesto un brazalete de oro auténtico de diamanté como si no fuera nada. Era caro, sin duda.

–¿Para qué es esto? –ella sonrió por segunda vez y se encogió de hombros sin pensar.

–Solo una muestra de mi agradecimiento–

–¿Apreciación por qué? – Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura por segunda vez y presionó sus labios en la esquina de mi boca.

–Por todo lo que haces por nuestra familia.

Nuestra.

–Eso es dulce– hablé escépticamente. –Realmente dulce.

–Me encantan los viernes por la noche– tarareó en mi oído, nuestras caderas balanceándose ligeramente. –Nunca se sabe lo que va a pasar.

–Bueno, déjame iluminarte–me reí suavemente. –Estofado de ternera caliente, pastel de chocolate sin gluten y un buen juego de Monopoly con los niños y Ellie

–Ellie no puede jugar a Monopoly

–Ella puede y lo hará, puede tener la pieza del perro.

–Voy a tener la pieza del auto. – Murmuró juguetonamente.

Llámame Papi 3 - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora