Como había dicho Hank, al día siguiente Gavin había amanecido como si nada hubiera sucedido. La noche había sido algo inquieta hasta eso de las dos de la mañana cuando por fin logró tomar un lugar cómodo y se durmió profundamente. Aquella noche Nines no cerró sus ojos, olvidó por completo sus animales, sus deberes, su trabajo y simplemente cuidó de Gavin, esperando siempre que se aferrara a él, que suspirara su nombre entre sueños.
-Eres el peor papá del mundo –Bromeó Gavin, quien acariciaba la cabeza de Sombra mientas veía al androide limpiar el lugar para que sus animales estuvieran cómodos.
Nines volteó hacia el humano, este vestía la chaqueta de CyberLife, se había adueñado de ella y no parecía tener ánimos de devolverla y no es que Nines la quisiera, es que era lo único que le pertenecía realmente, aunque aquel lugar en el que vivía parecía suyo, sabía perfectamente que cualquier día Hank podría sacarlo de ahí, no era humano, por lo que cualquiera que quisiera podría quitarle sus animales, incluso Gavin podría irse y dejarlo ahí, porque aunque lo amara, no le pertenecía y aquella chaqueta era su único bien material.
-¿Podría ayudarme a alimentar a las aves? –Preguntó con paciencia viendo voltear al humano- ¿Por favor? Ya es tarde y necesitan comer.
-No es mi trabajo, además, estoy herido ¿obligarás a un herido a hacer tu trabajo?
-Gavin...
-Au... -Aulló fingiendo dolor mientras apretaba su pecho y recargaba su cuerpo contra su yegua, quien simplemente bajaba la cabeza para comer tranquilamente, acostumbrada a los escándalos de su compañero.
El androide sólo frunció el ceño, dejó lo que hacía para poder ir por fin hacia las aves. Ya había alimentado a los cerdos y perros, los caballos y vasas tenían su alimento y sólo faltaban las aves. Aunque admitía que era su responsabilidad, le molestaba que Gavin simplemente volteara la mirada cada vez que le pedía ayuda.
-Mal agradecido –Gruñó y avanzó por las tierras que cuidaba para ir hacia las aves.
Los gatos disfrutaban del sol de la mañana, los tres gatos adultos dormían sobre un mesón forrado en piel animal sólo para ellos, un lugar alto que había construido Nines para que los perros no los molestaran.
Al tomar el recipiente de las aves Nines notó que el maíz y trigo estaban mesclado con algunas semillas más y verduras picadas, algo que había insinuado que haría, pero nunca tenía tiempo. Volteó rápidamente para ver a Gavin salir de establo de los caballos con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos, detuvo sus pasos repentinamente y volteó levantando una mano.
-De nada –Gritó y volvió a su camino hacia la casa, dando pasos largos para no pisar los charcos de agua.
Y con una gran sonrisa, Nines volteó hacia el lugar de las aves, tirando aquella mescla de verduras y semillas y probablemente Gavin había preparado mientras él se ocupaba en otras cosas.
-Gracias –Susurró y tiró más alimento a un espacio bajo en donde sólo los polluelo podían acceder para que los gallos los dejaran comer en paz.
El buen clima siguió un par de días más y aunque el sol solía alegrar los días de muchos, Nines parecía decaer a diario. Hank le había dado algunos días más por la herida de Gavin, pero el humano curaba impresionantemente rápido, incluso la yegua aún tenía rastros de las heridas provocadas por los lobos y el humano ya saltaba por toda la casa, como si nunca hubiera recibido un disparo, como si las mordidas sólo hubieran sido un rasguño, como si los golpes de Connor no lo hubieran afectado en nada.
Ya estaban a sólo algunos días de la ejecución y aunque aún no era seguro, Nines se inquietaba cada vez más, pero Gavin actuaba como si nada sucediera, cómo si la vida siguiera tan feliz como siempre.
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Brisa de Invierno
FanfictionUniverso alterno. Tras una guerra civil, más un atentado nuclear por parte del gobierno, gran parte del país y sus alrededores resultó devastado, la comida escasea y las aguas están contaminadas, por lo que los sobrevivientes han creado pueblos a lo...