Excentricidades

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Nines observaba al animal, Connor lo había laceado e intentaba tranquilizarlo, pero este relinchaba, bufaba y lanzaba patadas desesperada por escapar, sacudía su cabeza e incluso lanzaba mordiscos cuando el androide más alto intentaba tocarla. El animal estaba herido, las mordeduras en sus patas traseras eran profundas y sangraban siempre que el animal se movía, provocándole un gran dolor, aún así el animal luchaba por huir, por escapar sin rendirse.

-Aun está asustada –Dijo Connor al tirar de las riendas cuando el animal retrocedía sacudiendo su cabeza.

-No está asustada, es testaruda y no admite que ya ha perdido –Corrigió Nines acercando levantando su mano para intentar tocar a la yegua.

Sombra avanzó bruscamente hacia delante, chocando con el cuerpo de Connor haciendo caer y de paso la soltara, volteó rápido levantándose en sus patas traseras para embestir contra el otro androide quien daba algunos pasos hacia atrás para esquivar el golpe.

-¡Sombra! –Exclamaron desde la entrada del corral haciendo que el animal golpeara sus patas contra el suelo sin tocar a los androides, un silbido hizo voltear a la yegua quien avanzó rápido, pero pronto se detuvo, se tambaleó y bajó su cuerpo para echarse.

Nines buscó el origen del llamado, un hombre de unos 36 años, con piel bronceada y expresión desagradable, este corría hacia la yegua acuclillándose acariciando al animal.

-¡Chico! ¿Estás bien? –Preguntó Hank tras el hombre recién llegado.

Connor se levantó del suelo sacudiendo sus ropas y levantando su dedo pulgar en señal de asentimiento.

Nines se acercó cauteloso para no alterar a la yegua, quien temblaba por el cansancio y el dolor, pero al verlo volvió a levantarse bufando casi con furia.

-Tranquila Nena, te van a ayudar –Susurraba el hombre frente al animal mientras le acariciaba el pelaje haciendo que este bajara su cabeza en busca de más caricias- Revísela ahora, no te golpeará –Informó y miró al androide de pies a cabeza con disimulo.

El androide se acercó cauteloso colocando su mano en el muslo del animal haciendo que este volteara su cabeza para observar.

-Tranquila Cariño, estoy aquí –Llamó Gavin tirando suavemente de las riendas para luego besar la cabeza del caballo.

-Son heridas profundas, tendré que llevarla a mi casa, ahí puedo dormirla un momento y...

-Anestesia local, no permitiré que la duermas ni un segundo –Interrumpió Gavin al fruncir la nariz.

–Muchacho –Llamó Hank al menor, haciendo que volteara a verlo- Sólo te dejé salir para que calmaras al animal, tras eso vuelves a tu celda.

-Sigue siendo mi yegua, ella no resistiría que la durmieran –Gruño volviendo a ver al androide- Y exijo estar presente ante cualquier cosa que le hagan.

-Gavin... –Llamó Hank con voz cansada mientras veía al menor aferrarse a la yegua, quien volvía a echarse al sentirse cansada.

-El humano tiene razón. Los caballos son delicados, pero en casa puedo curarla y si está inquieta, necesitaré de su ayuda –Informó Nines mientras rodeaba a la yegua para acercarse al sheriff- Tengo todo lo necesario en casa ¿Podría autorizar al detenido para que me preste su ayuda en casa?

Hank meneó la cabeza volteando hacia Connor, se cruzó de brazos y esperó un momento la protesta del androide

-El ex detective Gavin Reed tiene orden de detención por delitos graves en otros pueblos y condados, dejarlo en manos de Nines puede ser peligroso –Informó el androide al ocultar sus manos tras su espalda.

Brisa de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora