Fanboy | Michael Clifford (Español)

once: no

CAPÍTULO ONCE:

| punto de vista de michael |

Bellé negó con la cabeza, dándole una mirada de incredulidad a August. "¡Soy muy joven, August!" razonó, sacudiendo sus brazos.

Era graciosa, y debí reprimir la risa. No eran diferentes de como las imaginaba. Me hizo sentir aliviado.

"Tienes diecisiete, Belle. ¡Debes disfrutar la vida! Beber no está tan mal," farfulló la última parte y rodó sus ojos.

"Por favor. De verdad no quiero," suplicó, juntando sus manos e inclinando la cabeza.

August hizo una expresión decepcionada pero accedió, sin embargo. Quiero decir, ¿cómo podría decirle que no a Belle? Era muy tier- y aquí voy otra vez.

"¿No vas a... ya sabes, beber?" me preguntó Belle.

Mi labios formaron una línea recta, mientras pensaba. No era mi primera vez, pero tenía miedo de lo que pudiera pasar si me embriagaba.

"No," respondí monótonamente. Me abstuve de la urgencia de suspirar fuertemente; soné como si estuviera irritado.

"Ya veo," dijo en un susurro.

Acabo de perder la oportunidad de hablar con ella, ¿lo hice?

Mierda.

Tomó asiento al final del sofá, mientras los otros se encaminaban hacia afuera. Culpé a Ashton por lo ruidosos que eran; nunca aprendió cómo callarse a veces.

La puerta se cerró, diciéndonos que estábamos solos, en su habitación. Estaba a solas con Belle. Pero no podíamos hablar. Solo por una palabra- no. 

"Así que, um, ¿cómo conoces a... Ashton?" hojeó los canales, sin mirarme, y manteniendo la vibra serena en el aire.

Sentí una ducha de alivio; al final, está tratando de hablar conmigo ahora. "Lo conocí en una tienda de videojuegos hace unos pocos meses. Queríamos el mismo juegos, sí," expliqué, tratando de calmarme.

Me sentía tan bipolar; por momentos me enojaba conmigo mismo, y ahora, era como si estuviera en la cima del mundo. Las cosas que te hace el amor.

Ahora sueno como una chica. Genial.

Desde la esquina de mi ojo, la vi sonreír ante mi respuesta. Mis labios se separaron; es hermosa.

No puedo describir cómo me siento ahora. Todo lo que sabía era que sus sonrisas eran lo mejor que había visto alguna vez.

"¿Cómo lo conoces tú?" le pregunté; esto era lo único que se me había ocurrido para continuar la conversación.

Se detuvo por un momento, pero luego sonrió sin despegar los labios. "Amigos..." dijo, como si fuera reluctante. "Somos amigos."