*Narra __*
Después de quedarme unos minutos con las fotocopias, ayudándoles con algunos inventos, les di lo que me pidieron, eran unos papelitos que si los lanzabas tronaban. Baje a despedirme, pero Harry me detuvoHarry: oye... perdón por no contestar a tus cartas, es que, si te explico no lo creerías...
__: cuéntame y luego veo si te creo o no...—dije con una ceja alzada.
Me contó sobre un elfo llamado Dobby y toda su aventura. Admito que le creí, es que siempre hay que esperar lo inesperado. Asentí con la cabeza lo abrace y moví mi mano en forma de despedida.
Y adivinen a quien me encontré al otro lado del portal; si a papá... digamos que, tenía en la mano otro bollo de los que te dejan granos. Se lo quite rápido y me fui corriendo a mi cuarto.
(...)
Después de un tiempo el verano se estaba terminado y yo leí todos los libros de Gilderoy, encerio me parecían irrelevantes... hablaba sobre su vida, no tenía nada que ver con las clases. Trataba de entrenar todo lo posible; de echo creo que empezaré a entrenar en Hogwarts, gracias a mi abuelo; enserio odiare este año(...)
El 1 de septiembre llegó y me desperté temprano, me di una ducha, y me arregle, mi cabello quedo suelto y algo endulado.Fui al comedor para desayunar con papá, pero no estaba.. así que desayune sola e hice un portal. Pase con mi baúl y mi lechuza y luego subí al tren. No encontré a Hermione, así que me senté en un vagón vacío. Me puse a dibujar y la castaña entró
__: Hola Herms...—dije con una sonrisa
Hermione: hola, ¿cómo te fue en las vacaciones?
__: bien... de echo leí los libros de Gilderoy... y ahora mi padre no me dejará descansar, hizo que el abuelo me ayudara a entrenar, ¿y tú?
Hermione: bien, también leí los libros... y parece que no estaremos tanto tiempo juntas. Por cierto, ¿no has visto a los chicos?—pregunto algo preocupada.
__: tranquila, será igual solo que remplazare el Quiddich por el entrenamiento, y respondiendo a lo de los chicos, no los e mirado porque llegue algo temprano, supongo que vendrán juntos con los...—no termine, por qué vi pasar a los gemelos, salí y les pregunté; dijeron que no los habían visto después de cruzar—esto es extraño
Hermione: lo sé... ¿crees que les pasó algo?—pregunto
__: a ellos siempre les pasa algo... solo espero que lleguen a tiempo—nos sentamos y estuvimos platicando un rato. También tratamos de calmar a Ginny y lo demás es historia.
*Narra Harry*
El final del verano llegó más rápido de lo que habría querido. Estaba deseando volver a Hogwarts, pero por otro lado, el mes que había pasado en La Madriguera había sido el más feliz de mi vida. Me resultaba difícil no sentir envidia de Ron cuando pensaba en los Dursley y en la bienvenida que me darían cuando volviera a Privet Drive.La última noche, la señora Weasley hizo aparecer, por medio de un conjuro, una cena suntuosa que incluía todas mis comidas favoritas y que terminó con un suculento pudín de melaza. Fred y George redondearon la noche con una exhibición de las bengalas del doctor Filibuster, y llenaron la cocina con chispas azules y rojas que rebotaban del techo a las paredes durante al menos media hora. Después de esto, llegó el momento de tomar una última taza de chocolate caliente e ir a la cama.
(...)
A la mañana siguiente, nos llevó mucho rato ponernos en marcha. Nos levantamos con el canto del gallo, pero parecía que quedaban muchas cosas por preparar. La señora Weasley, de mal humor, iba de aquí para allá como una exhalación, buscando tan pronto unos calcetines como una pluma. Algunos chocaban en las escaleras, medio vestidos, sosteniendo en la mano un trozo de tostada, y el señor Weasley, al llevar el baúl de Ginny al coche a través del patio, casi se rompe el cuello cuando tropezó con una gallina despistada.No podía creer que ocho personas, seis baúles grandes, dos lechuzas y una rata pudieran caber en un pequeño Ford Anglia. Claro que no había contado con las prestaciones especiales que le había añadido el señor Weasley.
Sr. weasley: No le digas a Molly ni media palabra —me susurró al abrir el maletero y enseñarme cómo lo había ensanchado mágicamente para que pudieran caber los baúles con toda facilidad.
Cuando por fin estuvimos todos en el coche, la señora Weasley echó un vistazo al asiento trasero, en el que Ron, Fred, George, Percy y yo estábamos confortablemente sentados, unos al lado de otros.
Sra. Weasley: Los muggles saben más de lo que parece, ¿verdad?—Ella y Ginny iban en el asiento delantero, que había sido alargado hasta tal punto que parecía un banco del parque—Quiero decir que desde fuera uno nunca diría que el coche es tan espacioso, ¿verdad?
El señor Weasley arrancó el coche y salimos del patio. Volví a echar una última mirada a la casa. Apenas me había dado tiempo a preguntarme cuándo volvería a verla, cuando tuvimos que dar la vuelta, porque a George se le había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster. Cinco minutos después, el coche tuvo que detenerse en el corral para que Fred pudiera entrar a agarrar su escoba. Y cuando ya estábamos en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario y tuvimos que retroceder otra vez. Cuando Ginny subió al coche, después de recoger el diario, llevábamos muchísimo retraso y los ánimos estaban alterados. El señor Weasley miró primero su reloj y luego a su mujer.
Sr. weasley: Molly, querida...
Sra. Weasley: No, Arthur.
Sr. weasley: Nadie nos vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad que he instalado. Ascenderíamos en el aire, luego volaríamos por encima de las nubes y llegaríamos en diez minutos. Nadie se daría cuenta...
Sra. Weasley: He dicho que no, Arthur, no a plena luz del día.
Llegamos a Kings Cross a las once menos cuarto. El señor Weasley cruzó la calle a toda prisa para hacerse con unos carritos y cargar los baúles, entramos todos corriendo en la estación. Ya había agarrado el expreso de Hogwarts el año anterior. La dificultad estaba en llegar al andén nueve y tres cuartos, que no era visible para los ojos de los muggles. Lo que había que hacer era atravesar caminando la gruesa barrera que separaba el andén nueve del diez. No era doloroso, pero había que hacerlo con cuidado para que ningún muggle notara la desaparición.
Sra. Weasley: Percy primero —dijo mirando con inquietud el reloj que había en lo alto, que indicaba que sólo teníamos cinco minutos para desaparecer disimuladamente a través de la barrera. Percy avanzó deprisa y desapareció. A continuación fue el señor Weasley. Lo siguieron Fred y George.—Yo pasaré con Ginny, y ustedes dos nos siguen —nos dijo a Ron y a mi, agarrando a Ginny de la mano y empezando a caminar. En un abrir y cerrar de ojos ya no estaban.
Ron: Vamos juntos, sólo nos queda un minuto
Me asegure de que la jaula de Hedwig estuviera bien sujeta encima del baúl, y empuje el carrito contra la barrera. No me daba miedo; era mucho más seguro que usar los polvos flu. Nos inclinamos sobre la barra de nuestros carritos y nos encaminamos con determinación hacia la barrera, agarrando velocidad. A un metro de la barrera, empezamos a correr y...¡PATAPUM!
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Siempre fue ella (Harry potter y tú) [segundo año]
FanfictionEste es el segundo año de __, descubrirá algunos secretos, ayudará a sus amigos a una nueva aventura, los protegerá, tendrá nuevos enemigos y amigos. ___ estará buscando las respuestas de porque su padre se encuentra más ausente de lo habitual, su a...