Capitulo 19: Cumpleaños de muerte.

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*Narra Harry*
Cuando llegó Halloween, ya estaba arrepentido de haberme comprometido a ir a la fiesta de cumpleaños de muerte. El resto del colegio estaba preparando la fiesta de Halloween; habían decorado el Gran Comedor con los murciélagos vivos de costumbre; las enormes calabazas de Hagrid habían sido convertidas en lámparas tan grandes que tres hombres habrían podido sentarse dentro, y corrían rumores de que Dumbledore había contratado una compañía de esqueletos bailarines para el espectáculo.

Hermione: Lo prometido es deuda —me recordó en tono autoritario— Y tú le prometiste ir a su fiesta de cumpleaños de muerte.

Así que a las siete en punto, ___, Ron, Hermione y yo atravesamos el Gran Comedor, que estaba lleno a rebosar y donde brillaban tentadoramente los platos dorados y las velas, nos dirigimos hacia las mazmorras.

También estaba iluminado con hileras de velas el pasadizo que conducía a la fiesta de Nick Casi Decapitado, aunque el efecto que producían no era alegre en absoluto, porque eran velas largas y delgadas, de color negro azabache, con una llama azul brillante que arrojaba una luz oscura y fantasmal incluso al iluminar las caras de los vivos. La temperatura descendía a cada paso que dábamos. Al tiempo que me ajustaba la túnica, oí un sonido como si mil uñas arañaran en una pizarra.

Ron: ¿A esto le llaman música? —se quejó. Al doblar una esquina del pasadizo, encontramos a Nick Casi Decapitado ante una puerta con colgaduras negras.

Nick: Queridos amigos —dijo con profunda tristeza— bienvenidos, bienvenidos... Les agradezco que hayan venido...

Hizo una floritura con su sombrero de plumas y una reverencia señalando hacia el interior.

__: eres mi amigo... siempre voy a venir...—dijo sonriente

Lo que miramos nos pareció increíble. La mazmorra estaba llena de cientos de personas transparentes, de color blanco perla. La mayoría se movían sin ánimo por una sala de baile abarrotada, bailando el vals al horrible y trémulo son de las treinta sierras de una orquesta instalada sobre un escenario vestido de tela negra. Del techo colgaba una lámpara que daba una luz azul medianoche. Al respirar nos salía humo de la boca; aquello era como estar en un frigorífico.

___:¿Damos una vuelta? —propuso con la intención de calentarse los pies. Estaba temblando, y cubriéndose con la túnica lo más que pudo.

Ron: Cuidado no vayas a atravesar a nadie —advirtió, algo nervioso, mientras empezábamos a bordear la sala de baile.

Pasamos por delante de un grupo de monjas fúnebres, de una figura harapienta que arrastraba cadenas y del Fraile Gordo, un alegre fantasma de Hufflepuff que hablaba con un caballero que tenía clavada una flecha en la frente. No me sorprendí de que los demás fantasmas evitaran al Barón Sanguinario, un fantasma de Slytherin, adusto, de mirada impertinente y que exhibía manchas de sangre plateadas.

Hermione: Oh, no —dijo parándose de repente— Volvamos, volvamos, no quiero hablar con Myrtle la Llorona.

Harry: ¿Con quién? —le pregunte retrocediendo rápidamente.

___: Ronda siempre los lavabos de chicas del segundo piso —dijo

Harry: ¿Los lavabos?

Hermione: Sí. No los hemos podido utilizar en todo el curso porque siempre le dan tales llantos que lo deja todo inundado. De todas maneras... nunca entro en ellos si puedo evitarlo, es horroroso ir al servicio mientras la oyes llorar.

Ron: ¡Mira, comida! —dijo

__: Ron... yo que tú no como eso—dijo en un tono de asco

Al otro lado de la mazmorra había una mesa larga, cubierta también con terciopelo negro. Nos acercamos con entusiasmo, menos __; pero ante la mesa nos quedamos inmóviles, horrorizados. El olor era muy desagradable.

Siempre fue ella (Harry potter y tú) [segundo año]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora