Capítulo 3

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Rachel 

Al día siguiente no me levanté muy animada dado que " el llanero solitario" había pasado fuerte en mí, me agradó el lugar y creo que comenzaré a ir, pero está vez será siempre para disfrutar con mis amistades de la nueva oportunidad que me da la vida - y trataré de beber menos así la resaca se hace más amena - me había librado de las mentiras de Roger, ¿Roger? 

¡ Oh no ! ¿Quién me manda a recordar a aquel patán ?  Comencé a llorar recordando lo cruel  que fue con mí persona - cuando una cabellera larga y negra con su cuerpo perfecto y sus ojos llenos de esperanza corrieron hacía mí.

 - Amiga, por favor no llores más ¿ Si? Aquí estoy yo para acompañarte en este momento, siempre juntas- expresaba Rebe con pura ternura.

Pero al traer a mí memoria lo que estaban haciendo esos dos mis lágrimas se esfumaron y mis ojos enfurecieron- Aparté a Rebeca de mí lado, lo que menos quería era que ella saliera lastimada, y comencé a buscar todo lo que me  recordara a ese despreciable hombre; fotos, cartas, ropa, joyas, peluches, todo debía desaparecer, revolví cajón por cajón, perchero por perchero hasta sacar todo, una vez que junté todo agarre una sábana gigante  - en la que casualmente habíamos dormido - y puse todo ahí dentro ¿Que hice se preguntarán? Sencillo, con guantes de látex- porque ni tocarlo con mis manos descubiertas quería- lo lleve hasta el depósito más grande de basura que había y lo quemé.  No voy a olvidar nunca la cara de Rebe, porque ella no sabía si frenarme, aplaudirme o qué hacer en ese momento, por lo que solo se limitó a esbozar una sonrisa y ver cómo arrojaba toda la porquería que me había vinculado a Roger y que a partir de ese instante, no existía más.

 - aunque me seguía sintiendo mal y dolida por lo menos ya no iba a haber nada que me relacione con él y mí pasado.

Rebecca

Pese a que ya se había desecho de todo, su mirada seguía cargada de furia así que no se me ocurrió mejor idea que salir a pasear - Rach, tu mirada me asusta ¿No quieres pasear un rato mejor y ver si así calmas tus fuegos?

- Ya rugiste - Me respondió y salimos a caminar - Vivíamos cerca de la playa y allí fuimos, nos sacamos las sandalias para estar en contacto con la arena directamente, la brisa cálida que había, hacía que nuestros cabellos bailarán a su compás mientras paseamos un buen rato en silencio y luego nos sentamos a observar el bello atardecer cayendo sobre el mar. ¿Crees que pueda perdonarlo? - Preguntó repentinamente aparentando fortaleza con la vista puesta en el rompimiento de las olas.

- De seguro que si amiga, tu corazón es gigante, tú suelta el perdón que la vida se encargará del resto - respondí con una sonrisa en mis labios.

- Gracias Reb, tus palabras son mí calma en esta tempestad.

Debo confesar que su amistad también fue mí calma en muchas tempestades, vi a mí amiga respirar el aire puro y sentirse más calmada viendo las olas , comprendí que eso era lo que le faltaba tan solo un poco de paz, después de tanto caos.

 La tarde después de su ataque de ira había transcurrido de una manera perfecta, eso de estar en contacto con la naturaleza la centraba muchísimo, más aún si de ver el mar se trata, tiene como algo hipnótico, que hace que la sensación de paz invada tu cuerpo. Estábamos a punto de llegar a casa cuando de repente doblando la esquina....

Rachel

Debo confesar que salir con Reb me hizo bien,estábamos a punto de llegar cuando de repente…

¡ Bam ! - tropieza sobre mí.

¡Splashhh! - en ese momento sentí un frío líquido recorriendo y traspasando la blusa -

- ¡ Oh no ! - la escuché decir a Reb, mirando a quien perturba mí paz, esa misma que el mar me brindo y este individuo me arrebató

- ¡ IDIOTA ! ¿QUÉ HACES? - le pregunté al sujeto, cabreada acompañada con un ceño fruncido

- El gusto es mío soy Rick, disculpa no te vi - decía entre risas mientras me observa lo empapada que quedé. - De veras lo siento - repitió- 

Al fijar mis ojos sobre los suyos casi desmayo.

Debo confesar que por un instante creí estar viendo el mar nuevamente, pero no, eran sus enormes y hermosos ojos azules, si creyera en Dioses diría que es hijo de Poseidón, porque hasta el cuerpo digno de un semi-dios tiene.

<< ¡ay! Rachel cálmate... ya >>

- Dijiste corazón no disponible y así será - comenté en voz alta sin querer y suspiré al aire -

- ¿ Pero tal vez amigos sí o no ? - Dijo una Voz conocida y repentinamente me puse como un tomate 

- ¡Eh hey! Amigaaa - le dije a Rebe -casi me olvidaba que estaba conmigo- ¿cu.. ¿Cuánto escuchaste?

- Algo de corazón no disponible, pero dado lo mucho que te conozco y tu cara roja ya creo saber porque - decía riéndose y mirando a Rick,

 Ve y preséntate¿ que no ves lo arrepentido que está ? - me dijo con tono burlesco

- Genial él es el que me choca y yo tengo que ir a presentarme como si nada ¡Dagh!

Decidí ser cortés y tratar de ocultar mí furia, así que puse mí mejor cara amigable y me dirigí hacía él

- ¡Oye tú! Me presento,  soy Rachel y no te creas que no me debes una blusa por haberme empapado - Sone  enojada, aunque por dentro estaba completamente perdida en el mar de sus ojos.- sí lo sé dije que sería amigable pero no lo pude evitar.

- ¡ Discúlpame ! cruzaré a buscarte una blusa, Versace ¿o prefieres Dolce?

- mí boca cayó abierta tras oír esas marcas - Algo más sencillo ¿no?

- ¡ No ! - arruiné tu blusa y mereces una mejor, por lo menos déjame regalarte lo que crea conveniente. 

- E...está bien, muchas gracias por tu cordialidad - una blusa de esa marca saldría parte de mí mobiliario, pero si él quiere, es lo menos que puede hacer, después de todo era mí blusa favorita.

- Es lo menos que puedo hacer para ser tu amigo, ya vuelvo - Dijo arrepentido

- ¡ Espera ! , No necesitas hacer eso, pues no soy esas falsas amistades que solo están con uno por la plata, para ser mí amigo solo tienes que llevarte bien conmigo y ya. Aunque hemos empezado con el pie izquierdo.

Su mirada se tornó compasiva hacía mí y continúe diciendo

- Me da gusto que seas mí vecino, de igual manera lo aceptaré, solo porque era mí blusa favorita y por supuesto que acepto tu amistad...

<<Bienvenido a mí loca vida>

Realmente... ¿Estás vacía? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora