Capítulo 2

1.9K 123 2
                                    

Nos encontramos en la habitación de Rose, que era grande y luminosa, aunque por la hora que era, la única iluminación que entraba era por medio de las lámparas de aceite. Nuestra protagonista se encuentra maldiciendo interiormente el corsé que las doncellas le estaban apretando para el vestido de esa noche. Odiaba tener que llevarlo puesto cada día. No había necesidad.

—No entiendo por qué debemos ponernos esto. Si al final el vestido tiene vuelo y no se nos nota nada.

—Porque es lo que siempre se ha puesto, mi querida señorita Rose.

—No lo entiendo. Menos mal que una vez puesto no molesta tanto. Molesta pero al menos el cuerpo se va haciendo.

—Pues sí. Aún recuerdo a la pobre Rebecca Bedingfield que se desmayó en medio del baile. —Comentó Josephine.

—Pobrecita. Yo como era pequeña no pude ir, pero recuerdo como Gilbert, James y Steven me lo contaron. Se cayó en el suelo y su acompañante, el señor McCarthy no sabía qué hacer y de la impresión, se desmayó también. —Dijo mientras se reía Rose.

—No deberías reírte de ellos, Rose. Al final acabó bien porque tres meses más tarde se casaron y viven felizmente con sus dos hijos.

—Creo recordar que se volvió a quedar embarazada. —Comentó la doncella.

—Parece que no pierden el tiempo. —Murmuró, Lady Essex.

Rose levantó las cejas con la intención de preguntarle a su madre a qué se refería con ese comentario. Pero justo en ese momento acabaron de colocarle el vestido, lo que la distrajo. Para alivio de Josephine.

***

En la casa de enfrente nos encontramos a las hermanas Lockwood vistiéndose para el baile. Todas ellas estaban en el dormitorio de Amelia. Y es que aunque por norma general cada una se vestía en su cuarto, sentían que necesitaban apoyo para afrontar aquella noche. Y era normal, había bastante presión por causar una buena impresión. La pequeña, Addison, estaba bastante nerviosa ya que este sería su primer baile. Será presentada en sociedad por primera vez.

—Sé que antes dije que no, pero estoy nerviosa, ¿y si nadie me invita a bailar? Me quedaré toda la tarde de pie esperando. Sería tan triste.

—No te preocupes, los hermanos Sterling siempre nos sacan a bailar. Además, este año ya está Gilbert por lo que seguro bailaremos tres veces como mínimo. Uno por cada uno. —Le respondió Alyssa despreocupadamente.

— ¡Qué bien educados están esos chicos! —Exclamó Seraphina—. Espero que vuestro hermano haga lo mismo con Rose.

—Seguro que sí. —Dijo Amelia aguantándose la risa. Sabía que Rose todavía le guardaba un poco de rencor a su hermano y por tanto, no le haría ninguna gracia bailar con él. Aún así, en el caso de que Anthony le pidiera un baile, sabía que ésta no lo rechazaría ya que no sería educado. Y ante todo, una mujer debe guardar las formas (aunque a Rose por norma general le costara un poco).

***

La familia Sterling fue la primera en llegar a casa de Lady Petunia. Fueron al salón de baile. Allí los hermanos se separaron para beber limonada, y huir de Lady Essex antes de que comenzara a presentarles las diferentes damas. Como consecuencia, Rose y su madre se quedaron de pie charlando.

Pocos minutos antes de que aparecieran los Lockwood, Michael St. Clair apareció a pedirle un baile a Rose. Nuestra protagonista se despidió de su madre y se dirigió agarrada del brazo de su acompañante hacia donde se encontraban las demás parejas. Era la primera vez que el joven le solicitaba salir a bailar pero no era la primera ocasión en la que habían conversado. Y es que días anteriores a la vuelta de su hermano, Rose lo había conocido por medio de otras amigas cuando había ido a casa de una de ellas a coser, y en aquel encuentro había sentido alguna especie de afinidad.

Por culpa del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora