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“... En plutón, aún se oyen gritos de amor...”

—Aún lo amo... —Le susurre al viento.

—Entonces gritalo —Mire a mi lado, una joven pelirroja y de ojos azules se encontraba allí. Me encontraba en el miradero de la ciudad, viendola completa por última vez, pero lo que no esperaba era que hubiera alguien más allí. Por un momento me avergonce de decir aquello, pero da igual, es solo una extraña.

—¿Qué...?

—Si todavía lo amas, si tanto lo amas, entonces gritalo. Gritalo tan fuerte que todo el mundo escuche cuanto lo amas, que incluso él lo escuche. No hay amor imposible, solo dos personas que por tontas ponen excusas para no seguir juntos. Entonces, si aún lo amas, ¿Por qué no se lo dices?

Suspire. Extrañarlo es un proceso natural, pero no molestarlo ya es una decisión mía.

—Lo tuve que dejar ir, por su bien, por su felicidad —Deje de mirarla y regresé mi vista al cielo. Las estrellas no se distinguían muy bien, mientras más luz exista en la tierra, menos estrellas y detalles del cielo se pueden apreciar. Es como si el brillo de la civilización opacara al brillo del universo entero.

—¿Él se veía feliz cuando lo dejaste ir?

—No...

—Entonces, ¿De verdad crees que lo hiciste por su felicidad? Si no era feliz cuando lo dejaste ir, entonces solo arruinaste una relación por nada. Cuando dos personas se aman y quieren estar juntos hacen lo que sea para hacerlo, no hacen lo que sea para estar separados. Probablemente me digas que él ya no debe amarte, pero si a pesar de todo tú aún lo amas, lo más seguro es que él también. Hey, mírame a mi, perdí al amor de mi vida por hacer lo que creí mejor para él, solo que en mi caso eso terminó peor, cuando él quiso volver y yo lo rechacé “por su bien” se enojo y se fue. Al día siguiente me enteré que estando borracho y conduciendo terminó chocando y muriendo... Sus últimas palabras fueron mi nombre.

Baje mi vista a ella y me dolió cuando la vi llorar.

—Oh, lo lamento tanto... Debe ser muy difícil para ti.

—No importa. Solo te lo digo para que dejes de pensar así y luches por tu hombre, no hay nada peor que perder a la persona que amas. —Me dio una sonrisa y puso su mano en hombro. Le devolví la sonrisa y una pregunta pasó por mi mente, ¿Como se llamará? Y como si pudiera leer mi mente— Por cierto, me llamo Liz Danafor.

—Elizabeth, Elizabeth Goddess.

Saturno - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora