018

212 47 3
                                    

“... En la luna, gritan a solas tu voz y mi voz, pidiendo perdón, cosa que nunca pudimos hacer peor.”

Me encontraba haciendo mis maletas, ya muy pronto me iría. Había empacado todo, en dos días vendría un camión a buscar las cosas. No quiero dejar esta casa, la habíamos comprado ambos, me duele tener que venderla, pero no podría dejarla aquí llevando polvo, sería solo un desperdicio.

Tenía miedo, tendría que dejarlo todo y volver a empezar una vez más. Nunca fui buena con los cambios, siempre les he tenido miedo. Nunca aprendí a adaptarme bien, siempre me había costado mucho, fue por eso que me refugie y me enamore de Meliodas. Cuando llegue a este país como estudiante de intercambio, estaba sola.

Él me acepto y me ayudo cuando nadie más, me ayudo a adaptarme y siempre estuvo a mi lado, me dio apoyo y se ofreció a estar a mi lado hasta que pudiera adaptarme sola. Fuimos amigos, de amigos a mejores amigos, de mejores amigos a amantes, de amantes a novios, de novios a prometidos, de prometidos a esposos, y finalmente de esposos a desconocidos. Dicen que lo que empieza bien termina mal, ahora más que nunca entiendo esa frase.

Uno de mis últimos deseos antes de irme, es despedirme de él, me encantaría verlo por última vez y poder decirle adiós. Me encantaría darle un último abrazo a Meliodas y decirle todo lo que significó para mi, decirle que lo amo, y que fue y siempre será la persona más importante para mi y el amor de mi vida. Me encantaría saber si haría algo para detenerme o solo me dejaría ir, si diría que me ama o solo me daría un abrazo de despedida. Me encantaría verlo una última vez.

Y como si el destino estuviera de mi lado mi teléfono vibro indicando que había llegado un mensaje. Lo tomé, mi corazón latio rápidamente y una gota de esperanza se formo. Me tomó por desprevenida y me sorprendió, pero finalmente logró sacarme una sonrisa. Tal vez si pueda verlo una última vez

Saturno - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora