•𝔚𝔦𝔱𝔥𝔬𝔲𝔱 𝔢𝔰𝔠𝔞𝔭𝔢•[Pausada Indefinidamente]

25

Tocó la puerta ejerciendo algo de fuerza en ella,no lograba comprender porqué estaba allí pero si él lo decía supongo que era por una buena razón.

-¿Qué es este lugar?-Preguntó mirando al suelo,en busca de la respuesta de aquel gato.

-Quieres ver a alguien¿No?-Él lo miró con sus grandes y luminosos ojos debido a la oscuridad de la fría noche.

Su voz de cierta manera lo calmaba y le daba confianza apesar de la incomodidad que sentía en esos momentos.

Había escapado de casa y eso lo aterraba,el frío no le gustaba y estaba preocupado por la enfermera que lo cuidaba.

-No estés preocupado..-Escuchó otra vez- Estarás bien..

Volvió a mirar a la puerta de aquella linda casa. El frío golpeaba su piel como agujas provocando que sus piernas flaquearan,el aire helado entraba en sus pulmones haciendo que sintiera ganas de toser y frotaba sus pequeñas manos entre ellas para generar el calor que le faltaba a su cuerpo.

El sueño cada vez se apoderaba más de su cuerpo,sus párpados se empezaban a sentir pesados y su respiración se hacía cada vez más lenta.

-Hey..-Llamó él volviendo a mirar hacia abajo para mirar al gato encontrándose con la sorpresa de que éste mismo ya no estaba allí.

Inmediatamente como se movió de su lugar ,la puerta se abrió dejando ver a un hombre grande y fornido.

-¿Quién eres?-Preguntó, confundido y enojado.

El aire que estaba conteniendo en sus pulmones salió rápidamente y miró hacia arriba tambaleando levemente. No podía hablar, sentía la garganta seca y su mandíbula sin fuerzas.

-Tú eres el sobrino de Toshinori..-Apenas terminó de hablar ,se dió cuenta del estado del niño y lo tomó del brazo haciéndolo entrar.

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-¿Cómo llegaste aquí?-Preguntó Enji,frente a él viniendo de la cocina.

Un abrigo se posó sobre los hombros del menor que se encontraba sobre uno de los cuantos sillones en esa sala.

-Yo..no sé-La respuesta se escapó de sus labios casi como un susurro.

No podía verlo,su mirada le daba miedo así que sólo mantenía sus ojos en sus pies tratando de evitar cualquier clase de contacto con él.

-¿No sabes?-El hombre se quejó,irritado.

Izuku se encogió en su lugar, había seguido al gato hasta allí así que era su culpa por dejarse llevar.

-Seg-

Justo cuando iba a explicar el porqué de su aparición en la puerta de su casa algo caliente golpeó su rostro con suavidad.

-Toma.-Dijo pasándole una taza.

El peli-verde levantó la vista y tomó la taza con cuidado de no dejarla caer.Sus manos se sentían cálidas ahora.

-Primero bebe,yo llamaré a Toshinori..

Él se retiró dejando al menor en la sala.

-¡Gato!..-Justo en ese momento recordó que él lo había llevado allí así que se levantó lentamente de dónde estaba,tomando un pequeño sorbo de lo que ahora sabía, era té, para después empezar su búsqueda.

La casa era grande,espaciosa y estaba bien amueblada, así que muchas cosas llamaron la atención del pequeño. Entre ellas unos cuadros familiares acomodados en un mueble cercano a las escaleras que dirigían al segundo piso.

Había varias personas..como una mujer de cabellos blancos,una chica perecida a ésta misma pero con mechones rojos y otros 2 chicos de cabellos blancos y rojos. Su mirada se posó en alguien en específico.

-Todoroki-kun..-Una pequeña sonrisa se formó en su rostro y se alejó de los cuadros para empezar a subir las escaleras con cuidado.

"Quieres ver a alguien¿No?"

Ahora las palabras cobraban sentido,hace mucho que había dejado de ver al Todoroki y lo necesitaba de sobre manera.

Se apoyó de las paredes del que parecía ser un estrecho pasillo a los ojos del menor,mirando todas las puertas que había allí.Siguió caminando aún con la taza entre las manos buscando algúna pista de cuál podría ser la habitación de la persona a la que quería ver.

Su búsqueda terminó justo cuando vió una puerta con el nombre de "Shoto" en ella.

Una extraña sensación se hizo presente en su estómago pero no le dió importancia y empujó levemente la puerta.

Podía visualizar entre la oscuridad de la habitación, la peculiar cabellera de su amigo que se encontraba completamente dormido entre las sábanas de su cama.

Estaba entrando a la habitación de alguien sin permiso mientras estaba dormido a las 2AM,lo cual sonaba completamente acosador sabiendo que ni siquiera eran familia.Pero a Izuku no le importaba ni un poco ,y se acercó con timidez a la cama del chico sintiendo sus pies rozar con la alfombra del piso.

Su mirada recorrió todo el lugar,no había muchas cosas realmente. Además de la cama había una pequeña mesa de luz al costado,una estantería colgada de la pared con unos cuántos libros,una mesa baja cerca de un clóset y unos almohadones acomodados en un ventanal que daba vista directa a las estrellas.

Izuku se sentó en la cama mirando el cabello bicolor del chico con curiosidad.Apoyó la taza en la mesa del costado y tocó con suavidad su pelo,se sentía suave y sedoso.

-¿Qué estás haciendo?-la repentina pregunta hecha por el contrario dejó a Izuku paralizado.

¿En qué momento se despertó?

-Yo..umm-Apartó su mano al notar que el peli-albino se removía entre las sábanas y se sentaba.

Todoroki se frotó los ojos y miró más de cerca a la persona que le había tocado la cabeza.

-Izu..¡Midoriya!-Se sorprendió-Tú..¿Qué haces aquí?-Preguntó extrañado

-Vine a verte-Respondió casi al mismo tiempo en el que él hizo la pregunta.

-Pero..-Todoroki prendió la lámpara iluminando gran parte de la habitación-Son las 2am Midoriya..

-S-si,yo..ya sé-Susurró,borrando la sonrisa que había mantenido hasta ahora

-¿Por qué..-Antes de que pudiera terminar de formular la pregunta un abrazo lo envolvió por completo,haciendo que deje el sueño de lado.

No sabía que le había pasado a Todoroki en el rostro,pues llevaba unas vendas que la cubrían pero lo que sea que le pasó, debe ser la razón por la que dejó de ir a visitarlo por días y pensar en eso lo enojaba.

Él sabía que su cuerpo estaba frío y aún así no pudo evitar pegar su cuerpo sobre el de contrario,debido a la felicidad que sentía al volver a verlo.

Los brazos de Todoroki rodearon su espalda apretandolo más y una leve sonrisa acompañada de unas palmadas en la cabeza del peli-verde fueron suficientes para que ambos se sintieran conformes.