13.- Esperanza

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A los padres de Shest les había molestado que ella hubiera ido al campamento.

Algo sobre "No es necesario que sea tan feliz rodeada de niños raros"

Por lo que fue castigada.

Al día siguiente, con su capucha sobre su rostro y cubriendo sus brazos, Shest caminaba lentamente. Pues cada paso le ardía.

"¿Que tiene de malo que vaya con mis amigos?"

Intentó defenderse, gran error.

-¡Shest!- Énas corrió hacia ella alegremente, iba a abrazarla, pero algo dentro de él le dijo que no lo hiciera o la lastimaría.-¿E-Estas bien?

Ella asintió, pero su carita decía lo contrario. Pero él ya estaba acostumbrado a leerla sin que ella hablara, así que sin la necesidad de que dijera una palabra, Énas entendió lo que había pasado.

Cerró las manos en puño, estaba furioso, pero todavía más por qué sabía que no había nada que pudiera hacer. Era solo un niño.

Lentamente la rodeó con los brazos, lentamente la apretó contra él, lentamente ella correspondió el abrazo.

No había nada que pudiera hacer, más que tratar de sanarla.

-Vamos Shest, vayamos a clase.

Unas horas después llegó Belle. Mientras esperaba a Énas, fue Shest quién salió primero y se acercó a ella.

-Énas tenía que quedarse a limpiar el salón, quería ayudarle pero la maestra no me dejó.

Belle se llevó una mano a la cintura.-Ay ese pequeño, bueno, mientras lo espero, al menos tengo tan buena compañía.

Shest asintió. Pero había algo diferente en ella. Belle frunció el ceño.-¿Shest? ¿Está todo bien?

La niña asintió. Belle se puso de cuclillas frente a ella y tomó su barbilla.

Tuvo que evitar gritar al ver el moretón bajo su fleco.

-Shest, ¿Quién te hizo ésto?

-N-Nadie, no importa.

La tomó de las manos.

-¿Dónde más? ¿Dónde más te lastimaron?

Belle se quitó la chamarra amarilla. Y la mujer se llenó de odio, pena, desprecio y dolor al ver los brazos heridos, el cuello rojo, las marcas del cigarro y las uñas en su piel.

Belle cuidadosamente pero con firmeza la agarró de los hombros. Reprimiendo las lágrimas, le preguntó con suavidad.

-Shest, quiero que lo digas en voz alta ¿Tus padres te hicieron ésto?

Shest no dijo nada.

-Shest, si me dices, quién te hizo ésto, te juro, por el amor de Dios, te juro por mi vida, que jamás podrán volverte a lastimar.

Shest apretó los labios.

-¿Quién te hizo ésto?

-Fueron mis padres.

Belle, llorando abrazó a la niña, que se escondió en el pecho de la mujer, el miedo las llenó a las dos, pero Belle sentía una determinación impresionante. Estaba furiosa.

-¡Shest! ¿Dónde está esa mocosa?

La madre de Shest había llegado. Tan elegante, pero al mismo tiempo, tan repugnante. Belle se separó de Shest, y reprimió las ganas de darle un puñetazo.

-¡Ah! ¡Ahí estás!-agarro a Shest del brazo con fuerza, haciendo que la niña hiciera una mueca de dolor.

-¡Señora Talajic!- el instinto de Belle le gritaba que se detuviera, pero estaba furiosa, deseaba herir, lastimar, matar a ésta mujer.-¿Por qué la trata así?

¿Pequeñas pesadillas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora