15.- Final

160 19 15
                                    

Era el día más hermoso del año, según habían dicho los noticieros, el sol brillaba como nunca y el cielo era tan azul, salpicado de nubes blancas y esponjosas.

Una niña con un corto vestido blanco caminaba con un ramo de margaritas en las manos.

Sus zapatos no hacían ningún ruido mientras caminaba por el campo, ese campo que una vez le aterro, y ahora era un lugar de paz.

Las lápidas estaban dispuestas en hileras tranquilas, ¿Por qué nos da miedo el lugar de descanso de nuestros seres amados?

Su cabello negro volaba con el viento, era un día frío, por lo que su chamarra amarilla estaba bien abotonada.

En voz baja decía los nombres escritos en las tumbas.

-Dennis, Dave, Elizabeth, oh...-la niña se detuvo frente a una pequeña lápida.- Saith.

Se quedó en silencio, su corazón se encogió y las manos se pusieron rojas de tanto apretar el ramo.

-Hola hermanito.

Su garganta se había cerrado, pero sentía que debía de decir lo que tenía en el corazón.

-Perdoname por no haber venido antes, m-ma -Shest carraspeo y tomando una gran bocanada de aire continuó- mamá, no me dejaba venir.

Sentía un dolor en el corazón.

-Cuando te fuiste, todo se arruinó, no había nada en este mundo para mí, si moría ¿Que tendría de malo? A nadie le importaría.

Soltó una corta risa.

-Mi madre me odiaba, mi mejor amigo estaba muerto, mi padre ¿Siquiera estaba ahí? Y las pesadillas me perseguían. Pero..

Una sonrisa empezó a formarse en sus labios

-Ahora...le importo a alguien Saith- rió como si no pudiera creerlo.- alguien voltea a verme para ver si lo sigo, alguien me despierta con un beso en las mañanas, alguien me da un pedazo de su chocolate en los recreos.

Shest no sabía cuándo había empezado a llorar.

-Ya tengo una mamá que me quiere, un mejor amigo que siempre, siempre está ahí, amigas que voltean a verme, que me buscan, y... Mamá y Papá están en la cárcel...No van a volverme a lastimar.

Cayó de rodillas.

-Por fin encontré la felicidad Saith.

Temblando, puso el ramo en la tumba.

-Por fin soy feliz, soy feliz, soy feliz.

Abrazó la tumba de su hermano mientras lloraba de felicidad.

Unos segundos después, alguien la llamó.

-¡Shest! ¡Shest!

Ella volteó para ver a Belle y a Énas acercarse a ella con sonrisas en sus rostros. Shest sonrió, y sonreía de verdad.

-Vamos cariño, ¿Estás lista para irte?

Shest asintió.

Énas le dió un golpecito en el hombro.- ¡Vayamos por hamburguesas!

Shest le sacó la lengua.- ¡Me toca elegir! ¡Vayamos por pizza!

-Para nada, ustedes se aguantan que hoy vamos por ensaladas.- Belle les extendió una mano a cada uno, Énas la tomó riendo.

Shest le dió una última mirada a la lápida de Saith antes de tomar la mano de Belle y reír también.

~~•~~
Epílogo
.
.
.

¿Pequeñas pesadillas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora