4.- Una pesadilla hecha realidad

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<<Advertencia: éste capítulo contiene escenas de violencia doméstica que puede ser perturbante para algunos usuarios, proceda con precaución>>
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La casa silenciosa le daba le bienvenida como cada día. Shest no esperaba que fuera diferente.

Y tal como esperaba, su padre todavía no llegaba. Estaba sola con su madre.

-¡Shest!

Shest tragó saliva, corrió a su cuarto a esconder su mochila y la foto de su buró. Se armó de valor y fue al cuarto de su madre.

Ella no la saludo ni le dió la bienvenida, no le importaba que acabara de llegar, ni le importaba que hubiera estado fuera todo el día.

-¿Sabes dónde escondió tu padre las botellas?

-Arriba de su armario

Ella volteó a ver ese lugar y al ver la caja gruñó.

-Vete entonces.

Antes de salir de la habitación, Shest titubeó, nunca le pedía nada a su madre, ni a nadie, pero ésto lo deseaba con toda su alma. No quería hacer enojar a su madre, pero tenía que intentarlo.

-¿Podremos ir el viernes al cementerio?-Aunque necesito toda su fuerza de voluntad, no tartamudeo, su madre odiaba oírla tartamudear, recordó tener que ir al hospital la última vez que tartamudeo frente a su madre

La mujer la miró con hastío.

-¿Para que?

-Es el aniversario de la muerte de Saith, deberíamos ir a verlo...

Estaba aterrada, sabía que su madre se enojaba si mencionaba a su hermano. Pero le había prometido que irían a verlo todos a su tumba.

Estaba aterrada, sabía que su madre se enojaba cada vez que men

-No.

-¿Por qué no?

¿Por qué insistía? Iba a ganarse una bofetada si presionaba.

-Está muerto, no sirve de nada ir.

Su garganta se cerró. Se fue de la habitación antes de que su madre se enojara más.

Las palabras se repetían en su cabeza, una y otra vez.

"Está muerto, no sirve de nada ir"

Negó con la cabeza, sintiendo que se ahogaba bajo tales palabras. Se oculto bajo las cobijas de su cama, tratando de contener las lágrimas.

"¿Por qué no le importa? ¿Por qué no va a verlo nunca?"

Temblando, se arrastró por su cama, sacó la foto de su hermano de su gran escondite. La miró por un largo tiempo, recordando buenos tiempos, antes de que todo se volviera un caos.

Suspirando, dejó la foto en el buró y mientras la miraba con lágrimas en los ojos, se fue quedando dormida.

Sin embargo, no tuvo un buen sueño, ni una simple pesadilla, no, tuvo un recuerdo, peor que cualquier pesadilla.

~~•~~

La casa parecía temblar por la escena que pasaba dentro de ella.

-¿QUE HICISTE CON ELLAS?

-¡Nada! ¡Nada!

La mujer rugía de furia. Golpeaba con sus puños a la niña que solo lloraba y trataba de huir.

Un niño con moretones en el rostro y cuerpo trataba de ponerse en medio.

-¡No! ¡Ella no ha hecho nada!

La mujer lo aventaba con el brazo. La niña sollozaba sintiendo las nuevas marcas en ella.

-¿DÓNDE ESTÁN?

La niña escupió sangre, mareada, pensaba, ¿Cómo sucedió ésto? ¿Por qué tuvo que pasar así?

Si tan solo su madre no hubiera bebido jamás. Si jamás preguntara por las botellas...

Su padre, con un cigarro en la mano, se alejó de la escena.

-¡Fui yo! ¡Yo las tiré!- era mentira, no había sido ninguno de los niños, pero él sabía que si no hacía algo, mataría a su hermana.- ¡Tiré las botellas!

-Saith, no...

La mujer con un grito de furia se aventó sobre el niño, dándole puñetazos, y estrellando su pequeña cabeza contra el suelo. Éste solo gritaba y le hacía señas a la niña para que corriera.

-¡No! ¡No!-La niña corrió desesperada, pero la mujer, sin detenerse, la empujó.

Se oía el crujido de la cabeza del pobre niño y la sangre teñía el suelo.

-¡Shest! ¡Shest!

Después de un rato de gritos forcejeo y llanto, el niño dejó de pelear, su respiración poco a poco se detuvo, con el cuerpo lleno de sangre, moretones, y rasguños había dejado de moverse.

Sus ojos ya no brillaban más.

-¿Saith? ¡¿SAITH?!- la niña corrió hacia el cuerpo del niño, al ver qué no contestó, lo movió desesperada pero él no respondía.

Lloró, y lo abrazó rogando por despertar, esto no podía ser verdad, no podía estar muerto.

Cuando él no la abrazó de regreso, se le rompió el alma.

-Lo mataste- la voz de su madre se oía suave y cruel- si me hubieras dicho que fuiste tu, esto no habría pasado.

-No, no...

-Lo mataste. Él no habría muerto si no fuera por ti.

La niña negó con la cabeza con fuerza, ¿Lo mató? ¿A su hermano? ¿Su mejor amigo? ¿Su familia?

Su madre la agarró del brazo.

-Si le dices a alguien que pasó aquí, les diré lo que hiciste. Vas a repetir lo que yo diga, o todos sabrán que mataste a tu hermano. ¿Entendido?

Shest asintió, sus manos manchadas por la sangre del niño, la persona a la que más quería en todo el mundo.

Temblando se derrumbó mientras su madre se alejaba. Era una asesina, había matado a su hermano.

Mareada vomitó en el suelo, que desastre era la casa, vómito, basura, sangre y un cadáver.

El cadáver de un niño que jamás hizo ningún mal.

Una hora después llegó la policía, luego el servicio social.

La historia que contaron era la misma para todos.

Se cayó de las escaleras.
Se golpeó la cabeza.
Se rompió el cuello.
No, la madre no estaba
Fue un accidente

Esa noche, en un hotel dado por el servicio social, Shest tuvo una pesadilla.

Ella y su hermano siempre tenían los mismos sueños, y se ayudaban mutuamente dentro de ellos. Ésta vez, ella vio la travesía de Saith a través de las fauces.

Vio a la dama, con su máscara blanca y su grito endemoniado, perseguirlo.

Sintió un tirón en el estómago al verla convertir al niño en un nomo.

Se vio a si misma comiéndoselo.

Había matado a su hermano.

Siempre terminaba así.

Ella mataba a su hermano.

Era una asesina.

Despierta o dormida, era un monstruo.

~~•~~
Nota de la autora

Saith: siete en Galés

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