10.- Una bully y una defensora

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-¡Oye rarita!- una niña de adorable cabello plateado empujó a nuestra pequeña Shest tirándola al suelo.- ¿Sabes por qué no tienes amigos? ¡Por inútil!

Shest gruñó pero no hizo nada aparte de pararse y limpiarse la tierra de la ropa.

Una niña de trenza castaña llegó corriendo con una mirada preocupada.

-¡Shest! ¿Estás bien?.- Reyna, que había sido transferida a su misma escuela, aunque en un grado mayor que Shest y Énas.- ¿Estás herida?

-No, me han pasado cosas peores, ésto no es nada.-masculló Shest mirando al suelo, no le gustaba la atención, no le gustaba que vieran sus heridas.

-¡Shest! ¿Que te pasó?

-Me tropecé.-mintió, no quería que la señalarán, que vieran que era débil. No podían saber

Énas la miró con el ceño fruncido.- ¿Te tropezaste? ¿Con que? ¿La pierna de Elizabeth?

Shest lo miró furiosa, pero él, serio como nunca, la miraba con una ceja levantada, hasta que Shest asintió.

-Tenemos que decirle a la maestra.

-¡No!

Una campana sonó.

-¡Oh tengo que ir a clases!-Reyna le dió un abrazo a Shest y salió corriendo.

Énas se cruzó de brazos.- tenemos que decirle a la maestra. Elizabeth te está molestando y eso no está bien.

-¡No! ¿¡A ti que te importa!?

-Tu me importas Six, no podemos dejar que te haga daño aquí si podemos detenerlo.

-Si le decimos a la maestra, llamarán a mis padres.- susurró Shest abrazándose a si misma.- si molestan a mi madre...no quiero eso Mono.

Énas dejó caer sus brazos y pateó el suelo.- No es justo que te trate así.

-Da igual, puedo defenderme sola, ¿Confías en mi?

Énas gruñó.- siempre Six, pero si te vuelve a molestar, me dices.

"¿Y que podrás hacer tú contra ella?" Pensó Shest pero no dijo nada y solo forzó una sonrisa.

~~•~~

-¡Déjame en paz Elizabeth!- Shest gruñó mientras trataba de zafarse de la niña rubia que se reía y la jaloneaba.

-¿Que vas a hacer al respecto pequeña rarita? ¿Me vas a gruñir?

Shest trataba de no llorar, se sentía muy frustrada y solo quería gritar.

-¡No puedes hacer nada! ¡Eres una debilucha!

-Sueltala- dijo otra voz. Shest entre lágrimas vió a una niña pelirroja con una mirada asesina.- o si no te mataré.

Elizabeth rió.-¿De que hablas niña loca?

La niña hizo una mueca, parecía que iba a estornudar.

Y en efecto, estornudó, pero estornudó sangre. Y manchó todo el vestido verde de Elizabeth.

Ésta empezó a gritar.-¡Mi vestido! ¡Está lleno de sangre! ¡Y de mocos! ¡Que asco!

Soltó a Shest para agitar con fuerza sus manos y salir corriendo.

-¿Estás bien?

Shest que había caído al suelo, se volteó para ver a la niña extenderle una mano, aunque con la otra se limpiaba la sangrante nariz con un pañuelo.

-Ese truco de la nariz es muy bueno.

Tomó su mano y se limpió la tierra de encima al levantarse. La niña miró su pañuelo lleno de sangre.

-Uh, fue en accidente, pero me alegra haber ayudado. ¿Cómo te llamas?

-Shest.-titubeo, Énas le había dado consejos para hacer más amigos, así que aunque no le emocionaba mucho, decidió ponerlos en práctica.-¿Y el tuyo?

-Uh, me llamo Sophia, un placer conocerte.

Shest sonrió incómoda. Y después salió corriendo.

~~•~~

-¡Shest! Te estaba buscando, ¿Sabes cuándo se entrega el traba...?

Shest arrastró a Énas dentro de uno de los juegos del patio y revisó alrededor para ver si ella estaba por ahí.

-Uhhh, ¿Shest?

Ella se volteó.-Hice una amiga por mi cuenta.

-Oh...¿Y por qué nos escondemos?

-¡Hice una amiga por mi cuenta!

-Eso no contesta mi pregunta.- mascullo el niño

-¡Es que no me dio miedo! M-me sentí tranquila, no quise correr.

-Pero, si corriste...

Shest frunció el ceño.- Oh no me había dado cuenta

Énas se frotó la cara con las manos.-¿Y si regresas a hablar con ella?

Shest asintió alegremente.-¡Eso haré!

Y ella salió corriendo dejando a Énas confundido y cansado.

Corrió por el patio hasta que se topó con la chica.

-¡Sophia! ¡Sophia! ¡Sophia!-Gritó mientras corría hacía ella. La chica de trenzas volteó y ladeó la cabeza.

-Oh la niña corredora, ¿Shest?

Shest asintió.- Uh, perdón por salir corriendo, me emocioné por hacer una amiga.

Sophia la miró con ternura, recordando como había sido atacada unos minutos atrás, se prometió, que la protegería de cualquiera que intentara lastimarla.

-Eh, no te preocupes, me alegra hacerme tu amiga.

-¿Q-quieres ir a los juegos?

-¡Claro!-Sophia agarró la mano de Shest y juntas corrieron con los demás niños.

El corazón de Shest saltaba con alegría. Su mente susurraba los nombres de la gente que ahora tenía. Énas, Belle, Reyna, Sophia. Una sonrisa cruzó su rostro mientras se repetía una y otra vez.

"Tengo amigos, tengo amigos"

Por qué toda su vida pensó que estaría sola. Y ahora corría junto a una niña, que llamaba su nombre, diciéndole amiga.

¿Pequeñas pesadillas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora