16. El dios de la oscuridad, El embalsamador

752 49 2
                                    

Cuando Anubis regreso al Duat estaba derrotado, perdido. En la sala principal se encontraba tendida sobre una mesa oscura el cuerpo pálido y sin vida de Menet vestía sedas negras y doradas, junto a ella Bastet sostenía su mano sin vida, al mirarlo su expresión cambio por completo se acercó hasta él podía notar su ira y arrepentimiento.

- Su alma permanece con nosotros

- No es así ya no, ha debido ir a otro lugar porque no la encontré por ningún lado, está perdida. No pude encontrarla aunque le prometí que volvería por ella - las lágrimas inundaron los ojos de Bastet la tristeza que emitía el dios era incluso más grande que la propia, le hacía doler el pecho y la llenaba de remordimiento, así se sentía él

Isis entro al salón con pasos pesados y Bastet siseo alejándose de Anubis y regresando junto al cadáver de su hija, Anubis miro fijamente los ojos de la Diosa el chacal gruño e Isis pudo escuchar sus huesos rompiéndose entre las fauses del animal, aunque él no la toco y ella no tenía ni un hueso roto. él era su hijo, era su compañero y lo había lastimado tanto que el incluso había deseado matarla, asesinarla desde su lado más perverso y que sufriera. Ella se acercó con miedo, acaricio los hombros del dios tratando de tranquilizarlo ella era su madre o al menos el la veía de esa forma, él entendió de inmediato que su presencia solo alarmaba a Bastet y que si quería asesinarla no lo haría en el lugar de reposo de la mujer que amaba, entonces y sin pensarlo demasiado o decir una palabra ambos salieron de la pirámide.

- Hathor desea hablar contigo- Anubis la miro sorprendido, el creía que Hathor estaba muerta, creía que el la había asesinado. - comprendo tu confusión, el cuerpo de Horus interceptó tu ataque ella solo se desmayo aunque la cortaste no lograste atravesar su corazón, Toph la ha curado pero ella desea verte.

Anubis no dijo ni una palabra, los ojos del chacal quemaron a la diosa y desapareció frente a ella, entonces por eso no había encontrado a Hathor, ella seguía con vida aunque el creía que la había asesinado justo ahora se preguntaba si Horus había corrido con la misma suerte y desde el fondo de su oscuro corazón deseaba que no.

Al mirar a Hathor pálida y llorosa sobre sus colchas mirando el cuerpo sin vida de su faraón noto la tristeza que la embriagaba podía entenderla porque él se sentía del mismo modo.
Hathor sintió el olor de la hierba fresca y al mismo tiempo de la carne cuando empezaba a descomponerse entonces supo que Anubis estaba ahí pero por supuesto no estaba nada contentó, aunque ella tampoco lo estaba.
La mano de Hathor estaba decorada con el brazalete que le dió Horus, eso explicaba porque no sé encontraba en el Duat aunque estuviese con vida, quizás alguien recupero el brazalete cuando el se había vuelto loco buscando a Menet.
Se acercó a ella lentamente hasta estar de pie a su lado, mirando su cara pálida y las lágrimas que surcaban sus mejillas.

- Cuando dijiste que su pena era la muerte jamás pensé que lo matarias- las palabras de Hathor salieron quebradas y con ira

- Cuando le dije que si algo le pasaba a mi mujer yo lo mataría hablaba en serio- respondió Anubis en un tono más grabé de lo usual uno que hizo que Hathor sintiera miedo - Pude haberlos matado a ambos o solo a ti, odio pensar que las cosas no salen como yo quiero pero tú estás aquí y el está muerto justo cómo me ha ocurrido a mi

- Ni el ni yo sabíamos que Isis queria asesinarla - respondió Hathor con ira

- Pero si el no me la hubiese robado con mentiras y ocultado su divinidad de mi yo hubiese podido salvarla

- Su alma sigue en su cuerpo- solloso Isis detrás de ellos - Horus batalla su espíritu quiere volver pero su cuerpo no se lo permite, se que tú puedes traerlo de regreso

- ¿traerlo como traje a tu marido luego que permitiste que lo asesinaran? ¿traer a tu hijo al que permitiste que yo asesinara? - las palabras de Anubis fueron un eco - Salvar yo al hombre que me arranco dos veces a la mujer que amaba?

Dioses de Egipto: AnubisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora